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Denuncian en Tilcara presiones de la policía local y del ayudante del fiscal

“Parece que nos están persiguiendo”, dijo a El Submarino Blanca Chiliguay, que pertenece al grupo de estudiantes de Comunicación Social de Tilcara que viene trabajando con los jóvenes, sobre todo en lo que se refiere a la violencia institucional.

Luego de la trágica muerte de Elber Cusi en la comisaría local, ocurrida la semana pasada, denuncian que móviles policiales rondan por las viviendas y lugares de trabajo de quienes participaron más activamente de la movilización que reclamaba justicia.

Hace tiempo ya que denuncian malos tratos por parte de la policía y reclaman que la municipalidad local no ayuda. Como ejemplo, mencionan la falta de iluminación artificial en el Polideportivo, largamente pedida, que permitiría que los chicos no solo hagan deporte sino también se mantengan sanamente alejados de actividades marginales.

A los reclamos por la actitud policial, se suma ahora la denuncia hacia el ayudante del fiscal en Tilcara, Daniel Paredes. “El lunes yo estaba caminando por la calle, cerca de la comisaría, con mi pareja, y justo este señor, que andaba por ahí, de forma muy prepotente y muy nerviosa, vino a amedrentarme e intimidarme”, relató Chiliguay, quien participó de la movilización por Elber Cusi y también de la reunión con el ministro de Gobierno y Justicia, Alberto Matuk.

“Me vino a decir que él actuó bien en un caso anterior, en el que para mí no había actuado bien, y me preguntó por qué estoy pidiendo su destitución, como si yo tuviera el poder para decidir si alguien se queda o se va. Me dijo que soy una desubicada, que no digo las cosas en la cara, y que él no merece eso porque siempre me trató bien”, continuó la joven.

“Parece que hay algunos que nos están persiguiendo”, afirmó la joven, y relató que al salir de la radio en la que desarrolla su actividad, observó dos móviles policiales que le llamaron la atención, los que luego volvieron a pasar por su casa, más de una vez.

Por su parte, el exconcejal Eduardo Escobar confirmó a El Submarino la denuncia de Chiliguay y amplió el panorama: “Lo que dice aquí la chica es muy cierto. Nosotros no tenemos nada personal con el fiscal, yo no lo conozco, pero la gente dice que este señor no está cumpliendo con su tarea, que lo que ha hecho siempre es esquivar los problemas o favorecer a un grupo”.

Escobar recordó que el día de la manifestación por Elber Cusi “fue muy difícil calmar a las personas, que tenían mucha bronca”, pero desmintió lo publicado en algunos medios sobre supuestos actos de violencia: “Dijeron que había rotura de vidrios de la comisaría, pero no hubo nada de eso”, aseguró.

“Quisiera que esto se empiece a calmar y a cambiar un  poco, que por lo menos nos traten con respeto”, pidió. Se refería a episodios en los que la tensión aflora, sobre todo de parte de los efectivos policiales, cuestionados por su conducta habitual y ahora sospechados de, por lo menos, haber fallado en su responsabilidad de custodia con Elber.

Escobar contó: “El sábado apareció roto un candado de un pequeño negocio que tengo. Entonces me acerqué a la comisaría, sin ánimo de caldear las aguas, solo para que verificaran que estaba violentada la puerta. Apareció un oficial a cargo, un tal Ochoa, pegando gritos delante de la gente, amedrentándome, preguntándome a qué hora había sucedido eso. Luego empezó a reírse con otros policías, como si estuviéramos en una película. Entonces fui a la comisaría y pedí hablar con el comisario, pero me contestaron que no había nadie, que no había comisario. Estaba el tal Ochoa y los guardias. Me dijeron ‘usted no va a hablar con nadie ni entrar aquí mientras no brinde todos sus datos’; me preguntaron si soy argentino, si estoy divorciado o casado, cuál es mi vida personal, en qué trabajo, al mejor estilo dictadura militar”.

“No es normal que esto esté sucediendo”, continúa, y sentencia: “En Tilcara nada ha cambiado; los policías siguen siendo los mismos”.

Comentó luego el último hecho que conmocionó al pueblo: el robo de Cristo que estaba en el exterior de la iglesia: “No son loquitos sueltos, hay alguien que los banca para que sigan actuando de esta manera”, aseguró, y agregó: “La iglesia está a metros de la policía”.

“Tenemos una gran depresión, porque sentimos que toda la lucha de todo el pueblo, que ha costado tanto, con la esperanza de que haya cambios, de que cambie esta metodología que se ha venido adoptando todo este tiempo, sentimos que esta lucha parece que no existe”, indicó.

-¿No cambiaron a los policías de la comisaría, luego de la muerte de Cusi?

-No, siguen los mismos, no ha cambiado absolutamente nada. Lo que pedimos era clarísimo, queríamos una investigación, porque sea lo que sea que haya pasado, creemos que hay funcionarios públicos que no han cumplido con lo que deben hacer. Una persona que entra con vida a una comisaría no puede salir en una bolsa de residuos. Eso es lo que nosotros cuestionamos. Lo que haya pasado, lo va a determinar la justicia.

-Por lo que describe, se advierte que hay mucha tensión.

-Ustedes no tienen idea de lo que es la sensación de andar por la calle sabiendo que estos tipos te están midiendo. Nosotros le hemos dado al ministro Matuk los nombres de todas las personas que siguen aquí y no han sido removidas nunca. Porque esto no es de ahora, hace muchos años que la policía viene actuando de esta manera.

-¿Y el intendente Félix Pérez?

-Por años hemos tenido un intendente demasiado hábil, que intentó colarse en el reclamo y entonces no le deslindamos responsabilidad, porque si bien es cierto que las políticas de seguridad se gestan desde la provincia y que hay un ministerio que tiene que controlar a su policía, también hay un municipio que gana elecciones y tiene que dictar en conjunto las políticas. Entonces de alguna manera la gente no le cree porque intentó quedar bien parado, en una actitud muy acomodaticia, propia de este señor. 

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