Por Luciano Demarco. Se nos hizo habitual esperar durante horas en los pasillos de Gobernación, peregrinando por fondos o para que apuren los tiempos en Tesorería, para intentar mantener las arcas de nuestros Municipios en orden. Se acercan las elecciones y todo indica que será como viene siendo: los nuevos gobernantes serán elegidos a dedo.
¿Cómo llegamos a esto? ¿Hasta cuándo este sistema opresor que no nos deja gobernar?
Les propongo reactivar un Foro de Intendentes, que trabaje a conciencia, de forma solidaria y colaborativa, respetando las autonomías y las áreas de cada jefe comunal. Necesitamos recuperar nuestra autonomía.
La centralidad con la que ejerce el poder este Gobierno y la alianza promiscua que existe con la oposición nos llevó a perder el rumbo de nuestro objetivo, que es el de representar la autonomía de nuestros pueblos y gestionar políticas públicas que mejoren la vida de nuestros vecinos.
Con todo el esfuerzo que se hizo en nuestro país para jerarquizar y modernizar al municipio como eslabón fundamental de la democracia –evolución que se dio en lo político, en lo institucional, en lo administrativo y en lo financiero–, ¿por qué dejar que nos manejen con miedo, presión y lawfare? ¿Hasta cuándo tolerar este disciplinamiento?
La reforma de 1994 de la Constitución Nacional buscó beneficiar el tratamiento de las políticas públicas, las que redundan en beneficio del vecino. De igual manera que la Constitución Provincial fue reformada en 1986 para adaptarse a las nuevas realidades de la democracia: el régimen municipal también fue objeto de importantes cambios nacidos a partir del retorno a la democracia después del oscuro período de golpes militares, en los ochenta.
Ese notable grupo de reformistas de la Constitución (que hoy los Morales buscan modificar con un trámite exprés y levantadores de mano) logró el reconocimiento del municipio como entidad jurídica, política y, sobre todo, como una comunidad natural con vida propia e intereses específicos, consagrándose, además, la independencia del gobierno municipal ante todo otro poder provincial.
Sí, se consiguieron muchos logros a nivel de crecimiento, modernización, jerarquización y reconocimiento de la autonomía municipal a nivel constitucional, pero sin lugar a dudas, está muy lejos de verse agotado el camino por recorrer.
Gobernador, ¿hasta cuándo seguirá liderando a través del miedo, el temor y el carpetazo?
¿De qué sirvieron tantos años de reconocimiento si en nuestra provincia todo se resume a un sistema de apriete y presión con la dependencia económica? ¿A qué se debe tanta ambición de poder? ¿Cómo hacer que el vecino se dé cuenta de esto, si al que habla le cortan la cabeza?
La reforma del 94 delegó en las Provincias para que éstas faciliten el proceso de concreción de tal autonomía. Tal delegación conforma la unidad que el federalismo traduce y necesita.
¿No es acaso, queridos colegas intendentes de otras localidades, nuestra obligación defender un sistema más justo y equitativo?
En los últimos meses yo mismo he sido víctima de una feroz campaña de desprestigio, en la que usaron a la Justicia, los medios, y el dinero público para callarme. ¿Hasta cuándo vamos a soportar estas prácticas de la vieja política, que aprietan, compran, dividen, interfieren, en pos de no dejar a los pueblos autónomos autorregularse?
¿Sabían que la Provincia de Jujuy requiere un mínimo de 20.000 habitantes para dictar una carta orgánica? Los datos del último censo habilitan a varias comunidades a dar este importante paso.
Los invito a trabajar juntos en una provincia más justa, y sobre todo, más federal.
Luciano Demarco, intendente democráticamente elegido por el pueblo de Perico