-¿Cómo le va con la campaña?
-Entrando en los últimos cien metros, digamos. Estos días se intensifica el contacto con la gente y la parte mediática, todos en una curva ascendente. Estamos en la etapa en la cual tratamos de llevar el mensaje a la gente dentro de lo que es el esquema del justicialismo.
-Lo suyo no es fácil, porque en la ciudad se postula desde la oposición.
-Claro, yo estoy en una posición inversa, porque estamos proponiendo el cambio, mientras que a nivel provincial y nacional estamos proponiendo la continuidad. Eso puede generar problemas de armonización en el discurso, pero desde nuestras perspectivas estamos tratando de por lo menos llevar una propuesta coherente.
-Sus ejes de campaña son la articulación entre el municipio, la provincia y la nación, y la participación ciudadana. Todo eso también fue planteado por el radicalismo, pero no lo pudo implementar. ¿Por qué cree que es así?
-Primero, porque hay que creer en la participación, en lugar de usarla para el discurso porque cae bien al auditorio, y a la hora de ejecutarla se nota que no se hace. Yo reconozco que no es tan fácil hacer o ejecutar la participación cuando uno está en el gobierno. El peronismo a lo largo de la historia ha encontrado formas de institucionalizarla, porque si uno no lo hace queda para el arbitrio del funcionario.
-¿Por ejemplo?
-Hay un ejemplo importante en la historia argentina y que de alguna forma es una conquista que ya es sostenida y nunca se la van a poder quitar a los trabajadores: el sistema de paritarias para definir los conflictos y todo lo que tiene que ver en la relación patrón-obrero. Ese es el ejemplo paradigmático de institucionalización del concepto de participación, porque el sistema de paritarias, al sentarse en un plano de igualdad la patronal con los obreros, con el estado actuando como fiscalizador de la legalidad del proceso para que la balanza no se incline para uno u otro lado, es la máxima institucionalización de la participación. Entonces este ejemplo uno lo puede traer a nivel provincial y local. Los problemas locales cotidianos parecen sencillos de resolver, pero muchas veces no es tan simple, y le cambian la vida a la gente. Entonces, en esto tiene que haber un proceso: primero, hay que creer en la participación; y después hay que dejarla institucionalizada, para que no se agote en que el funcionario tengo o no ganas de preguntarle a la gente lo que opina.
-Si llega a ser intendente, ¿va a institucionalizar algún sistema de participación?
-Yo creo en la participación como instrumento de gobierno. Para el peronismo, el general Perón lo desarrolló mucho, cuando trató el eje originario del gobierno centralizado que conduce, el estado descentralizado que ejecuta, y la comunidad libre y organizada sentando las bases de la participación. Porque en las organizaciones libres del pueblo que integran la comunidad es donde se da lo máximo de la participación. Y a nivel municipal creo que eso se puede hacer, creo que no es tan complicado. Las prioridades en la ejecución de la obra pública las debe definir principalmente la gente, y también se debe dar en el control de la obra. Por otro lado, el tema del presupuesto participativo es un concepto más numérico que otra cosa.
-La política debe dominar a la economía y la economía debe estar al servicio de los hombres, no los hombres al servicio de la economía…
-Esa frase yo la uso mucho. Modestia aparte, creo que fui el primero que la usó en Jujuy: la economía debe estar al servicio del hombre. La usé en la campaña a gobernador, en el 2007, porque a los peronistas nos habían intentado hacer creer que el hombre debía estar al servicio de la economía, pero en realidad era al revés.
-¿Cómo sigue la campaña? ¿Más en las calles o en los medios y las redes sociales?
-Me está resultando gratificante salir, me da fuerza el tema del contacto, así que no lo voy a cortar. Pero en esta época, en este siglo veintiuno, tan complejo, hay que usar todos los instrumentos, no se pueden dejar de lado. Porque además no se sabe si hay una próxima vez.