Al menos 22 personas murieron en Chile en decenas de incendios forestales en la zona centro sur del país, azotada por una intensa ola de calor, y la cifra de heridos ascendió a 554, de los cuales 16 están graves, según un nuevo informe divulgado este sábado por las autoridades.
El presidente de Chile, Gabriel Boric, dialogó esta mañana con su par argentino Alberto Fernández y le agradeció el ofrecimiento de colaboración y personal para combatir los incendios.
«Acabo de conversar con el Presidente @alferdez para coordinar y agradecer el apoyo de la República Argentina en combate a incendios. Además de brigadistas, recibiremos maquinarias. Estamos gestionando apoyo de distintos países para enfrentar emergencia. No los dejaremos solos!», posteó el mandatario chileno en su cuenta oficial de Twitter.
Al menos 22 personas murieron en decenas de incendios forestales en la zona centro sur del país, azotada por una intensa ola de calor, y hay otras 554 -16 en estado grave-, dijo hoy la ministra del Interior, Carolina Tohá.
De un total de 251 fuegos activos, 80 están fuera de control, según el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred), consignó la agencia de noticias AFP.
Ayer el balance oficial de víctimas fatales ascendía a 13, cifra que este sábado subió primero a 16 y luego a 22.
Por la situación que no logra ser controlada, sumada a temperaturas cerca de los 40 grados centígrados en toda la zona afectada, Boric declaró el estado constitucional de catástrofe en la región de La Araucanía, que se suma a las de Ñuble y Biobío. Esa declaración permite disponer recursos adicionales para controlar la emergencia, restringir el libre tránsito de las personas y utilizar a las fuerzas militares para contener el desastre.
Boric, que el viernes suspendió sus vacaciones estivales para visitar la ciudad de Concepción, 510 km al sur de Santiago, dijo en Twitter que seguía trabajando «para enfrentar los incendios forestales y apoyar a las familias».
Por su parte, Tohá dijo que el gobierno chileno también está coordinando ayuda con Brasil, Uruguay, Mexico y España, además de la brindada por Argentina.
Del total de fallecidos, 10 se registraron en el pueblo de Santa Juana, en la región de Biobío, cinco de los cuales eran miembros de una misma familia.
La alcaldesa de Santa Juana, Ana Albornoz, explicó las dificultades que enfrenta en ese municipio, debido a que es un terreno muy agreste con muy mala conectividad. «Tenemos una demografía muy baja, un vecino en un cerro y otro en otro cerro, y una zona urbana hacinada y concentrada, lo que dificulta cualquier tarea de rescate», declaró Albornoz a radio Cooperativa.
«Para desalojar a la gente es terrible, porque hay que recorrer kilómetros en caminos donde tú no encuentras a las personas, cuando no hay luz, es una situación que complejiza toda labor», añadió.
Una residente de la localidad de Purén, en la región de La Araucanía, relató el avance del fuego, que ya arrasó parte de ese poblado. «Las llamas venían desde el bosque, no dio tiempo para nada. Todos salieron de sus casas. Lo único que pudieron sacar fueron sus animalitos, pero igual algunos se quemaron. La gente lo único que atinó es a arrancar. Las llamas consumieron todo, fue muy rápido», contó a Canal 13.
Estos incendios se producen durante una ola de calor extremo, lo que hace temer a las autoridades un desastre como el que se vivió a inicios de 2017, cuando un gigantesco incendio forestal causó 11 muertos, unas 6.000 víctimas, destruyó más de 1500 casas y afectó 467.000 hectáreas de tierra.
Como en aquel año, los focos de incendio comenzaron en áreas agrícolas y en bosques, y avanzaron hasta amenazar y afectar zonas pobladas.