Pibes Villeros: “El juicio es un simulacro”

Por Alejandra Dandan, en El Cohete a la Luna. Jujuy es un laboratorio de las políticas represivas desde 2016. En estos días se sustancia un nuevo juicio a Milagro Sala con parecidos a las persecuciones de Claudio Bonadío en Comodoro Py. También ahí, tal vez de modo más desbocado que antes, el escenario judicial comenzó a usarse como modo de legitimar la persecución política. Juan Cabezas es abogado defensor de Alberto “Beto” Cardozo, uno de los integrantes de las organizaciones vinculadas a la Túpac Amaru detenido desde 2016, la persona que denunció torturas en la cárcel para obligarlo a declarar contra Milagro Sala.

“Creo que acá hay un veredicto que se ha tomado desde afuera y que el debate en realidad es una especie de legitimación para ejecutar esa decisión”, señala Cabezas en diálogo con El Cohete a la Luna, mientras desarma cada uno de los elementos de este nuevo juicio de los Pibes Villeros, con Milagro obligada a sentarse pese a su estado de salud porque las autoridades temen que el juicio se les caiga y con denunciantes que a poco de hablar muestran que nunca denunciaron nada, que las denuncias probablemente hayan sido fraguadas y con testigos que para coaccionarlos son visitados por la policía de Gerardo Morales para recordarles que deben declarar contra la líder de la Túpac.

En la vida doméstica de Jujuy, Juan Cabezas es integrante de una de las familias de penalistas más tradicionales, aspirante al mismo cargo de las juezas que cada tarde ve sentadas frente a la mesa del Tribunal. Hermano de Simón y Sara Cabezas, se presentó, como ellos, a los concursos para cubrir cargos de magistrados entre el 2017 y 2018. Simón y Sara sacaron los mayores puntajes. A Juan no le fue tan bien, pero con sus 28/40 quedó mucho más arriba que cualquiera de las magistradas. Nacido y criado en la provincia, es una de las presencias más interesantes del juicio porque su voz de alguna manera le pone un límite por adentro al poder absoluto. Levanta la mano. Interrumpe. No para de hacer preguntas. Y es la persona que denunció al ariete del gobernador Gerardo Morales, Joaquín Millón Quintana, y lo obligó a correr y obtener la matrícula dos días antes del juicio.

-La defensa de Milagro considera que el juicio empezó con la condena escrita.

-Tengo la misma visión. Creo que acá hay un veredicto que se ha tomado desde afuera y que el debate en realidad es una especie de legitimación para ejecutar esa decisión. Pero no tengo un espíritu de resignación, no soy derrotista. En especial luego de las audiencias. Desde mi humilde opinión, no creo que se esté probando ni la asociación ilícita, ni los fraudes, ni ninguna de las cosas que la fiscalía pretendió establecer. Van 35 testigos y faltan, pero la figura de la acusación no está plasmada. En ninguno de los testigos. ¡Absolutamente ninguno!

-En la primera semana declaró un cooperativista que abandonó el acampe y denunció a Milagro Sala en enero de 2016, plena feria judicial. Declaraciones que la defensa definió como clonadas.

-El primer testigo fue Américo Romay (presidente de la cooperativa Pan y Trabajo). En su denuncia había dicho que recibió amenazas y presiones para ejecutar órdenes de la Organización Barrial Túpac Amaru. Pero en la audiencia lo negó. Primero, cuando todo empezó, los fiscales lo protegían. Nos pidió a los defensores que no interrumpiéramos el testimonio para no ponerlo nervioso. Después el señor Romay comenzó a dar una versión totalmente distinta a la primera. El ministerio público cambia de opinión y dice que el testimonio es falso. Mi intervención es anecdótica: adherí al falso testimonio, pero le dije al Tribunal y al Ministerio Público que no había que investigar este debate, sino la primera declaración. Porque Romay viene a la audiencia y se desdice de todo. Dijo que no había habido presiones. Que nunca se sintió amenazado. Y en relación al hecho puntual de conocimiento de Milagro Sala, dijo que no: que la conocía de algunos actos, que había ido alguna vez a la sede. De manera que difícilmente Milagro Sala le puede haber dado alguna orden o haber presenciado un ilícito. Esto motivó la inmediata reacción de los fiscales, y acto seguido, fuera del juicio, la detención.

-¿Qué impresión le dejó Romay? ¿Parecía con miedo? ¿Un fabulador?

