Por Alberto López Girondo, en Tiempo. Tras retirarle el asilo y haber liberado el ingreso de la policía británica para que detuvieran a Julian Assange en su sede diplomática en Londres, el gobierno de Lenín Moreno se lanzó a una caza de brujas informática en su propio país, con el objetivo ya nada oculto de evitar nuevas filtraciones que comprometen a la familia presidencial en casos de corrupción. Así lo reflejó la ministra de Interior, María Paula Romo Rodríguez, quien en una rueda de prensa informó que hay dos hackers rusos y «una persona vinculada» a WikiLeaks en territorio ecuatoriano y culpó a funcionarios del gobierno de Rafael Correa de haber permitido que actuaran libremente. Fue así que detuvieron a Ola Bini, un ciudadano sueco que trabaja desde hace años en seguridad y privacidad digital.
La acusación más grave es que «en las últimas semanas hay intromisiones de Assange y su organización aliada en asuntos de política interna del Ecuador». La referencia no podía ser más clara: desde principios de año comenzaron a difundirse en las redes documentos secretos sobre negocios del hermano, la esposa y el mismo Moreno que lo involucran en lavado de dinero en cuentas offshore. Conocidos como los INA Papers, por una firma, INA Investments, de la que el mandatario formó parte hasta que asumió la presidencia en mayo de 2017. El caso había puesto en alerta a Moreno y desde ese momento parecía obvio que la suerte del activista australiano estaba echada, como adelantó Tiempo Argentino el domingo pasado.
Asilado desde 2012 en la embajada de Ecuador en la capital británica, Assange tenía una causa por supuesta violencia sexual contra dos mujeres en Suecia, que fue dejada de lado en 2017. Pero Scotland Yard lo acusa de incumplir los requisitos de su libertad bajo fianza cuando buscó protección en el gobierno de Correa.
Jennifer Robinson, abogada de Assange, dijo en un tuit que el fundador de WikiLeaks «fue arrestado no sólo por el incumplimiento de las condiciones de la fianza sino también en relación con una solicitud de extradición de los Estados Unidos. que se emitió en diciembre de 2017 y es por conspiración con Chelsea Manning».
Chelsea Manning, analista de las Fuerzas Armadas de EE UU en Irak, desató esta tormenta en 2010 cuando filtró miles de documentos que probaban las atrocidades cometidas por tropas de ese país desde la invasión. Fue ese el momento en que el portal alcanzó notoriedad, mediante acuerdos con los medios más importantes del mundo hasta entonces, Le Monde de Francia; New York Times de EEUU; Der Spiegel de Alemania; The Guardian de Gran Bretaña y el español El País.
Pronto se desataron también las consecuencias. El gobierno de Barack Obama condenó la filtración y advirtió sobre el peligro de difundir información que atentara contra la seguridad de las fuentes. Manning cambió de sexo cuando estaba en prisión y en 2013 fue condenada a 35 años de prisión, aunque terminó indultada en 2017. Hace un mes volvió a la prisión por negarse a declarar en una causa contra WikiLeaks. Dijo que se amparaba en garantías constitucionales. Quedó en aislamiento hasta que cambiara de idea.
«No podemos permitir que Ecuador se convierta en un centro de piratería y espionaje; hay que dar por terminado ese período… llegamos a normalizar a tal punto el espionaje, el espionaje político, la intromisión en la vida de las personas, que en el gobierno pasado canales públicos se daban el lujo de transmitir chats de conversaciones privadas de personas», dijo la ministra luego de afirmar que Bini, al que no nombró directamente, «ha estado colaborando con intentos de desestabilización en contra del gobierno y que ha viajado a otros países junto a Ricardo Patiño, quien, como ustedes recordarán, era el canciller de la República cuando se otorgó este asilo».
Fuentes cercanas a Correa interpretaron ante una consulta de este diario que «el gobierno de Lenín Moreno está intentando instalar que el equipo de WikiLeaks filtró información para desestabilizar, están creando una puesta en escena para desviar la atención».
En su blog, Bini se define como un desarrollador de software preocupado por la privacidad y que implementó tecnologías de encriptación y programación de uso público. Quienes lo conocen, como Rafael Bonifaz, quien hizo un máster en Seguridad Informática de la Universidad de Buenos Aires, dicen que Bini había quedado muy impactado con las revelaciones de Edward Snowden sobre la forma en que la agencia estadounidense NSA espiaba a los usuarios de Internet a través de todas las plataformas disponibles.
«Ola lideró un equipo de desarrolladores, en su mayoría de Ecuador y Brasil, para mejorar proyectos de software libre orientados a la privacidad y así mejorar la seguridad de nuestras comunicaciones», agrega Bonifaz.
Snowden pidió asilo en Rusia para no ser juzgado en su país por traición a la patria. Quizás esa sea la suerte que le espera a Assange.
Mientras tanto, WikiLeaks liberó millones de archivos con información clasificada de todo el mundo. Al cierre de esta edición, estaba disponible en esta dirección: <https://file.wikileaks.org/file/> .