Por Julio Mamaní Hasta el día de la fecha y transcurridas más de tres audiencias con el Ministerio de Trabajo de la provincia, Aceros Zapla, la empresa de Sergio Taselli, justificándose en la crítica situación económica, dice no tener certeza de cuando cumplir con los haberes adeudados y compromisos asumidos.
Se agrava la situación de los trabajadores porque al mes de octubre pagó solamente alrededor del 50% de los haberes. No es la única empresa siderúrgica en manos privadas que pisotea los derechos de sus trabajadores suspendiendo y despidiendo, para resguardar sus márgenes de ganancias -ante la recesión y crisis económica encabezada por Milei- deja en evidencia que las empresas en manos privadas se perfilan a destruir el empleo genuino.
Las instancias mediadoras no vienen dando resultado. Delegados, trabajadores y referentes sindicales presentes manifestaron su disconformidad con la propuesta de Vicente Costa -gerente-, y solicitaron se cumpla con lo establecido en los acuerdos realizados (el preventivo de crisis apuntó el 85% a los suspendidos) más un aumento logrado en las paritarias que no se estuvo abonando -pese a haberse asumido en 4 cuotas-.
A la fecha sólo afrontó una de ellas. O sea, los trabajadores cobran miseria, salarios atrasados, son suspendidos y no obtienen respuesta favorable.
Reiteraron la solicitud a la empresa del informe contable que evidencie la situación económica, crisis que aún no fue demostrada por la patronal.
La última audiencia concluyó sin acuerdo y se pasó a un cuarto intermedio para el martes 19 a las 15 horas. Crece el hartazgo y la incertidumbre por mantener las fuentes de trabajo. Se trata de 220 trabajadores.
Pasado y presente
Desde la privatización de Altos Hornos Zapla en 1992 -entregada a capitales extranjeros como el Citibank y otros luego- la planta pasó de 3000 empleados directos y 2000 indirectos a 709, según figuraba en el pliego de licitación de venta, que incluía el 10% del paquete accionario a los trabajadores que se mantuvieron, circunstancia que nunca se cumplió (actualmente se habla de “resarcimiento” contemplado en ley 26.700 para ex-trabajadores que se encontraban en Altos Hornos Zapla allá por el 23 de agosto de 1990).
En el año 2000 se hizo cargo Sergio Taselli que mantuvo una planta de entre 800 y 900 trabajadores, llevando adelante un ajuste feroz con despidos del orden del 40%, profundizando el desguace y cierre de secciones, hacia la paulatina destrucción de los altos hornos.
Con el correr de los gobiernos que profundizaban la crisis económica, dieron excusa a la patronal para recortar personal o sectores dentro de la fábrica, avanzando en mayor precarización laboral y disminuciones salariales. La ecuación le seguía dando ganancias y la única inversión seria realizada fue alrededor del sector tren fino y colada continua, generando que la producción sea triplicada, o sea, se maximizaron las utilidades, pero con paritarias a la baja y embolsando así millones para el empresario. Se estancaron los salarios y no se tomaron más trabajadores. En 2006 esto generó hartazgo y mediante el paro y medidas de lucha colectiva logramos una recomposición considerable, ejemplo de ello, es el 1,5% plus por antigüedad. Es por ahí.
¿Cómo salimos de esta?
Queda claro que más de 32 años en manos privadas han llevado al desmantelamiento de fuentes de trabajo y de la industria siderúrgica, priorizando la sed de ganancia empresarial, dejando caer la maquinaria e infraestructura. Allá por 2003 Taselli desguaza 1200 hectáreas de plantación de eucaliptos para malvenderlas a Juan Carlos Romero -exgobernador de Salta-.
Qué distinto sería si quienes producimos el acero y hierro de la fábrica, pudiéramos deliberar dónde y cómo destinarlos, qué hacer con las ganancias obtenidas. Si quienes producimos y generamos la riqueza somos los trabajadores, podemos orientar la producción hacia las necesidades sociales y así planificar -sin multinacionales saqueadoras o empresarios corruptos- qué, cómo y cuánto producir, cuidando el medioambiente.
Para todo eso debemos organizarnos desde abajo, todas y todos los trabajadores, contra el industricidio de Taselli y todos los gobiernos que contribuyeron al desguace de Palpalá y su corazón productivo.
Exigir la re-estatización de Aceros Zapla, bajo control de trabajadores y técnicos, recuperarla y ponerla a producir para la construcción de viviendas, hospitales y escuelas, tan necesarios en estos tiempos, donde la obra pública se encuentra paralizada porque la prioridad del gobierno nacional y provincial está en pagarle la deuda al FMI.
Saquean nuestros recursos para enriquecer a unos pocos ricos -nacionales y extranjeros- empobreciendo a quienes trabajamos todos los días.