Por Jorge Rachid*. Sr. Bonadio, en primer lugar quiero agradecerle a usted, la persecución impiadosa desplegada por su Juzgado, sobre Cristina Fernández de Kirchner, ya que la misma permitió a millones de argentinos rememorar la vida que tuvimos los argentinos durante doce años, de un peronismo del cual usted abjuró.
La revolución fusiladora lo hizo más grande a Perón, la Resistencia se fortaleció en su persecución, degradación, excomunión, fijando los objetivos políticos del Perón Vuelve. Lo mismo les pasó a Mitre y Sarmiento cuando quisieron enterrar la memoria de Rosas, Artigas, Andresito, Juana Azurduy descriptos como “la barbarie”, siendo hoy ejes emblemáticos de nuestra nacionalidad. Hubo en esos tiempos hombres como usted, aunque con mayor talento, al menos literarios como Florencio Varela, que no dudó en ofrecer la Argentina a la Corona Británica, o Miguel Cané que como diputado, propuso la desgraciada Ley de Residencia que expulsaba extranjeros al mejor estilo Trump de hoy.
Pero usted Bonadío no sólo expresa en su conducta un rencor profundo, un odio, que en el jardín de infantes de psicología se estudia como canalización de sus propias frustraciones, la cual quiere esconder detrás de la figura de matón judicial. Es lógico que esté frustrado, creyó que con sólo acceder al cargo sin otro mérito, ni carrera judicial que lo justificase, por medio de una lamentable supuesta militancia política que junto a Manzano, Corach, Moldes, Mazzon, cambiaron y vendieron sueños por dinero, en el tráfico ideológico de los 90 del menemato.
Será por eso que recibió golpes jurídicos al sobreseer sin investigar a los funcionarios de esas épocas, sus compañeros de ruta en el Ministerio del Interior y en el gobierno. Nunca estuve de acuerdo con la judicialización de la política, ni antes ni ahora, pero usted se transformó en un ariete mercenario de los poderes hegemónicos que lucran con su ignorancia jurídica, lo envían al combate por defender sus intereses y usted en su incapacidad queda expuesto. “Roma no paga traidores”, agregaría yo ni mercenarios en la historia. No será distinto ahora, cuando su afán de “mejor alumno” lo hace avanzar con figuras tan insólitas como “asociación ilícita” al gobierno anterior o a la familia Kirchner. Sin dudas un hallazgo de la imaginación jurídica que será estudiada en los manuales del “no hacer”.
Su mediocridad no sólo avanza sobre la ex Presidenta, sino sobre sus hijos, sus cuentas, sus gastos diarios, suspende la pensión del marido muerto, clausura la herencia de los hijos, embarga bienes y juega a aparecer en los medios los fines de semana, con fallos los viernes para ocupar el lugar mural del periódico. Toda una estrategia comunicacional dada, donde los medios se enteran de sus medidas antes que las partes, porque ellos es de suponer, la escriben previamente.
Usted siempre quiso ser, nunca pudo, de ahí su odio. Entró por la ventana al lugar que ocupa, no es respetado por sus colegas, ni querido en Tribunales, carga dos muertos jóvenes, en un asalto, uno con disparos en la espalda que fue saludado efusivamente como “un vengador” de la claque de “mano dura”, periodistas, militares condenados, fascistas conocidos en esa caterva que le sirve de coro, que acaricia sus fallos contra todo lo que huela a peronismo, hoy usted es “el fusilador del 55”.
Quizás no tolere la fortuna de Cristina, declarada año a año desde 1985, con crecimiento patrimonial demostrado, porque la suya Bonadio no la puede mostrar, ni nadie sabe de donde salió. Ese rencor que expresa, es parte de mediocridad, si lo hubiese leído a Perón en vez de trepar a cualquier precio una escalera al éxito de la nada, sabría que la gente sabia “negocia con los malos, no con los estúpidos”, porque los primeros pueden tener códigos, pero los sonsos como usted, lo pueden llevar a cualquier lado.
Mire Bonadio, usted se declara incompetente en la causa y sigue produciendo hechos, esconde su incompetencia en los pliegues de una Justicia que en niveles superiores ya le dieron retos de “flojedad de papeles”. Su odio es superior a su pensamiento, lo cual hace de usted una pobre persona a la cual la mayoría de los peronistas, pensamiento y doctrina de valores y principios, a los cuales usted alguna vez, alegremente adhirió con tanta firmeza como el agua que se evapora con el calor, ni siquiera le tengamos rencor sino lástima, por ser tan poca cosa, que la historia se encargará de sepultarlo, como un mal recuerdo.
Una vez más gracias, su ineptitud y su persecución vengadora, han permitido al pueblo argentino pensar y revalorizar una figura que hoy constituye el único liderazgo político en la Argentina, frente a seres tan mediocres como los que usted representa, desde el presidente al dueño del multimedio, quienes lo usan hoy, como lo tirarán mañana al tacho de la basura, bajo la batuta de la Embajada de EEUU, que usted frecuenta. Nadie quiere convivir con la mugre, después de haber ensuciado la Patria.
Sin más, sólo deseo que su conciencia, si alguna vez le funciona, haga una disculpa pública al pueblo argentino por haber mancillado la Justicia.
* Médico-UBA. Posgrado en Medicina del Trabajo. Se especializa en Seguridad Social. Profesor titular en Ciencias Sociales de la Universidad de Lomas de Zamora, y Profesor adjunto de la Cátedra de Medicina del Trabajo – UBA, de la que fue co-fundador. Director Médico de OSPIDA, la obra social de los trabajadores de imprenta.