Carola Labrador, mamá de Candela Sol Rodríguez, declaró este martes en el juicio por el crimen de su hija a 11 años y pidió Justicia por ella. “Hace 13 años que busco justicia por ella, sólo quiero Justicia, que los culpables paguen”, dijo entre llantos la mamá de la niña de 11 años, secuestrada en Hurlingham el 22 de agosto de 2011 y quien fue encontrada sin vida y con signos de haber sido abusada siete días más tarde.
El Tribunal Oral Nº6 de Morón inició el segundo juicio oral por el secuestro y muerte de Candela. Se espera que declaren cerca de un centenar de testigos. En el primer juicio hubo dos condenas a prisión perpetua por la autoría material del crimen para Hugo Bermúdez y Leonardo Jara, y una tercera a cuatro años para Fabián Gómez por la participación secundaria en el secuestro.
En este segundo proceso comparecerán otros cuatro acusados: Miguel Ángel «Mameluco» Villalba, quien está preso en el penal de Ezeiza por un caso de narcotráfico; el expolicía bonaerense Sergio Fabián Chazarreta; el informante de las fuerzas de seguridad Héctor Horacio «Topo» Moreira, y el carpintero Néstor Ramón Altamirano, todos en calidad de «coautores».
Villalba, acusado de ser el autor intelectual del secuestro de la niña, declaró que se trató de una represalia contra el padre de la niña, Alfredo Rodríguez, detenido por robos.
En su declaración de este martes, la mamá recordó cuando que desapareció Candela ella tenía un teléfono que “solo sacaba fotos” pero “sin línea”, y que cuando ella fue a la comisaría a realizar la denuncia no se la tomaron, hasta que a las diez de la noche del 22 de agosto salió con un policía en un auto de civil a buscarla.
“Esos nueve días para mí fueron 200 días, me llevaban a campos a recorrer, a granjas, a un basural o reconocer su ropa”, recordó de esos días la mamá.
La niña había salido de su casa porque se iba a encontrar en esa esquina de Villa Tesei con amigas de boy scout, cuando la secuestraron desde una camioneta Ford EcoSport. Siete días más tarde apareció sin vida y con signos de haber sido abusada.
Según Carola, durante esa búsqueda también sufrió amenazas por parte del entonces fiscal del caso Marcelo Tavolaro y su secretaria: “Me decían que yo vendía drogas, que lo de Candela era un ajuste de cuentas por su papá, que yo la prostituía”.
El 31 de agosto -recordó- la fue a buscar en un móvil policial el entonces jefe de la Policía Bonaerense Juan Carlos Paggi y le ofreció un caramelo: “Es para endulzar un poco la tarde, se encontró un cuerpo pero no creo sea ella”, le dijo.
Carola dijo que ella vio el cuerpo que habían dejado en la vera de la autopista Gaona y que “no quería creer” que era su hija. “Yo la soñé la misma hora que el asesino de Bermúdez mataba a mi hija”, recordó entre llantos.
Carola hoy trabaja en Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires y se dedica «a atender a las víctimas”.