María Rosa Miranda fue procesada por el delito de «homicidio simple» y fue defendida por su abogado, Ariel Roldan, mientras que el ministerio público fiscal estuvo a cargo de Alberto Ríos y la querella adhesiva (familiares de la víctima) era patrocinada por el letrado Fernando Bóveda.
El hecho sucedió en la madrugada, cuando la acusada solictó un servicio de remisería en Palpalá, el cual fue atendido la víctima a bordo de un Fiat Uno rojo.
La joven, en un primer momento, despistó a los investigadores porque denunció que Ríos, luego de raptarla, habría abusado de ella. Según su testimonio, se habría defendido utilizando un cuchillo, con el que le provocó al remisero serias heridas que luego le produjeron la muerte.
Pero con el correr de los días surgieron dudas y pruebas que hicieron que los familiares de Ríos comenzaran a indagar, llegando a la conclusión de que las cosas habían sucedido de otra manera.
La denuncia contra la joven surgió luego que algunos informes médicos indicaran que Ríos fue muerto de cinco puñaladas en su cuerpo y posterior a esto había sido degollado, además de presentar una serie de violentos golpes en la cabeza.