El 84 por ciento de los empresarios de IDEA ve mal la situación de la economía

Por Sandra Cicaré, en La Capital de Rosario. Los empresarios que participan del coloquio de IDEA dieron por perdido el 2018, pero todavía le ponen una ficha al gobierno de Mauricio Macri. El 84 por ciento describió negativamente la situación económica pero el 56 por ciento mostró un moderado optimismo para el año próximo. Aunque la realidad chocó con sus expectativas, los hombres de negocios reunidos en Mar del Plata continúan depositando en los «errores del pasado» los principales males de la economía.

En la tradicional encuesta de expectativas que realiza para IDEA la consultora D’Alessio Irol, y que ayer fue presentada por Eduardo D’Alessio y el economista Miguel Kiguel, hay una evaluación negativa sobre la economía nacional. Se acusa una sostenida caída de la rentabilidad y el resentimiento de la cadena de pagos. Tampoco hay buenas noticias en materia de inversiones y de empleo, ya que los responsables de tomar esas decisiones, mayoritariamente consideran que habrá una disminución en ambos aspectos.

Los indicadores que se presentaron en IDEA fueron tan brumosos como la intensa niebla que se apoderó de Mar del Plata. Pero la gran mayoría de los empresarios empatiza con Macri y se manifestó optimista sobre un cambio de rumbo en el primer semestre de 2019. Las razones fueron varias, algunas fácticas y otras, muchas, subjetivas.

«Nadie espera que la economía rebote como en otras crisis profundas, tal el caso de 2001, cuando se salió con cuatro años creciendo al 8 por ciento, pero sí se espera un crecimiento moderado, una tasa del 0,8 por ciento por trimestre», acotó Kiguel.

Según los datos que aportó D’Alessio, la devaluación, la recesión, la baja del consumo, la falta de inversión, las elevadas tasas de interés y la falta de crédito explican el panorama negativo. Todos lo consideran un «semestre decepcionante», agregó Kiguel.

El ínfimo universo que vio una mejora, la atribuye al acuerdo con el FMI, al aumento del dólar (especialmente en el 51 por ciento de las empresas exportadoras), a las mejoras en los términos de intercambio y al plan de déficit cero.

Deseo y realidad

«Lo que sorprendió es que la crisis fue mucho más fuerte de lo que se esperaba», dijo Kiguel. Esta disociación quedó expuesta en la encuesta. Un punto del relevamiento mide la percepción sobre la situación económica y luego la contrasta con lo que efectivamente ocurrió en la realidad. Esto permite tomar el pulso de cómo leyeron los empresarios lo que se venía. Se mide con una opción numérica: 100 es mejor y 0 es peor.

Los números son sorprendentes. Para abril de este año las expectativas que habían manifestado los hombres de negocios eran de 75 puntos y la realidad mostró un nivel de 31. Esa brecha se reiteró para octubre, cuando las expectativas estaban ubicadas más abajo, ahora en 56 puntos, pero la realidad mostró que estaba en 23. «El gap fue muy fuerte», dijo D’Alessio.

La inflación, un número que fue el tema excluyente de conversación en los paneles y en los pasillos de Idea, fue ubicado como el principal factor a resolver. Aunque su costo no es igual para todos. El 41 por ciento de los encuestados opinó que los precios aumentaron más o mucho más el costo de la mano de obra. «El incremento de la mano de obra fue trasladado en menor medida a los precios en el sector servicios que en la industria», detalló D’Alessio.

Pero a esa apropiación empresaria del ingreso se la comió la política de Cambiemos. El 46 por ciento dijo que aumentó los precios por debajo de la inflación y el 26 por ciento dijo que logró superarla.

La rentabilidad baja, y no por una pesada herencia. El 50 por ciento considera que en los próximos meses disminuirá leve o significativamente. En este último segmento se destaca el sector servicios. A la inversa, es mayoritariamente positiva la percepción sobre el futuro en materia de exportaciones. Más de la mitad (51 por ciento) considera que aumentarán, un fenómeno que se explica por la devaluación.

«Hoy tenemos un tipo de cambio de 37 pesos por dólar aproximadamente, y todavía es alto, aunque lo necesitamos para recomponer la competitividad externa», sostuvo Kiguel.

El economista consideró errónea la interpretación empresaria sobre el déficit fiscal como principal problema del país. La gente necesita respuestas fáciles, pero en realidad lo que tuvimos fue una crisis monetaria», dijo. Y enfatizó que la principal cuestión a atender es el shock externo. «El déficit de la cuenta corriente fue de 30 mil millones de dólares y hay que pagarlo en esa divisa, cuando el déficit fiscal, aunque es alto, se paga en pesos», sentenció.

Kiguel admitió que «hay mucho pesimismo», pero consideró que «si el dólar se tranquiliza y esto empieza a encaminarse hay buenas chances de que llegue al piso de la banda cambiaria y esté más estable».

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