Se descubrió una placa en la sede del gremio, ubicada en la Calle San Martín 1141, de la capital jujeña.
Rosa Bazán, hermana del dirigente sindical, con sus más de 80 años y los ojos empañados por las lágrimas pero con un tono firme y seguro expresó: “yo quiero que siga el juicio para saber la verdad, para que haya justicia y vayan presos los culpables que tienen nombre y apellido. Los militares han hecho estragos y tienen que ir presos por los 30 mil desaparecidos. Como hermana de Avelino Bazán yo quiero justicia y verdad, no busco más”.
“Mi anhelo es que Dios me de fuerzas y sigan los juicios. La historia no tiene que perderse nunca, tiene que ser transmitida en las escuelas y en todos los lugares para que esto no vuelva a suceder”.
Milagro Sala, también emocionada por el homenaje, señaló: “Venimos a acompañar a la familia y a reconocer todo lo que hizo Avelino Bazán cuando fue sindicalista, cuando fue secretario de Trabajo, cuando fue diputado. Nunca se olvidó de donde venía. Se le paró a Ledesma y a muchos que uno nunca se hubiera imaginado. Cuando fue diputado también presentó leyes en defensa de los trabajadores y del pueblo. Para nosotros esto es muy importante porque reconocerlo a él es seguir levantando las banderas de los derechos humanos y la lucha de los obreros. Reconocerlo a él es reconocerlo como militante y como compañero”. Y agregó: “Avelino murió de pie, murió pidiendo justicia para los obreros y fue un luchador incansable”.
Antes del inicio del acto René Carlos Trejo, secretario general del gremio, explicó: “Para nosotros es una honra, es un honor y sobre todo es un deber este homenaje. Más allá de ser un ejemplo de un trabajador minero, es un ejemplo de la calidad de dirigente que hemos tenido. Nos pone en el pedestal más alto que pudiera haber tenido el trabajador minero en Jujuy. Y agradecemos a Dios que podemos hacer revalorizar la idiosincracia del trabajador minero y de la dirigencia sindical minera. Con estos pequeños actos queremos tenerlo presente a Avelino Bazán. Como sindicato actual pretendemos que se revalorice la característica del trabajador minero”, expresó.
Por último, Ines Peña, referente de los organismos de derechos humanos en Jujuy recordó que por la desaparición de Bazán se está realizando el juicio a la empresa minera El Aguilar, “por la complicidad civil y que ha sido la pata financiera de la desaparición forzada de los compañeros de la mina. Y estamos en esta instancia por la decisión política del gobierno de Néstor Kirchner de procesar no solo a los militares sino también a los cómplices civiles, de la iglesia y de la corporación militar”.
Desde la Secretaría de Trabajo, Bazán hizo lo que nadie se animaba a hacer: inspeccionó el Ingenio Ledesma y sancionó a la empresa por considerar paupérrimas las condiciones en las que se encontraban los trabajadores. Su lucha y compromiso con los más necesitados lo hizo blanco del Terrorismo de Estado.
Fue detenido el 29 de marzo de 1976 por uno de los principales genocidas del la dictadura cívico militar en la provincia: Juan Carlos Jones Tamayo. Fue llevado al penal de Villa Gorriti, donde ya se encontraban sus compañeros de AOMA y desde allí, luego de siete meses de cautiverio, fue trasladado junto a una centena de detenidos a la provincia de Buenos Aires.
En la Unidad Nº 9 de La Plata permaneció hasta julio de 1978, regresando a la provincia en agosto de ese año. Esa liberación fue simplemente un paréntesis en el destino prefijado que los dictadores ya habían establecido: su asesinato. El 26 de octubre de 1978 fue secuestrado, sin que hasta la fecha se supiera quienes, dónde y cómo lo asesinaron.
Bazán se convirtió así en el único desaparecido de los obreros de Mina El Aguilar. Pero sus pensamientos, su lucha y compromiso con los más humildes han traspasado las barreras del terror y el del tiempo.