«Se te ha indicado hombre, qué es lo bueno y qué exige de ti el Señor: nada más que practicar la justicia…» (Miqueas 6, 8).
El miércoles 19 de este mes representantes de varias agrupaciones negacionistas, que defienden a represores de la última dictadura, estuvieron reunidos con el secretario de la Conferencia Episcopal Argentina, Mons. Carlos Malfa, obispo de Chascomús, y Mons. Jorge García Cuerva, obispo auxiliar de Lomas de Zamora. Estas agrupaciones reclamaron a los obispos su intervención ante lo que llamaron “persecución” de los involucrados en crímenes de lesa humanidad. La reunión se dio a conocer el viernes 21 por un escueto comunicado del obispado castrense en su cuenta de Twitter, que afirmaba que “entidades que representan a Presos Políticos” −así, con mayúsculas− “reclamaron por su situación a la CEA”.
Ante este hecho no podemos permanecer callados. Creemos que toda persona tiene derecho a ser escuchada por la Iglesia. Pero esto no puede validar cualquier reclamo. Por eso esperamos escuchar de nuestros obispos una palabra clara que deje constancia de que no existe tal “persecución”, de que el accionar de la justicia ante la represión ilegal es conforme a derecho ante los crímenes aberrantes de la dictadura. El pueblo argentino espera todavía una palabra clara del episcopado al respecto, que dé por tierra con la “teoría de los dos demonios”: no hubo un enfrentamiento entre fuerzas iguales, sino el rigor de la fuerza del Estado para seguir un plan sistemático de persecución, silenciamiento y exterminio de toda voz opositora.
Y también pedimos a la Conferencia Episcopal que definitivamente desautorice la postura del obispado castrense, que no es la primera vez que insinúa y afirma la existencia de tal “persecución”. No se trata de “presos políticos”, sino de criminales condenados o que están siendo juzgados por la violación sistemática de la dignidad humana y de las leyes de la República.
En estos tiempos en que nos preparamos para celebrar la beatificación del Obispo Mártir Enrique Angelelli y sus compañeros Wenceslao, Carlos y Gabriel, a cuya intercesión nos acogemos, esperamos la clara solidaridad de los obispos, como la que muestra el Papa Francisco, con las víctimas de la dictadura y los organismos que se consagran a la defensa de los Derechos Humanos. Por fidelidad al testimonio de los cristianos (laicas y laicos, religiosas y religiosos, sacerdotes y obispos) a los que se persiguió y martirizó durante la misma dictadura.
Grupo de Curas en la Opción por los Pobres.
23 de setiembre de 2018