Los Ángeles es la calle principal del pueblo peruano de Secocha, donde, desde el lunes, el barro y los escombros han invadido prácticamente todo. La localidad, situada en una de las principales zonas mineras del sureño departamento de Arequipa, ha quedado gravemente afectada por un alud que arrastró todo a su paso y que ha causado la muerte de al menos 15 personas.
El «huaico», como llaman en Perú a los aludes, ha derribado decenas de casas dejándolas inservibles. Las calles están llenas de escombros y de electrodomésticos que la corriente arrastró.
Muchas de las viviendas estaban hechas con materiales prefabricados, algo muy habitual en pueblos dedicados a la minería informal y construidos en cerros de la zona, pero el alud también ha afectado a casas construidas con ladrillos.
El último reporte del Instituto Nacional de Defensa Civil informó que los diferentes aludes han dejado 15 personas fallecidas, decenas de desaparecidos, 20 heridos, 310 viviendas afectadas y 10 destruidas, así como daños en un establecimiento de salud y 3 kilómetros de camino rural.
«Me sacaron con mi pequeña y solo pude agarrar mi cartera y me escapé. Y así me he quedado, sin nada. No tengo nada. Ni siquiera una chompa (chaqueta), ni siquiera un zapato. Estamos en el cerro y no tenemos ni mantas. No sabemos qué hacer», dijo a EFE entre lágrimas Rosana Montes.
Montes, que regentaba una pequeña tienda de la que apenas queda algo, relató que en los 12 años que vive en el pueblo nunca había visto llover así. «Solo nos queda seguir buscando para ver si nos queda alguito por ahí», dijo tras pedir ayuda a las autoridades para que les lleven agua, prendas de abrigo y comida porque no tienen «nada».
El torrente de agua y escombros sorprendió y tomó desprevenidos a los vecinos, como explicó Alejandrino, que recuerda que bajaba una pequeña corriente de las montañas «pero de repente rompió desde arriba, como si fuera una ola gigante y no había nadie que alertara desde allá».
En su familia son siete miembros que «escaparon como pudieron» y se salvaron corriendo hacia el cerro. Celebra que no haya habido pérdidas humanas en el pueblo, pero cuenta que hay muchas personas «que se han quedado sin nada».
La calle de Los Ángeles de Secocha es donde se ubican los hoteles, farmacias y principales comercios del pueblo y a la que acuden los vecinos, mientras intentan afrontar una dura jornada. Temen que su localidad se quede desabastecida.
Las imágenes de personas usando escobas, palas y picos para intentar recuperar sus bienes materiales entre el lodo, agua y piedras se repiten.
El miedo de que un nuevo alud llegara y se destruyera todo de nuevo provocó que muchos vecinos pernoctaran al aire libre en las partes altas de las montañas.
Pero la tragedia ocurrió más arriba, en el centro poblado de Miski, donde el alud arrastró a personas. Es en esta área en la que se reportó la mayoría de las 15 víctimas mortales confirmadas. Es ahí donde los equipos de rescate siguen buscando a desaparecidos que, según medios locales, podrían elevar la cifra final de muertos hasta los 38.
Es una zona minera con numerosos pozos en la que el huaico, según los testimonios de los habitantes, dejó atrapados a quienes trabajan en la zona.
El Instituto de Defensa Civil advirtió que existe la posibilidad de activación de quebradas de severidad extrema ocasionadas por lluvias intensas en áreas inestables en gran parte del departamento de Arequipa, y también en zonas de Ayacucho, Moquegua y Puno, todos en el sur.
La presidenta de Perú, Dina Boluarte, llegó este martes a Arequipa para sobrevolar localidades afectadas. «Cuando sobrevolaba la zona decía que en el tiempo más corto posible recuperaremos la zona, entraremos primero con viviendas modulares, pero en el tiempo se tiene que recuperar lo más rápido posible para que podamos generar confianza y calidad de vida a las personas damnificadas», afirmó en una rueda de prensa posterior.
El Ministerio de Defensa detalló en sus redes sociales que ya se han enviado 4,5 toneladas de ayuda humanitaria, cantidad que forma parte de un total de 61 toneladas destinadas a 1280 personas damnificadas.