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Corro, Lola, Corro

Por El Leproso Almafuerte – @ellealmafuerte. Corría 1998 y se estrenaba una película alemana de suspenso escrita y dirigida por Tom Tykwer que provoco muchísimo interés y que fue acompañada por el éxito de diversos públicos que se interesaban en la teoría del caos y muchas otras entelequias muy ajenas a la comprensión del autor de esta nota y cuyo título en español “Corre, Lola, corre” nos inspiró para esta reflexión.

La decisión de nombrar en el Ministerio de Seguridad al jefe de la policía local podría resultar de una complejidad impredecible, o no. No existe antecedente alguno en Jujuy, sobre este asunto.

Es el mismo jefe que días atrás nos enseñó a todos y todas que conviene evitar saludarlo amablemente, porqué “ipso facto” te manda detener.

Resulta, por lo menos, muy inquietante la decisión política de entregar la conducción civil de un ministerio estratégico a uno de los responsables de la formación y capacitación de varias camadas de efectivos de la fuerza, y que tiene entre ellos demasiados agentes con antecedentes delictuales de todo tipo durante los últimos años. Inclusive se los hace responsables de haber provocado el caso cero de COVID-19 en Jujuy.

Está claro que la decisión se enmarca en la necesidad de amedrentar y ponernos sobre aviso de que se tendrá “tolerancia 0” ante los legítimos y genuinos reclamos y protestas de las diversas organizaciones sociales, los trabajadores sindicalizados, las agrupaciones políticas y toda otra manifestación popular que irán “in crescendo” y tomando la calle cada día en nuestra provincia.

Los aspectos humanos y sensibles del gobernador parecen haber quedado exclusivamente para su actuación en melosos spots publicitarios autoadulatorios, que aturden en todos los medios de comunicación existentes.

“¿Qué papel ha desempeñado la política en un tema tan complejo y fundamental como el de la seguridad? En todo Estado democrático, la policía es una institución civil profesional que garantiza los derechos y las libertades individuales. En nuestro país se ha convertido, en muchísimos casos, en una agencia habilitada para regular actividades delictivas.”

El especialista en seguridad pública Marcelo Saín describe de manera minuciosa el precio que pagan las sociedades civiles como consecuencia de la delegación de las autoridades gubernamentales en las propias instituciones policiales en su libro “El leviatán azul: Policía y Política en la Argentina” (Siglo XXI editores) y concluye que “La seguridad pública no es una cuestión policial, sino sustancialmente política”.

Al decir de viejas historietas que acompañaron nuestra juventud, habrá que ir poniendo los “pies en polvorosa” para evitar ser alcanzados por el tsunami autoritario que sigue avanzando en Jujuy y seguir entrenando en la maratón de la supervivencia diaria.

#SeráJusticia

“Obsesión casi asnal, para ser fuerte,

Nada más necesita la criatura,

Y en cualquier infeliz se me figura

Que se rompen las garras de la suerte…”

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