Mama Antula se convertirá en la primera santa argentina, luego de la ceremonia de canonización que liderará el papa Francisco en la basílica de San Pedro con la presencia del presidente Javier Milei y su comitiva.
En la audiencia que mantuvo con peregrinos llegados desde Argentina participar de la ceremonia, Francisco eligió referirse al «individualismo radical», al que describió como «el virus más difícil de vencer».
“La caridad de Mama Antula, sobre todo en el servicio a los más necesitados, hoy se impone con gran fuerza, en medio de esta sociedad que corre el riesgo de olvidar que el individualismo radical es el virus más difícil de vencer», dijo el Pontífice, y agregó: «Un virus que engaña; nos hace creer que todo consiste en dar rienda suelta a las propias ambiciones”.
En contraposición, dijo que Mama Antula es «un ejemplo y una inspiración que reaviva la opción por los últimos, por aquellos que la sociedad descarta y desecha».
El Papa destacó además las dificultades que debió enfrentar Mama Antula «debido a la aversión que había contra los jesuitas», y recordó que «le llegaron a prohibir dar los ejercicios, de manera que decidió impartirlos clandestinamente».
«Esta dimensión de la clandestinidad no podemos olvidarla; es muy importante», remarcó, y sumó: «En este sentido, otro mensaje que nos da la beata en nuestro mundo de hoy es el de no rendirnos frente a la adversidad».
En la ceremonia también estará presente el gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, por ser la nueva santa oriunda de esa provincia.
Madre de la Patria
El nombre original de Mama Antula era María Antonia de San José de Paz y Figueroa. «Antula» es la forma quechua de «Antonia», pues esa era la lengua que ella había adoptado. Nació en Villa Silípica, hoy provincia de Santiago del Estero, en 1730, cuando aún la Argentina no existía como tal sino que la región pertenecía al virreinato del Alto Perú, hasta que en 1776 España decidió crear el Virreinato del Río de la Plata.
A los 15 años, María Antonia le avisó a su padre que no se casaría ni sería monja, desafiando los mandatos culturales de la época. La echaron de su casa.
Ella renunció a la riqueza de su familia y adoptó el nombre de María Antonia de San José. Hizo sus votos de pobreza y castidad y comenzó a vestir una sotana jesuita, atuendo de varones. Se consagró a la oración, a ayudar a los más necesitados y a los ejercicios espirituales que difundió por varias regiones junto a otras mujeres, especialmente después de la expulsión de los jesuitas del reino de España en 1767.
María Antonia no era monja, pero había colaborado con los jesuitas desde el principio. Era una laica consagrada o “beata”, como se las llamaba entonces. Después de la expulsión de los jesuitas, se fue de su tierra. Con una cruz alta, a menudo descalza, anduvo por Jujuy, Tucumán, La Rioja y Salta, entre otros lugares, para difundir los ejercicios espirituales. Se dice que en apenas ocho años, consiguió ofrecer los ejercicios a setenta mil personas.
Afincada en Buenos Aires en 1779, comenzó a peregrinar para recaudar fondos y lograr así crear la Santa Casa de Ejercicios Espirituales.
“Acusada de loca y de bruja, el peso histórico de Mama Antula en los sucesos independentistas de la Argentina quizá haya sido más importante que el religioso, aunque ahora se encuentre olvidado”, apunta la Agencia Informativa Católica de Argentina, donde fomentan la premisa de que es una de las madres de la patria, dado que en sus rutinas de ejercicios espirituales participaron varios próceres de la independencia, como Manuel Belgrano, Miguel de Azcuénaga y hasta el Virrey Santiago de Liniers.
Mama Antula murió en 1799. Sus restos se encuentran en la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced de Buenos Aires.
Inconformista y rebelde
Fue una mujer «audaz y creativa», describió el arzobispo de Buenos aires, Jorge Ignacio García Cuerva en diálogo con periodistas. Y destacó que «en la época de expulsión de los jesuitas se animó a hacer ejercicios espirituales».
