24 de Marzo de 2024, domingo de Ramos para la fe cristiana. Han pasado 48 años del último golpe cívico-militar. En unidad con todos los organismos de Derechos Humanos y, desde nuestra rica historia Diocesana en Quilmes, levantamos nuestros ramos pidiendo al Dios de Jesús que reine en nuestra historia con más Memoria, Verdad y Justicia.
Especialmente cuando, desde el Gobierno Nacional, se ironiza con el símbolo de “los/as 30.000” negando aquel plan sistemático del terrorismo de estado; cuando se vacían las políticas de derechos humanos y se vuelve a dar injerencia a las fuerzas armadas en asuntos de seguridad interior; cuando las políticas económicas nos recuerdan los peores momentos del empobrecimiento de nuestra Patria; cuando se derogan leyes que limitan la extranjerización de la tierra y se ofrecen nuestros recursos naturales al mejor postor; cuando los salarios de trabajadores y trabajadoras, la salud, las jubilaciones, la educación, la investigación científica se miran como “gastos” o “salidas” en una planilla contable y no como inversión en humanidad, en futuro, en grandeza de la Patria.
Somos de aquellos y aquellas que creen en la justicia social como un horizonte para diagramar programas y proyectos desde donde soñar nuestra convivencia.
¿No estamos frente a un nuevo “plan sistemático”?
Con nuestra hermana Diócesis de Merlo-Moreno creemos que “no basta con la legitimidad de origen”, sino que “el ejercicio del poder debe llevarnos a la construcción de sociedades más justas y más humanas” (Carta al Pueblo de Dios de Merlo-Moreno, 10/03/24, tomado de las palabras del Papa Francisco).
Las medidas de este gobierno, a 100 días de su asunción, han hecho añicos la realidad de miles de familias, ha puesto en jaque la integración de la Nación.
Poner en duda las políticas de derechos humanos, negar a los desaparecidos y desaparecidas, erigir a condenados por delitos de lesa humanidad como patriotas, dar la espalda a las familias más pobres para satisfacer la avaricia de los ricos, destruir la industria nacional, proponer una economía entreguista se parece mucho a aquel nefasto “Proceso” comenzado en 1976. Se parece mucho a la entrega de los años 90 que supo parir aquel dolor social de 2001.
Debajo de las palabras y los discursos de ocasión, hoy como ayer, quedan en evidencia los hechos que revelan la realidad: multitud de pobres cada vez más pobres, más desigualdad, más violencia, más individualismo, menos Patria.
¿Podremos responderle a Dios por el paradero de nuestros hermanos y hermanas?
Junto a las Madres y a las Abuelas, comenzamos una nueva Semana Santa marchando por Paz, Pan, Tierra, Techo y Trabajo al encuentro del Dios de la Vida.
Departamento de Pastoral Social
Departamento de Justicia y Paz
Vicaría de la Solidaridad
Diócesis de Quilmes
24 Marzo de 2024
* cf. Gén 4,9