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“Esto causa dolor, impotencia, todo a la vez. ¿Por qué nos tiene que pasar esto?”, dice Juan Aramayo, el padre de Romina, la joven que fue hallada muerta en abril con signos de haber sido violentamente atacada a golpes. “El fiscal nos dice que está trabajando”, refiere en diálogo con El Submarino, y asegura que le resulta difícil creer en la justicia de Jujuy.
Veinte días atrás, Juan y su mujer fueron una vez más hasta el lugar donde encontraron el cuerpo sin vida de Romina, “a cumplir, a limpiar y a poner flores”, cuenta. Y se dieron con un hallazgo siniestro: “Nos dijeron que había algo de nuestra hija, y en un radio de un metro y medio de donde la encontraron, nos dimos con un zapato izquierdo de ella. Sentimos dolor, tristeza, incertidumbre”, relata.
Como corresponde, llevaron el calzado a la Fiscalía de Investigaciones Penales a cargo de Carlos Farfán. “Nos dijo que están tratando por todos los medios, que están avanzando a paso lento”, dice Juan Aramayo.
Hasta el momento no hay ningún procesado por el crimen. Se sabe que Romina había trabajado en el Wolf Night Club, que habría salido ese día a cobrar 15 mil pesos de manos de alguien a quien, dijo Aramayo, habría estado extorsionando. Pero la investigación de la Fiscalía no suma pruebas, ni siquiera indicios.
“Esto causa dolor, impotencia, todo a la vez”, dice Aramayo, y busca una respuesta: “¿Por qué nos tiene que pasar esto?”
“Tienen que poner más esfuerzo en este asunto, porque es un crimen aberrante. Esto fue planeado por alguien. Ella salió diciendo que iba a cobrar quince mil pesos, esto no apareció y ella tampoco, nunca más”, razona el padre de Romina con una lógica irrebatible.
Se le pregunta si cree en la justicia. “Es difícil; en Jujuy más que nada”, responde, y relata que mantuvo una entrevista con el abogado de la Fundación María de los Ángeles, creada por Susana Trimarco en Tucumán tras la desaparición de su hija, Marita Verón, y que se dedica a rescatar a mujeres víctimas de trata y explotación sexual. “Apenas le comentamos el caso, el abogado nos dijo que la justicia en Jujuy es muy lenta”, recuerda Aramayo, y agradece contar con la ayuda y el asesoramiento de ese abogado.
La familia de Romina, sus padres, su esposo y su hija de ocho años, espera respuestas, avances, novedades. Aramayo dice: “A nosotros nadie nos llama. Nosotros tenemos que ir a Jujuy y nos dicen lo mismo de siempre, que están trabajando”.