-Creo que cuando denunció la primera vez, no entendía nada. Al leer la denuncia, uno encuentra una declaración absolutamente híbrida, insípida. Creo que cuando la fiscalía la tomó, le puso como título: denuncia. ¿Y era una denuncia? No. Romay sólo dice cómo era la organización, qué hacían. ¡El título de denuncia le quedaba muy grande! Por eso, en el fondo, no hay ni falso testimonio. Porque nunca denuncia nada, cuenta lo que hacen. Sí, que a veces Milagro Sala lo puteó. Le dijo: Vos has llegado tarde, la puta que te parió, andáte del acto. Cuando le preguntaron: Pero, ¿a usted lo han amenazado? Dijo: Bueno, cuando llegábamos tarde, Milagro nos decía: vos andate de acá. O “nos gritaba desde el palco: ustedes váyanse de acá, no sirven para nada”. Como se ve, eso que es muy propio del lenguaje de ella, también es de cualquier persona, trabajadores en el puerto hablando con sus compañeros. En realidad, soy honesto: el tipo no denunció nada. Pero la fiscalía lo hizo funcionar con el título de denuncia, lo metieron en el requerimiento y lo pusieron en el juicio, cuando no había nada de nada.

-¿Cree que esa cárcel amedrenta a otros testigos?

-Acaba de venir a verme una persona que va a declarar, a quien conozco por otro tema. Cuando se va, me dice, como de paso: Cuando la policía me vino a traer la orden para declarar, el oficial me dijo: usted en este juicio tiene que ir a decir que lo amenazaban, que lo presionaban una mujer y dos hombres. Me lo contó en tono coloquial, casi normal, cuando en realidad no lo es. ¿Perdón?, dije yo. ¿Qué es lo que te han dicho? Y me repitió lo mismo. Es decir, la policía está yendo a notificar a los testigos y les está diciendo esto: Mire, ustedes en el juicio vayan y digan tal cosa. Esta persona tiene el ciclo secundario terminado. En Jujuy, es una persona de nivel medio. Advierte estas cosas y me las cuenta. Yo le digo que muchos de los que vienen a declarar no tienen la primaria terminada. Y, si cuando van a notificarlos, les hacen una manifestación como esa, es muy probable que se les suba el miedo. Para él es una cosa normal. Y para mí es un hecho gravísimo.

-Después de Romay hubo un grupo de personas que denunciaron colectivamente a las referentes de Palpalá. ¿También con ellas sucedió algo parecido?

-Son 26 personas que hacen una denuncia grupal sobre el vínculo de Milagro Sala y las hermanas Condorí. Hubo detalles muy simpáticos en la audiencia. Por un lado, dijeron que la secretaria les hizo firmar algo que no habían leído. Pero también relataron hechos comunes, supuestamente sufridos a manos de la organización: vejaciones, abusos, maltratos, todos en un periodo de tiempo, por un colectivo y en lugares comunes, que explica por qué hicieron la denuncia todos juntos, pero cuando una defensora comenzó a preguntarles puntualmente, uno a uno, por sus supuestos compañeros, no se conocían entre sí. Es decir, no conocen a las personas que supuestamente habían sufrido esto y con las que manifestaban haber mantenido un hecho compartido. ¡No conocían a ninguno!

-Es decir, decían: “No lo conozco”.

-Exacto. La defensora preguntó: ¿Usted conoce a fulana de tal? Y respondían que no. No hay lógica. Por eso, creo que les han hecho denunciar lo que los fiscales quisieron. En la denuncia, ellas dicen que las hermanas Condorí tenían flotillas de 4×4, flotillas de vehículos, flotillas de camiones, galpones de mercadería. Y cuando el Ministerio Público, envalentonado por esas denuncias, comienza a preguntar lo mismo en el juicio, la gente que supuestamente leyó y firmó la denuncia, dice: No, yo no dije eso. Eso provocó otra vez la calentura del Ministerio Público. Amenazaron con denunciarlas.

-¿Las denunciaron? Y los testigos, ¿se corrigieron?

-No. Creo que tal vez por esa misma falta de formación, no se sintieron amenazadas o en peligro. Respondieron de manera natural. ¿Usted dijo que Milagro Sala tal cosa? No, decían. ¿Pero había flota de galpones? Ah, bueno, respondían: A veces, tenían materiales en algunos galpones, pero yo no sé si lo usaban para las obras. ¿Pero usted dijo que se habían comprado casas en el centro? Y decían: La señora Gladys tiene una sola casa, yo no dije eso. Creo que el Ministerio Público tampoco chequeó la información. Bastó que firmaran las denuncias, y creyeron que con eso generaban todo esto.

-Puede decirse que la fiscalía equiparó cualquier testimonio a una prueba.

-Sí. Para mí sucedió igual que con Romay: ellas no denuncian nada. Durante la última semana hubo otro caso muy parecido. Vino a dar su testimonio una de las viejas cooperativistas que supuestamente se levantó de la plaza para denunciar a Milagro, la primera vez, en 2016. Es una señora, Alejandra de nombre. Cosini su apellido. Allá por 2016 aparece firmando una primera denuncia contra Milagro Sala, Gladys Díaz y Graciela López. Esta mujer volvió a ser citada en el expediente 40 fojas más adelante para ratificar la denuncia. Cuando concurrió dijo que no podía firmar la declaración porque no sabía ni leer ni escribir. Quiero decirte que se la ve una señora muy humilde, muy grande. En aquel momento le pusieron un testigo a ruego, como se llama, que resultó ser una mujer policía. Te imaginarás la falsedad manifiesta y evidente de todo eso, porque si ella no sabe ni firmar, ¿quien firmó la primera denuncia que supuestamente hizo de puño y letra? Tan grave era la situación, pero tan vulnerable se veía a la mujer, que incluso con los abogados defensores nos pusimos de acuerdo para no destrozarla con las preguntas porque era evidente que esa mujer fue llevada de prepo.

