En el último aniversario del golpe de Estado, el reclamo por el juzgamiento de los delitos sexuales estuvo en el centro.

Delitos sexuales de lesa humanidad: «Se perpetúa la impunidad y se revictimiza»

Por Ari Tabera. María José Castillo es abogada, y actúa en los juicios por delitos de lesa humanidad cometidos en la provincia de Jujuy como querellante por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y por HIJOS. En esta entrevista del programa Domingo 7 (Radio Muni), buscamos conocer cómo está trabajando la Justicia sobre los abusos sexuales cometidos durante el terrorismo de estado en Jujuy. Queda al descubierto un Poder Judicial conservador y sin perspectiva de género.

«Los delitos sexuales en el marco de causas de lesa humanidad se definen como los vejámenes de carácter sexual, abusos, violaciones. Son situaciones que se hayan dado dentro del plan sistemático de represión y que no requieren, aunque en algún momento se discutió, la sistematicidad de un centro clandestino de detención; es decir, que haya repetición”, comenzó explicando la abogada.

“Después se evolucionó, y se consideró que una violación, un abuso, a un hombre o una mujer, en un centro clandestino o dentro del aparato de represión, ya era considerado un crimen de lesa humanidad, porque podría haberse dado durante la privación de la libertad de una persona», continuó Castillo, y completó: «Pero además, hay una concatenación de actos. Del delito sexual pueden haber devenido otras violencias como puede ser el embarazo forzado, que luego supone el parto y la supresión de la identidad del niño o niña; sin embargo el delito sexual es el mismo que en otro contexto sólo que en este caso es dentro del plan sistemático».

Esa evolución de la que habla la abogada fue una «evolución jurisprudencial» en la que, desde fines de 2009 o 2010, se empezaron a dar los primeros fallos en los que se incluían los delitos sexuales. Sin embargo, a pesar de que querellas más antiguas que representaban mujeres venían solicitando que se considerara el abuso sexual como un delito específico, seguía siendo incluido dentro de la figura de tortura. «En términos generales, la violación es una forma de tortura; pero es un delito autónomo», precisó la abogada.

«Un avance fue solicitar a los tribunales que los separaran y condenara con penas autónomas. Hasta ahora, hubo condenas por violaciones en causas en Mendoza, anta Fe, Córdoba y Misiones, y las más emblemáticas de Buenos Aires, como la de ESMA, y muchas otras», repasó.

Cuestión de perspectiva

En este punto, Castillo explicó que en el marco de los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura, es preciso «tener una perspectiva de género y considerar la violación como un delito de poder y no un delito de ‘placer'».

«No viene un pervertido a cometer un abuso sexual para complacer su libido, sino que es un delito de poder donde se reafirma la masculinidad, o con otras cuestiones también, en el caso del terrorismo de Estado. En este sentido, no sólo se sanciona al violador, sino también a quien hizo posible la violación, ya sea por la cadena de mandos, por su rol en el centro clandestino, porque dio lugar a la primera detención y luego al cautiverio. Sin embargo, aun se sigue con parámetros viejos porque se busca al violador y no a toda la estructura, a aquellas personas que hicieron posible que sucediera esto”, agregó.

Las dificultades aparecen a la hora de demostrar que el delito se cometió, porque «no es fácil encontrar al violador cuando las víctimas tenían los ojos vendados, eran violadas en banda y en plena noche». Si bien algunas identificaciones fueron posibles, Castillo remarcó que «este tipo de delitos suceden en ámbitos de la intimidad, pero en el caso del terrorismo de estado eran cometidos en la clandestinidad y con garantía de impunidad».

«En muchos casos sucedían en situaciones de mucha vulneración de la víctima, cuando ya había sufrido tormento, cuando ya hacía varios días que estaba detenida. Entonces, buscar al violador o violadores es imposible en muchos casos», indicó la abogada, y aclaró: «Pero, sobre todo, no es necesario; porque hoy sabemos quién o quiénes hicieron posible esas situaciones, por la cadena de mandos».

«Se ha desarrollado toda una doctrina que se llama ‘Crímenes organizados por aparato de poder, la autoría’, porque había distintas jerarquías», explicó, y recordó que en Jujuy ya está con prisión preventiva, después de muchos años de estar prófugo, Juan Carlos Jones Tamayo, que es quien dirigió la Inteligencia en la provincia, con una estructura jerárquica, y estuvo presente en cada uno de los centros clandestinos de detención que funcionaron.

«A esa persona se la puede imputar por todos los delitos por el lugar que ocupó, incluso por las violaciones. Sin embargo, no está imputado ni procesado por este delito en particular», señaló.

Esta deuda pendiente con las víctimas está relacionada con un contexto provincial más amplio: en Jujuy los juicios empezaron tarde. Castillo repasó: «Hemos tenido garantía de impunidad hasta 2012, cuando se realizó el primer juicio. Hemos llegado tarde en muchas cosas. En cuanto a la violencia sexual, la Cámara Federal de Apelaciones de Salta -a pesar de los avances que hizo en ese sentido el juez Fernando Poviña en el Juzgado Penal N° 2- no tiene en cuenta esta imputación por un recurso de la defensa. Es una Cámara que tiene un criterio retrógrado y conservador en materia de delitos sexuales porque buscan al violador, a quien ‘comete el delito de propia mano’, entonces dicta falta de mérito. Y en eso estamos».

