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Después de los insultos, Milei da marcha atrás y le pide una reunión a Lula

Canciller Diana Mondino

El presidente Javier Milei volvió sobre sus pasos y le envió una misiva a su par brasileño, Luiz Inácio «Lula» da Silva, con un convite a reunirse para intentar recomponer las relaciones, luego de que el libertario lo insultara y lo tratara de “comunista” y “corrupto” durante la campaña electoral.

La encargada de llevar el mensaje fue la canciller Diana Mondino, que se reunió en Brasilia con su par Mauro Vieira, durante la gira que inició por distintas ciudades de Brasil junto a una nutrida comitiva de empresarios argentinos que buscan concretar negocios con el gigante sudamericano. La cancillería de Brasil dio cuenta del encuentro con Mondino y los ejes de las conversaciones bilaterales, pero evitó cualquier referencia a la invitación de Milei.

Durante el encuentro en Itamaraty, Mondino entregó a Vieira la carta de Milei dirigida a Lula proponiendo un encuentro entre ambos. Sin embargo, la solicitud tiene una especificidad dado que no se trata del pedido de una audiencia formal, lo que implicaría que Milei se traslade a Brasilia, sino del planteo de concretar un intercambio que hasta ahora no tiene fecha ni sede.

Se trata de la segunda misiva que le envía Milei a Lula después de haberlo insultado. La primera fue en el marco de su asunción, el 10 de diciembre, para invitarlo a la ceremonia de jura y buscar limar asperezas. Aunque Milei privilegió su postura ideológica y se encargó de difundir, en simultáneo, la invitación especial que le hizo para su asunción al expresidente Jair Bolsonaro, a quien respaldó públicamente en las elecciones de Brasil donde cayó derrotado por Lula. En aquel momento Lula decidió no viajar.

Ahora, a través de Mondino, Milei va en busca de una nueva posibilidad de encontrarse con Lula. El Palacio San Martín dio amplia difusión a la gira de la ministra por tres días en Brasil, que incluyó el encuentro con el vicepresidente Geraldo Alckmin, y con Vieira.

También se oficializó la designación de Daniel Raimondi –ex representante permanente ante la OEA— como nuevo embajador en el país vecino, quien ya contaba con el plácet del gobierno de Brasil. No hubo mención oficial alguna a la misiva de Milei a Lula, aunque la canciller lo dejó trascender informalmente.

El diario Folha de São Paulo informó que Mondino aseguró que el gobierno argentino “está muy interesado en mantener la relación bilateral”, y reveló que la carta contenía «un saludo”.

En el Palacio Itamaraty no hubo mención a la misiva de Milei. “Los ministros discutieron infraestructura en las fronteras, cooperación en energía y defensa, la Hidrovía Paraguay-Paraná e integración”, detalló la Cancillería brasileña y agregó declaraciones de Vieira sobre la primera visita oficial de Mondino: “Tiene significado esencialmente político y muy importante, de intenso y profundo diálogo sobre un conjunto de temas de gran e inmediato interés para los dos países”.

Las versiones que se dejaron trascender desde Brasil indican que “las relaciones van muy bien”, pero que, al menos por ahora, la relación bilateral será a través de los cancilleres.

El alineamiento ideológico y político internacional de Milei (y al que arrastra a la Argentina) también conspira para desarrollar una relación bilateral más distendida con el presidente del principal socio comercial del país.

A fines de febrero, la diputada brasileña Gleisi Hoffmann, presidenta del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), criticó al presidente Milei por compartir en sus redes sociales mensajes críticos respecto de Lula. «Javier Milei hace chiquilinadas en las redes sociales al divulgar mentiras de bolsonaristas sobre Lula», afirmó la aliada del presidente brasileño.

Los mensajes cuestionados asociaban a Lula –como promueve la ultraderecha brasileña- al brazo militar del movimiento palestino Hamas, en medio de la crisis diplomática entre Brasil e Israel, tras las críticas de Lula a la ofensiva militar israelí en la Franja de Gaza.

Milei también compartió mensajes que exaltaban un multitudinario acto de apoyo a Bolsonaro en São Paulo y hacían referencia a un supuesto «autoritarismo» que se viviría en Brasil y a una «dictadura». «Hablar de una dictadura en Brasil es algo totalmente irresponsable y más grave aún si eso es reproducido por el presidente de un país vecino, amigo y socio comercial», aseguró Hoffmann, que conoce de cerca las opiniones de Lula.

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