«Imagínense ustedes, hace más de 200 años. Ella quería llegar con el evangelio a todos y por eso tenía un espíritu inquieto y misionero”, comentó García Cuerva, quien con otros obispos, sacerdotes y monjas además de feligreses, viajó también a Roma para asistir a la canonización.
El religioso calificó a Mama Antula como «una eterna inconformista», y convocó: «Ojalá también nosotros lo seamos. Que no vivamos la desesperanza de creer que Argentina no puede salir adelante”.
Sobre el mensaje que quiere dar el papa Francisco a la Iglesia con esta canonización, García Cuerva destacó el protagonismo de la mujer laica. «Mama Antula no era una monja, era una laica, aunque a veces por la ropa y las imágenes que tenemos se pueden confundir con una monja. Esta canonización nos habla del protagonismo de los laicos, del protagonismo de la mujer, de esta audacia y esta creatividad apostólica que tuvo en momentos difíciles por los que pasó el territorio que hoy es Argentina, porque Argentina vive en una eterna crisis. Lo interesante es no quedarse en la cuestión histórica, el pasado, sino vivir estos valores en el hoy. Creo que este es el mensaje que nos deja Francisco”.
Para Vicente Bokalic Iglic, obispo de Santiago del Estero donde nació la santa, Mama Antula era “ una adelantada en relación a lo que se está viviendo ahora” sobre la mujer. “El papa Francisco ha dado muchos pasos en cuanto al rol de la mujer en la Iglesia. Pero esta mujer se adelantó. Pese a que la causa de canonización se abrió en 1905, estuvo dormida por mucho tiempo. Yo llegué a Santiago hace 10 años porque el Papa me mandó allí. Y en 2015 nos despertamos cuando se reconoció el primer milagro y se abrió la puertita de la beatificación que se concretó en agosto de 2016. Y de ahí en más comenzamos a rescatarla. En Santiago era conocida pero no en el resto del país. Creo que va a inspirar a muchos hoy, como inspiró a muchos en aquellos tiempos”.
“Los primeros datos importantes que nos llamaron la atención fueron todas las manifestaciones de rebeldía de Mama Antula. En la época colonial, en la que la mujer estaba silenciada totalmente, decidió dejar una familia muy asentada económicamente para dedicarse al servicio de los más humildes e intentar plasmar los ejercicios espirituales de los jesuitas incluso después de que fueron desterrados de toda América en 1767″, describió Nunzia Locatelli, periodista, investigadora y escritora, que escribió cuatro libros sobre la vida de Mama Antula junto a su colega Cintia Suárez.
Milagros y canonización
Mama Antula fue la primera causa de canonización que envió Buenos Aires a la Santa Sede, pero por años quedó “dormida”, hasta la llegada del jesuita Jorge Mario Bergoglio al Arzobispado de Buenos Aires, cuando fue reactivada. En marzo de 2016, el papa Francisco aprobó la realización de un milagro en 1904, la curación de una colecistitis aguda a la hermana Rosa Vanina, de la Congregación de «Siervas del Divino Salvador», fundada con posterioridad a la muerte de María Antonia, bajo su legado.
De esta manera, se oficializó la beatificación de Mama Antula en ese año. La fiesta religiosa, en esa oportunidad, tuvo lugar en Santiago del Estero, y la encabezó el propio Cardenal Amato, enviado por el Papa, quien dijo: “María Antonia era conocida en la iglesia por su extraordinaria labor, el carisma de nuestra beata consistía en arrancar el mal del corazón del hombre y plantar la semilla del bien, fue una incansable misionera, mediante la práctica de los ejercicios espirituales”.
A fines de 2018 se cerró el proceso canónico de otro posible milagro de Mama Antula, ocurrido en la Arquidiócesis de Santa Fe de la Vera Cruz. Se trató de un hombre de esa provincia que sufrió un ACV y había sido diagnosticado sin esperanzas de sobrevivir, pero tuvo una recuperación inesperada, sin explicación lógica desde lo científico. Las investigaciones fueron enviadas a la Santa Sede para que fueran analizadas por los cuerpos profesionales y teológicos, que aprobaron el milagro.