Arroyo destacó que el encuentro entre Estela de Carlotto y su nieto “significa que se pudo lograr”, y agregó: “No lo podía creer, se acabó la agonía de Estela. Fue muy impactante porque en ella están representadas las cientos de abuelas, detrás de ella hay muchos abuelos esperando a sus nietos”.
La dirigente de derechos humanos advirtió: “He leído publicaciones sin acercamiento partidario que expresaban su alegría por Estela. Es que es una cuestión básica del humano. Al margen de la opción política de tus familiares, hay cosas inclaudicables y básicas”.
“Muchas abuelas han muerto y no tuvieron la posibilidad de volver a estar con sus nietos, esos pedacitos que quedan de sus hijos”, dijo, y agregó: “Hay dolores que no cierran, por eso este camino. Los dolores que les provocaron a sus seres amados no cierran. Devolviendo la identidad y reconstruyendo la verdad histórica, vamos saldando un poco esta cuenta pendiente de la sociedad y menguando las heridas. Esto es reparador para toda la sociedad”.
Sobre el caso particular de Guido, el nieto de Estela, recordó que “el encuentro del nieto le dio visibilidad al padre”, en referencia a Walmir Oscar Montoya, también desaparecido, de quien se confirmó a través de los análisis de ADN que fue el padre biológico de Guido.
En este sentido, elogió la labor del Equipo de Antropología Forense y la importancia de que quienes dudan de su identidad se acerquen a Abuelas para buscar la verdad. “Porque también pudo haber muchas mujeres secuestradas embarazadas, y nadie estaba al tanto”, señaló.
“Aquí prima el derecho a la identidad ‒indicó‒. Mucha gente cuestiona el devolver la identidad a los nietos, piensan que se les hace daño. Pero no hay que olvidarse de que estos niños fueron apropiados. En el caso de algunos no, pero otros estaban con el enemigo. Nadie puede despojarte de tu identidad”.