La necesidad de contar con un sistema financiero internacional más justo fue uno de los puntos de coincidencia de los líderes de los 22 países reunidos en la XXVIII Cumbre Iberoamericana de República Dominicana, que destacaron la importancia de hacer frente a la crisis climática y de garantizar la seguridad alimentaria en un mundo que aún sufre el impacto de la pandemia y se ve afectado por la guerra en Ucrania.
«Es imprescindible contar con un sistema financiero internacional más justo, democrático, inclusivo y solidario, que amplíe y fortalezca el nivel de participación de los países en desarrollo en la toma de decisiones, y que les permita acceder, en condiciones favorables y transparentes, a los recursos financieros necesarios para impulsar sus procesos de recuperación económica, mejorar las condiciones de endeudamiento externo y de construcción de sociedades más equitativas, prósperas, justas y sostenibles que contribuyan a la consecución del derecho al desarrollo», señala el texto de la declaración de 49 puntos consensuada en Santo Domingo.
El presidente Alberto Fernández mencionó el tema hoy en su intervención, en la que exhortó a «cambiar drásticamente al sistema financiero».
«Si advertimos además que lo que buscamos debe ser alcanzado en un tiempo en el que la humanidad aún se repone de los efectos de una pandemia, en el que el mundo central se enreda en una guerra desatada por la invasión rusa sobre Ucrania, que altera la economía global, en el que crujen los cimientos del sistema financiero internacional y en el que el clima observa cambios que anegan o secan territorios vitales para la humanidad, entonces la dimensión del objetivo se vuelve gigantesca», señaló.
El mandatario argentino fue uno de los que impulsó que este tema estuviera en el documento de cierre de la cumbre, al igual que su par colombiano, Gustavo Petro, según reconoció el mandatario dominicano, Luis Abinader, en la conferencia de prensa final.
Por su parte, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, pidió una «reestructuración profunda» de la arquitectura financiera internacional para avanzar en una región más justa y sostenible, mientras que su par boliviano, Luis Arce, recordó la crisis bancaria generada recientemente a raíz de la quiebra del Silicon Valley Bank en Estados Unidos y aseguró que se debió a la «inadecuada regulación del sistema financiero» de ese país.
El que compartió la preocupación por los riesgos de la desregulación financiera fue el chileno Gabriel Boric: «La incertidumbre de hoy pareciera señalar que los grandes capitales y sus defensores acérrimos no hubiesen aprendido lo suficiente de la crisis del 2008 y sus efectos, como siempre, lo sufren los más pobres».
En la primera cumbre totalmente presencial desde la de Guatemala de 2018, el mensaje de gran parte de los 13 jefes de Estado y de Gobierno de los países de habla hispana y portuguesa de América Latina y el Caribe, así como de Andorra, España y Portugal, fue el de buscar la unidad pese a las diferencias.
«Aprovechemos esta oportunidad para reforzar nuestras coincidencias, que siempre serán más que los desacuerdos», señaló Abinader en el encuentro celebrado en la Sala de Convenciones del Ministerio de Relaciones, sobre el mar Caribe, mientras que el uruguayo Luis Lacalle Pou, que aseguró incluso que «estos foros se asemejan a terapia de grupo», reconoció las diferencias con varios de sus pares, pero se dijo optimista de «tener puntos de encuentro».
Inspirado en el lema oficial de la cumbre, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, destacó la necesidad de avanzar hacia una Iberoamérica «más justa, inclusiva y feminista» en un mundo donde la tasas de desigualdad y pobreza se dispararon tras la pandemia y la guerra en Ucrania.
Por otra parte, el mandatario socialista aseguró que la relación de Latinoamérica con la Unión Europea (UE) tiene mucho «potencial» y que España intentará impulsarla durante su presidencia del bloque, que tendrá lugar durante el segundo semestre de este año.
