El hambre afecta actualmente a 14 millones de personas que sufren de «inseguridad alimentaria severa» en once países de América Latina y el Caribe, debido a las consecuencias de la pandemia de coronavirus en la región, advirtió hoy el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
La información fue difundida por el director del organismo de la ONU, Miguel Barreto, quien precisó que los países más afectados son Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Honduras en Centroamérica; Haití, República Dominicana y algunas pequeñas islas en el Caribe; Perú, Ecuador y Colombia en Sudamérica.
El PMA ya había anticipado el año pasado que había 3,4 millones de personas bajo esa categoría pero hoy Barreto subrayó que en menos de medio año -y en el marco del brote de la Covid-19-, otros 11 millones fueron afectados por inseguridad alimentaria.
Hasta el momento, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reportó más de 1,6 millones de casos de la Covid-19, según informó la agencia de noticias EFE.
Si bien en el cálculo se incluye a quienes padecen de inseguridad alimentaria moderada, el problema afecta a 40 millones de personas en un grupo de países que comprende únicamente a aquellos donde el PMA realiza operaciones de ayuda.
La evaluación sobre la situación nutricional en Latinoamérica excluye a los países de mayor peso económico, como México y Brasil, así como Argentina, Chile, además de Venezuela, donde el organismo no tiene actividades.
Durante la conferencia virtual brindada a la prensa acreditada ante la ONU en Ginebra, Barreto explicó además que las cifras de inseguridad alimentaria que exponía estaban validadas por cada gobierno y prefirió no aventurarse a estimar el número de personas que estarían en la misma situación en toda América Latina.
La pandemia de coronavirus se intenta contener con medidas de cuarentena que frenaron gran parte de la actividad económica de los países y causado una crisis de proporciones que se proyecta se extenderá al menos hasta el próximo año.
Las estimaciones de los organismos financieros internacionales apuntan a una contracción de la economía latinoamericana y caribeña con un piso del 6% para el año en curso.
El PMA necesita recibir contribuciones por 400 millones de dólares para cubrir, sólo hasta fin de año, las nuevas necesidades alimentarias surgidas de la pandemia, explicó Barreto.
Las personas más susceptibles de sufrir inseguridad alimentaria en la región son las que trabajan en la economía informal (entre el 50% y el 70% del total de trabajadores) y sus ingresos dependen de actividades del día a día frenadas por las medidas para contener la pandemia.
Pese a que la situación en general es muy mala en Latinoamérica y el Caribe, Barreto identificó las situaciones más graves, entre las que figura la de Haití, donde antes de la pandemia había 700.000 personas en inseguridad alimentaria severa, mientras que ahora son 1,7 millones.
Asimismo, mencionó el caso de la zona centroamericana conocida como el «Corredor Seco», que parte del sur de México hasta el norte de Panamá y con una alta tasa de pobreza extrema.
Allí la inseguridad alimentaria grave afecta ahora a 3 millones de personas frente a un 1 millón a finales del año pasado, periodo que coincidió con el fin de una fuerte sequía.
Por último, Barreto consideró que el Fondo Monetario Internacional debería intentar ayudar mediante créditos blandos para que los países puedan duplicar su gasto social.