En lo que fue su primer discurso tras la victoria electoral, Rousseff, quien obtuvo 51,64 por ciento de los sufragios válidos (54,49 millones de votos) contra el 48,36 por ciento (51,04 millones) del opositor Neves, con una tasa de abstención de 21,10 por ciento, se mostró abierta al diálogo e intentó consensuar luego de una agresiva campaña cargada de denuncias y ataques personales.
«El calor liberado en la disputa debe ser transformado en energía constructiva de un nuevo momento de Brasil», señaló la mandataria y llamó a «encontrar puntos en común y una primera base de entendimiento para hacer» al país «avanzar».