Por Ateneo por la Democracia Social. En un nuevo aniversario de la muerte de Don Hipólito Yrigoyen la conmemoración se da en un escenario político que meritúa comprender, además de la magnitud de los logros, que contradicciones continúan vigentes a pasar de los años.
Después de las revoluciones en la que participó activamente Don Hipólito con su tío Leandro N. Alem, quedo claro que existían como hoy, dos proyectos distintos que tenían sus representantes en Mitre, simbolizado por el acuerdismo y la delación con el régimen conservador liberal, y por otro lado quienes no entregaron las banderas, manteniendo los principios y la actitud de lucha frente al régimen, a este sector pertenecían entre otros Leandro N. Alem e Hipólito Yrigoyen. Se expresaba desde entonces la contradicción pueblo – anti pueblo, que aún mantiene vigencia en la vida política del país.
Estos dos proyectos continuaron en pugna, signando la vida del partido hasta estos días, en que coexisten por un lado quienes propugnan mantener la alianza conservadora liberal y quienes sostenemos la necesidad de mantener como dato identitario los principios y las banderas que rigieron la conducta de hombres que como Don Hipólito las mantuvo durante su gestión.
Sancionada la ley Sáenz Peña en 1912, asume la presidencia del país en las primeras elecciones libres Yrigoyen, que llevo adelante transformaciones profundas que fueron el corolario de la gestión de gobierno como consecuencia del ideario que sostenía desde sus más profundas convicciones.
Existía un país diseñado políticamente para favorecer los intereses de las minorías privilegiadas y no las justas demandas de las clases más postergadas. En ese contexto es que se tiene que entender algunos de los mayores logros de la gestión que el propio Hipólito definió como reparadora de lo que había ocurrido.
El apoyo a Yrigoyen excedía lo partidario y constituyo el primer movimiento histórico que inicio una serie de trasformaciones que luego continuo le segundo movimiento de la mano de Juan Domingo Perón.
En materia de creaciones tuvo lo que se llamó un fuerte nacionalismo económico que se tradujo en la regulación de las tarifas de los servicios públicos entre ellos los ferrocarriles que estaban en manos principalmente de capitales ingleses, su visión de la necesidad de desarrollar el país en un contexto continental lo llevo a concretar miles de kilómetros de vía férrea entre los que se destaca la creación de Ferrocarril que uniría Argentina a partir del paso de Salta con Bolivia Perú y Chile, logrando la salida de nuestros productos al puerto.
Crea la marina mercante y empieza a controlar y regular la política agroexportadora del país, lo que condujo a que la economía tuviese un proceso de expansión no superado hasta estos días, el país creció a una tasa del %8,1 anual, que fue la consecuencia de lo que el denomino una política de tierra y petróleo, que tuvo en la creación de YPF su más alto exponente.
Las reivindicaciones sociales constituyen un rasgo distintivo de la gestión , instituyo la jordana laboral de 8 horas con descanso dominical, creo la primera caja de jubilaciones para empleados públicos, se sanciono la ley de alquileres que termino con arbitrariedad que ejercían los propietarios, mantuvo la teoría de no injerencia en conflictos extraterritoriales cuando sostuvo que “Los hombres son sagrados para los hombres y los pueblos son sagrados para los pueblos” , pero quizás lo distintivo fue el concepto de la “educación” como instrumento de superación social , que necesitaba el país para dejar atrás años de desigualdades.
Crea 3126 nuevas escuelas, instaura el bachillerato nocturno y tiene una preponderancia sustancial en la reforma universitaria de 1918, que consagra un nuevo modelo de universidad, sustentado en un gobierno tripartito conformado por alumnos, docentes y egresados, que tenía la gratuidad como requisito indispensable. Creo también la Universidad Nacional del Litoral y estatizo la Universidad Nacional de Tucumán. Este nuevo modelo universitario inspiro los cambios que se produjeron a lo largo de toda América Lantina y que al decir de Don Hipólito estaban destinados a “terminar con la servidumbre intelectual en el continente”
Surge a las claras que además de haber recuperado y promovido “derechos políticos” doto al país de un claro progreso social, pero quizás el mayor logro fue el incorporar a la “toma de decisiones” a las clases postergadas que venían siendo espectadores castigados por las políticas conservadoras.
Yrigoyen al igual que luego Arturo Umberto Illia y Raúl Alfonsín constituyen un claro ejemplo de austeridad y honestidad con que ejercieron nada más y nada menos que la presidencia de la república sin haberse enriquecido.
En estos días también existen dos opciones; la de seguir atados al carro conservador liberal o “abrazar más que nunca las banderas y los principios que nos dieron origen” y constituirnos en una herramienta eficaz que vuelva a ser la que represente a los que menos tienen, a los desposeídos, para que esta democracia la construyamos con la profundización de los derechos políticos y con progreso social.