«Salvo en los casos en que se los ha identificado, como el caso Lezcano o el caso Salinas, que están acusados en el actual juicio oral, hay otros en los que sí estaba claro que eran varias personas quienes habían hecho posibles las violaciones, pero se dictó la falta de mérito por este criterio de la Cámara de Salta”, completó.

A fines de marzo hubo una audiencia en la que la querella buscó profundizar en el criterio de la perspectiva de género para incluir el delito de violación en el caso de una víctima del juicio anterior, aunque Castillo no tiene muchas esperanzas sobre el resultado. “Se realizó la audiencia en Casación Penal, en los tribunales de Comodoro Py -cuenta-, donde llegamos con un recurso contra la sentencia del quinto juicio de Jujuy. Las querellas fuimos sin el acompañamiento del Ministerio Público Fiscal, lo que también es un dato de esta época, porque hasta el cambio de gobierno había un actuar conjunto de las querellas y el Ministerio Público porque somos acusadores, privados y públicos, pero acusadores».

«Los imputados no llevaban este procesamiento pero sí se sabía que era la patota la que había hecho posible que a una de las víctimas la violen, en reiteradas ocasiones y en banda, es decir varias personas -continúa-. Nosotros como querella entendíamos que se debía resolver en este juicio oral esa acusación: que se los absuelva o se los condene, pero que se resuelva. El Tribunal Oral, al sentenciar, resolvió no hacer lugar a eso, simplemente no tuvo en cuenta lo pedido por la querella en el alegato. Así que nosotros recurrimos esa situación. Yendo a la Cámara de Casación Penal sostuvimos este planteo también en soledad, solicitando que revea eso, que condene por los delitos sexuales».

En los próximos días habrá definiciones sobre este planteo, aunque la abogada no es optimista. «Sabemos que todavía faltan cambiar muchas cosas para que la Justicia esté a la altura de las circunstancias. Sostenemos que perpetuar la irresolución de los delitos sexuales es perpetuar la impunidad y revictimizar a la víctima”.

La revictimización

En este tramo del relato, la abogada detalló una situación que horroriza: “En el caso de esta persona violada, la hicieron declarar seis veces en  proceso, y esa revictimización no está permitida por ley. En los tratados y convenciones internacionales que hablan de los crímenes de lesa humanidad, y que en particular tienen en cuenta a las mujeres, dicen que el transcurso del tiempo es prolongar el sufrimiento. Necesitamos jueces que miren eso. No para violar ningún derecho de la defensa, sino para resolver esa situación”.

Actualmente se desarrolla en Jujuy el sexto juicio oral y público por crímenes de lesa humanidad cometidos en la provincia. En las audiencias, que son los jueves, se ventila una multiplicidad de delitos, con más de 20 imputados y más de 130 víctimas. “Entendemos que ahí sí se van a investigar delitos sexuales y se condenará, porque hay demasiada prueba respecto de varios imputados. Y trabajaremos en la posibilidad de que se condene a otros”, se esperanza Castillo.

“Esperamos que la Fiscalía profundice ese trabajo, llegaron dos imputados por dos víctimas, pero hay muchas más. Desde el primer juicio a hoy, hemos escuchado a muchas mujeres hablar sobre sus violaciones y abusos. También hemos escuchado hablar de violaciones hacia varones y aún no hay imputaciones en ese sentido. Queremos que en este juicio se resuelva esa situación también sobre los varones violados en Guerrero. Allí se cometieron abusos sexuales a varones y mujeres. Esto tiene que resolverse ahora, no se puede esperar a que haya otros juicios por lo sucedido en Guerrero, o en la comisaría de Ledesma o en la de San Pedro, donde también se violaba. Hay muchas mujeres violadas por Lezcano, puntualmente, y queremos que se resuelva en este juicio. Las víctimas son las mismas y él es acusado. Si se dilatan las causas, los imputados se mueren y las víctimas también, y la sociedad va perdiendo el interés inicial de presenciar las audiencias. Tiene que ser rápido”.

Respecto de la necesidad de la perspectiva de género, explica la abogada: “Hubo más violaciones a mujeres. Hay una violencia de género específica: por ser mujeres eran sometidas a tormentos y a la violencia sexual, pero también hemos conocido casos de hombres. Y casos de hombres homosexuales que fueron víctimas de violencia de género; ‘afeminados’, como se los llamaba en ese entonces, que fueron víctimas de violencia de género y hubo casos de violación. Esto conocemos por lo que cuentan los testigos-víctimas: que por su forma de hablar, por su manera de actuar, detectaban que podía ser homosexual y era sujeto a violación».

«Necesitamos esa mirada del Tribunal, esa perspectiva de género, porque esta no es cualquier tipo de violencia. Todas las violencias deben condenarse, pero estas con mayor fuerza por lo que supone hoy la violencia de género y porque el marco legal así lo dice. Es muy doloroso escuchar esos testimonios, porque en el caso de los varones víctimas de abusos sexuales de este juicio están desaparecidos. Y si bien la Justicia no puede repara el daño, de alguna manera debe tratar de menguar el dolor a la familia, a los integrantes de los organismos. Se sabe desde el inicio de los juicios que hubo violaciones y cuesta que se reconozcan esas formas de abuso”, continuó Castillo.

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