-¿Qué pasó?

-Pedimos al Ministerio Público que desista el testimonio porque era evidente lo que pasaba. Dijeron que no. Bueno, la mujer no pudo arrancar de la primera pregunta. No entendía lo que le preguntaban. No sé si la mujer quiso denunciar a Milagro, lo que es absolutamente evidente es que esa firma no era de ella y ella misma dijo que no era su firma. Entonces, ¿quién la hizo? El Ministerio Público transpiraba. A ver si me explico, era un auténtico dilema para mí y los abogados: podíamos cocinarla a preguntas, hacerla enredar y desnudar la falsedad, pero. ¿a quién ponemos tras las rejas? Ya había pasado con Romay, que lo tuvieron detenido hasta hace dos semanas. Una mujer pobre, humilde o ignorante, ¿qué querés? Le digo: ¿Usted es una mentirosa? ¿Pido la detención? No sabe ni leer ni escribir, tiene cuatro o cinco hijos. ¿Qué haces? Avanzar, ¿y poner en evidencia a la fiscalía?

-Valorar eso en los alegatos.

-Creo que la fiscalía traspiraba, porque si seguíamos preguntando iba a pasar eso, que ella dijera quién de los que estaba en esa sala la había apretado. Y esto pasa con todos los testigos. Yo todavía no sé de qué hecho puntual tengo que defender a mi cliente porque, en definitiva, hasta ahora la fiscalía no muestra ningún perfil de acusación que explique para dónde van. Si quieren probar asociación ilícita, deben probar la superestructura organizada para la comisión del hecho. Pero no lo hacen. No lo definen. No aparece. O son muy inteligentes o van a las audiencias e improvisan y no saben para dónde están llevando el juicio. Porque, ¿se cobraban cheques? Y sí, de alguna parte se pagaban las cosas. Milagro, ¿puteaba a todo el mundo? Todos lo saben, pero jamás nos imaginábamos que eso daba lugar a una asociación ilícita. ¿Había atraso en las obras? Y sí, hay cuestiones estacionales: entre diciembre y marzo no podés construir en Jujuy porque llueve todos los días. Hoy, a 20 días del comienzo del juicio, no se sabe para dónde van.

-Ellos dicen que tienen una prueba en el testimonio de Mabel Balconte, la ex diputada del Frente Unidos y Organizados de Jujuy. Dijo que acompañaba a Milagro a llevar plata a Buenos Aires. Y se dijo que ella fue amenazada para declararlo. Es una imputada en el juicio. Su declaración, ¿tiene valor?

-La declaración tiene serios problemas porque se autoincrimina. Ella no actúa ni como arrepentida ni con esa nueva figura del imputado colaborador, sino que está declarando como imputada. El Tribunal debió haberle dicho: Mire, consulte con su abogada, porque todo lo que dice va a servir para su propia condena. Pero, además, lo dijimos en ese momento, habla con absoluta enemistad.

-¿Como está Milagro en las audiencias?

-El problema es que le dan el alta y la traen al juicio. Tenés que darle el alta y dejarla descansar. Es lo más lógico. La vi pocas veces en las audiencias, pero sí te digo que tiene un desmejoramiento físico notable. En cualquier lugar del mundo, con una situación así, parás el juicio hasta que la persona esté en condiciones. Reposo. No es así como es acá. No funciona: no es correcto tenerla nueve o diez horas de plantón sometida a estrés. El tema es que las audiencias se tienen que parar: si ella no va, está prohibido que el juicio avance, pero están entrampados porque el código dice que el debate no se puede suspender más de diez días, entonces quieren evitarlo.

-A costa de la vida. Quieren matarla. Última pregunta, sobre las juezas. Usted sacó mejores notas que ellas.

-Competí con Tolaba solamente, pero sí saqué mejor nota que todas. Si se hace el parangón, en la prueba por oposición (análisis del caso), que es la nota que mejor mide el conocimiento, obtuve 28 puntos. Ellas tuvieron 21, 23 y Tolaba tuvo 16. Mis hermanos se sacaron más de 35 puntos. Para otros contarán los antecedentes y entrevista, pero los resultados de las entrevistas nunca están fundamentados.

-¿Cree que en el caso suyo o de sus hermanos, pesó que hayan sido defensores de Beto Cardozo?

-Conocemos a Beto hace muchísimo tiempo. Mi hermana fue compañera de colegio. Y yo particularmente le tengo afecto. Eso me llevó a poner el cuerpo, la cara y defenderlo, porque además conozco la causa y no ha cometido nada.

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