«Celebraremos una cumbre que no se hacía desde 2015, entre la UE y la Celac, que va a tener un importante contenido político, económico y medioambiental. No solamente declarativo, también ejecutivo», manifestó, en relación al encuentro que ambas partes mantendrán el 17 y 18 de julio en Bruselas, a la vez que expresó su deseo de cerrar el acuerdo comercial entre la UE y el Mercosur.
La ratificación de ese tratado, para el que se llegó un acuerdo en principio en 2019 tras 20 años de negociaciones, es uno de los objetivos que viene planteando el bloque europeo para este año. Sin embargo, los países del Mercosur han expresado sus preocupaciones por las dificultades que pueden generar a sus exportaciones las nuevas normativas medioambientales europeas.
Este fue uno de los temas que Alberto Fernández trató previo a la cumbre en un encuentro con Sánchez y con el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, en el que ambas partes se manifestaron a favor de continuar trabajando para encontrar una solución conjunta.
El bloque europeo fue puesto como ejemplo por parte del presidente colombiano Petro, que pidió que la integración latinoamericana sea «verdadera» y no «retórica», y a la vez advirtió sobre las implicaciones del cambio climático, alegando que el mundo podría desaparecer para el 2070 y llamando a proteger la selva amazónica, que se reparte entre nueve países.
Fuera de los temas de la agenda oficial, que incluía también la transformación digital, la guerra en Ucrania sobrevoló la cumbre, en la que el canciller brasileño, Mauro Vieira, se manifestó incluso contra el envío de armas a Kiev y consideró como «no legítimas» las sanciones unilaterales, en referencia a las medidas adoptadas por los países occidentales contra Rusia por la invasión del país vecino.
Boric volvió a tocar el tema de las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua, tal como lo había hecho en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en enero en Buenos Aires, y dijo que «no es aceptable» que se calle «ante la dictadura familiar de (Daniel) Ortega y (Rosario) Murillo en Nicaragua que acaba de privar de su nacionalidad a 94 opositores y deportar a más de 200 presos políticos».
El canciller nicaragüense, Denis Moncada, fustigó duramente al mandatario chileno durante su intervención y lo acusó de usar a Nicaragua «como plataforma para demostrar su traición al pueblo chileno y su entrega al imperio norteamericano y sus aliados»
Por su parte, Díaz-Canel reiteró su solidaridad con los gobiernos de Venezuela, Nicaragua y Bolivia, «sometidos a permanentes intentos de desestabilización».
El mandatario venezolano, Nicolás Maduro, cuya presencia estuvo en duda hasta el último momento, finalmente no viajó a Santo Domingo porque dio positivo de covid, según anunció en Twitter su vicepresidenta, Delcy Rodríguez. De haber viajado al país caribeño, esta hubiera sido su primera vez en una Cumbre Iberoamericana desde que asumió el cargo en 2013.
Los jefes de Estado y de Gobierno, vicepresidentes y cancilleres presentes en Santo Domingo adoptaron además la Carta Medioambiental Iberoamericana y Carta Iberoamericana de Principios y Derechos en Entornos Digitales, además de una Ruta Crítica para Alcanzar una Seguridad Alimentaria Incluyente y Sostenible en Iberoamérica, según indicaron en la declaración final.
Uno de los grandes ausentes de la cita fue el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, un gran impulsor de la integración regional, quien este fin de semana debía iniciar una gira por China pero fue cancelada a último momento por un cuadro de neumonía. Tampoco viajaron a República Dominicana el mexicano Andrés Manuel López Obrador y el nicaragüense Ortega, que no suelen ir a estos eventos.
La próxima cumbre se celebrará el 29 de noviembre de 2024 en Quito, bajo el lema «Innovación, Inclusión y Sostenibilidad en Iberoamérica», según anunció el presidente ecuatoriano, Guillermo Lasso, al cierre del encuentro en Santo Domingo.
Por Cecilia Becaría, en Télam