Por María Eva Arroyo (H.I.J.O.S.). Hace más de 25 años que orgullosamente pertenezco a la organización H.I.J.O.S. (Hijas e hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) -Jujuy, que a su a vez integra la Red Nacional de H.I.J.O.S. organizada bajo lineamientos básicos entre los que está la recuperación de nuestros hermanos y hermanas apropiados/as por los responsables y los cómplices de la última dictadura militar.
Victoria para vos Gustavo, o quizás te sientas más cómodo con el nombre de Analía como la llamaron sus apropiadores, no sé, pero Vicky o Vicki para nosotros/as, ella es nuestra hermana, que, en el año 2003, cuando tenía 26 años y dudando de su identidad, se comunicó con H.I.J.O.S. Regional Capital y con Abuelas de Plaza de Mayo.
Nuestros y nuestras compañeros y compañeras de esa regional se encargaron de acompañar a Vicki durante todo ese difícil proceso. La verdad es reparadora, pero a su vez es dolorosa porque deja al descubierto la mentira, mentira en la que Vicki vivió 26 años. La mamá, María Hilda Pérez, fue secuestrada el 28 de marzo de 1977 cuando estaba embarazada de cinco meses de nuestra compañera, su papá, José María Laureano Donda, en mayo del mismo año, ambos aún permanecen desparecidos.
María fue llevada al Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio “Escuela de Mecánica de la Armada”, para parir. No sé si vos sabías Gustavo, pero en la ESMA, había una maternidad clandestina donde llevaban a las mujeres a dar a luz, y eran asistidas por colegas tuyos, de lo que nunca dijiste nada, menos aún repudiaste sus actos.
Luego del secuestro, muchos, 30 MIL, de nuestras madres y padres, eran asesinados/as, eso sí lo sabes, pero obviamente no lo decís, ¿estarás de acuerdo?, lo sabes porque Don Constantino Briones, médico legista, quien fue designado en el Superior Tribunal de Justicia de la provincia durante la última dictadura militar (1977), el 5 de enero de 1984, presenció la exhumación de 5 cuerpos enterrados como NN en el cementerio de Yala, uno de ellos era la docente Dominga Álvarez Sarmiento de Scurta, a quien su familia buscó incansablemente desde junio de 1976 hasta ese momento, los otros 4 eran de víctimas de la Masacre de Palomitas (julio de 1976), todos asesinados por los militares.
También te lo debe haber contado Rene Vicente Casas, tu compañero de fórmula, quien fue uno de los jueces federales que llevó a cabo el primer juicio por delitos de lesa humanidad en Jujuy. Nuestras madres y padres, eran sometidos a torturas, al horror, de eso también sabes, de ese tipo de padecimientos, porque debes haber sido testigo del suplicio al que sometiste a aquella niña de 12 años, en el año 2019, embarazada tras ser violada a la que le negaste el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo (ILE), cuando eras jefe del servicio de obstetricia del Hospital Materno Infantil de San Salvador de Jujuy, como si fueras dueño del cuerpo de esa niña, como lo eran los milicos del cuerpo de las mujeres que secuestraban, como lo fueron de la vida de Vicki. Además, dilataste el proceso y la obligaste a parir, e inclusive intentaste que la niña llegara con la gestación a término prolongando, una situación tortuosa para ella, desconociendo todos los derechos y la legislación que la amparaban, infringiendo la ley, un actuar obsoleto y patriarcal que fue cuestionado hasta por un gobierno como el de Morales que está en las antípodas del ejercicio pleno de los derechos humanos, imaginate en qué lugar estás vos.
Como buen fundamentalista antiderecho, tu posteo del 11 de diciembre pasado, en la red social Facebook, que hace referencia al nacimiento de nuestra hermana Vicky, el que da a entender que los militares respetaban la vida, “la Vicki Donda, nació en la Esma, los militares respetaron su embarazo, se dan cuenta, Totalmente contradictorios” son expresiones perversas, sabiendo que la madre y el padre de Vicki fueron asesinados, por los que decís vos que respetaron la vida, porque ese era el destino de los desaparecidos, la muerte. Expresiones que ni siquiera, aunque lo piensen, los genocidas que juzgamos se atrevieron a decir, y que no hace más que poner una vez más en evidencia, que vos no estas a favor de la vida, que vos sos un vocero y un soldado de los sectores oscurantistas, de “odiadores seriales”.
Mirándote, sin dudarlo un momento, le agradezco a la vida haber tenido como faro a las Madres y a las Abuelas y por supuesto a nuestras madres y padres, que, aunque sea por un poco tiempo, nos llenaron de amor y empatía hacia los que sufren, pero me imagino que de eso vos sí que no sabés nada.