Icono del sitio El Submarino Jujuy

El Cóndor de la Paz: Ciriaco el Malonero del tren

Por Manuel Choque Corbacho.

El 19 de diciembre de 1920 nacía un kolla en Tinate, Cochinoca. Seguramente aquel niño jamás creyó que su vida representaría a miles de indígenas que hoy luchan por sus derechos. Don Ciriaco a sus 26 años protagonizaría una de las movilizaciones más importante y significativas del Siglo XX en Argentina, hizo aquello que los indios saben hacer de forma extraordinaria: caminar. Es que mientras el indio camina se va haciendo así mismo, se construye, reflexiona, crece, lucha, “dice y hace”.  Esta mañana Ciriaco Condori se quedó dormido a sus 97 años y despertó como Cóndor para guardar y guiar las luchas de los próximos maloneros. Hoy pereció el hombre y despertó un apu (ser tutelar andino).

La Historia, su Lucha

Con la llegada de Perón a la presidencia en 1946, las esperanzas por la proclamada “justicia social” aumentaba en los trabajadores argentinos. En Jujuy, las experiencias de los trabajadores mineros y azucareros vieron en Perón la posibilidad de hacer cumplir las normas que los patrones y funcionarios del gobierno provincial habían postergado desde hacía mucho tiempo.

En el 45 cuando el radical y exgobernador jujeño Miguel Ángel Tanco decide apoyar la candidatura de Perón en la provincia, las comunidades indígenas advirtieron que volvía a ponerse en marcha el proyecto del exmandatario provincial y futuro diputado de lograr que se les entregaran los títulos de las tierras donde vivían desde “tiempos inmemoriales” –como suelen decir actualmente los hermanos-.

Hasta ese momento, las tierras del norte jujeño pasaban de mano en mano por diferentes dueños, cobrando arriendo a los campesinos indígenas que vivían allí a precios tan altos, que, al verse imposibilitados de cumplir con la obligación del arriendo, la deuda era cobrada con trabajo en los ingenios azucareros de Salta y Jujuy.

De esta manera, los terratenientes vendían la fuerza de trabajo de los campesinos indígenas a los propietarios de los ingenios, quienes sobreexplotaban a los trabajadores. Cabe señalar, que los dueños de las empresas mineras y azucareras para este tiempo también eran funcionarios del gobierno. Por lo que la explotación claramente era silenciada.

Es en este contexto, que, con las esperanzas del peronismo, un grupo de casi 200 personas –incluido Ciriaco Condori- se embarcaron en la aventura de manifestar la realidad que vivían las comunidades desde hace muchos años. Mujeres y hombres del pueblo kolla salieron desde Abra Pampa hasta Bs. As. marchando a pie para reunirse con Perón y exponer su petición: el título de sus tierras. A este acontecimiento se lo conoce como “Malón de la Paz”. La prensa local y nacional cubrieron gran parte del viaje que duro aproximadamente tres meses.

Al llegar a Bs. As. fueron recibidos con todos los honores, cientos de trabajadores, sobre todo campesinos locales aprovecharon esto para manifestar también sus luchas y reivindicaciones. Entre fotos y entrevistas, y la “predisposición del gobierno nacional de solucionar los problemas de los kollas”, nadie advirtió que el desenlace de esta historia terminaría da la manera que lo hizo.

Extranjero en tu país

El gobierno nacional previendo las dificultades económicas de los indios, decide alojarlos en el Hotel de Inmigrantes –paradoja de extranjería claramente- solventando todos los gastos mientras duren las entrevistas y tramites de sus reclamos. Una noche de setiembre, la policía federal entra a las habitaciones del hotel para sacar a los “huéspedes” y los fuerza a subirlos a un tren directo a Jujuy. En medio del viaje, tres de los indígenas que volvían a sus pagos por la fuerza, se escaparían del tren y volverían a Bs. As. a terminar con la tarea que habían empezado. Uno de esos tres hombres era nuestro Ciriaco Condori.

El problema de la tierra no se solucionó al acto, pero gracias a esta lucha a los dos años Perón decretó dar inicio a la expropiación de las tierras. Pese a esto, las tierras que pasaron de ser privadas a fiscales jamás fueron restituidas por completo.

Hoy la lucha por la tierra sigue, muchas cosas se lograron, pero aún falta por concretarse. Más que nunca las comunidades indígenas salen a las calles y movilizarse. Es que ahora estos indios se convirtieron en organizaciones sociales y su historia nos remarca constantemente que a pesar de los palos en la rueda siempre han sido sujetos políticos, sujetos de cambio. Y pese a la invisibilización que los grandes poderes pretenden para el destino indígena, estos siempre encuentran la forma de hacerse escuchar.

Salir de la versión móvil