El efecto de la caza de pumas y zorros en la expansión del hantavirus

La caza de pumas, zorros y aves rapaces, para el presidente de la Asociación Amigos de Parques Nacionales, Norberto Ovando, es una de las principales causas de la proliferación de “ratones colilargos” –roedores portadores del hantavirus–-, dado que “se está matando a los depredadores naturales de estos ratones, que son fundamentales para mantener el equilibrio de la naturaleza”. Sin embargo, en la Patagonia –una de las cuatro zonas endémicas de hantavirus del país– está permitida la caza de estos animales por considerarlos “plaga”. Y no solo está permitida: está premiada económicamente.

“Todo animal tiene por arriba de la cadena alimentaria algunas especies que son las controladoras naturales”, explicó a PáginaI12 Ovando, presidente de la Asociación Amigos de Parques Nacionales y miembro de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. En el país existen cuatro zonas endémicas de hantavirus: el norte (Salta y Jujuy), el centro (Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos), el noreste (Misiones) y la región sur (Río Negro, Neuquén y Chubut). En esta última zona, según explicó Ovando, las especies controladoras del ratón colilargo (Oligoryzomys longicaudatus Bennett) portador de hantavirus –que genera en los humanos un cuadro de insuficiencia respiratoria conocido como síndrome pulmonar por hantavirus (SPH)– son los pumas, zorros y aves rapaces.

Según explicó el especialista, el ratón se reproduce durante la primavera y el verano. “Cuando florece la caña Colihue –lo hace cada 40 años aproximadamente– hay mayor cantidad de semillas y eso hace que aparezcan miles de ratones a alimentarse y se reproduzcan más rápido. Pero al reproducirse el ratón, los zorros y los otros depredadores también tienen más posibilidades de aumentar su población. O sea que, naturalmente, si hay más ratones hay más depredadores. La naturaleza es sabia”, detalló Ovando. Pero advirtió: “El problema es cuando interviene el hombre, que es la verdadera plaga del planeta. En el Sur, los estados provinciales premian la caza de pumas, zorros y rapaces porque los consideran plaga. La población de los colilargos aumenta porque no hay quién se los coma. Por lógica consecuencia, el resultado es mayor cantidad de animales infectados con hantavirus”.

En Río Negro existe una ley (la 763/72) que declara plaga a pumas y zorros “sin ningún estudio previo”, subrayó Ovando. “El gobierno autoriza a cazar sin saber qué cantidad de pumas o de zorros hay en la zona. Como no hay ningún estudio previo, se le pone la palabra plaga porque vienen los señores ganaderos y dicen que el puma les mató a unos corderos. Pero nunca se sabe qué cantidad de corderos o en qué circunstancias murieron”, dijo el presidente de la Asociación Amigos de Parques Nacionales, quien recomendó como solución a la matanza de corderos los alambrados olímpicos o la presencia del Estado, que “podría pagarles a los ganaderos el costo de los corderos, siempre y cuando muestren las pruebas de que sus animales murieron por la intervención de un puma o un zorro”. Actualmente, el estado provincial de Río Negro paga 3000 pesos por cuero de puma y 700 por cuero de zorro.

“En Chubut se mataron 5000 zorros y 250 pumas en 2017”, detalló Ovando. El precio por puma en esa provincia es de 1000 pesos, mientras que el del zorro colorado es de 300 pesos. “Las leyes provinciales no respetan las nacionales. La Ley 22.421 protege y conserva la fauna silvestre. Tampoco se respeta la 25.675, que es la ley general del ambiente”, agregó.

El especialista considera que “los zorros, pumas y rapaces están en un estado crítico”. Para controlar la superpoblación de ratones que podrían ser portadores de hantavirus, Ovando propuso dos alternativas. Por un lado, respetar la cadena alimentaria. Por otro lado, consideró necesario que “el Estado haga una inversión y les dé a estos ratones un alimento con anticonceptivo”.

Finalmente, el especialista también explicó que hace falta una mayor inversión estatal en campañas de prevención y de educación. “Esto también es un problema del turismo: cuando una persona escucha sobre este tipo de problemáticas, no quiere llevar a sus hijos a ese lugar. Y estas zonas, que viven del turismo, terminan muy afectadas económicamente. Buenas campañas informativas sobre cómo evitar el contacto con estos roedores serían muy valiosas”, concluyó.

Página/12

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