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La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) calificó de “crítica” la situación de los derechos humanos en Brasil, entre otras por la “desigualdad y las discriminaciones profundas” en este país que “no ha logrado resolver la discriminación racial y social”.
El organismo, dependiente de la Organización de Estados Americanos (OEA), mencionó la vulnerabilidad de los sectores más desprotegidos con mensajes que “distorsionan, desprestigian y estigmatizan el papel y la función de los derechos humanos”.
Además pidió frenar los discursos de “intolerancia y odio” que afectan a comunidades LGTB, mujeres, afrodescendientes, pueblos indígenas y trabajadores rurales.
Tras un trabajo durante dos semanas, la CIDH puso como ejemplo que los pobres y los afrodescendientes siguen siendo las principales víctimas de las violaciones a los derechos humanos.
Mencionó también que los asesinatos extrajudiciales cometidos por policías y agentes del Estado quedan impunes y sin respuesta por parte de la justicia.
El informe señala la “desigualdad y las discriminaciones profundas” en un país con una institucionalidad jurídica debilitada y que requiere reformarse.
La CIDH también insistió en Brasil existe “una crónica impunidad de los crímenes cometidos contra los sectores más vulnerables” por parte de “agentes de la seguridad pública”, que tienen un “carácter sistemático” en todo el país.
Este informe se dio a conocer durante una conferencia de prensa en la que, si bien ninguno de los miembros de la CIDH habló del presidente electo Jair Bolsonaro, señalaron que los discursos de mano dura hacen que los “fines justifiquen los medios”.
Agregaron que este estado de situación aumenta el riesgo de muertes extrajudiciales. “Esperamos que las investigaciones y que los jueces hagan su papel para que esa realidad sea transformada”, señalaron.
La presidenta de CIDH, Margarette May Macaulay, señaló que durante los próximos meses y años los gobernantes deben “respetar los derechos humanos de todos los brasileños, los de cada uno de ellos”.
