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El gobierno de Morales se endurece contra los trabajadores

Por Iñaki Aldasoro diputado provincial del Partido Obrero

En su discurso de ayer, el gobernador no sólo endureció el tono, sino las medidas: decretó el cierre de la provincia, prohibió las reuniones de más de 10 personas, estableció penas y multas para la «flagrancia».

Sin embargo, este tipo de medidas no apuntan a solucionar el problema de fondo.

Si bien la cuarentena es el método más efectivo para evitar el contagio, no hay recursos para asegurar una cuarentena general de la población. Más de la mitad de los jujeños son cuentapropistas, empleados privados y muchos complementan su ingreso con ventas ambulantes o «changas».

Otra cosa sería si a la par de la cuarentena se refuerza el servicio de salud con los recursos necesarios, que permita modificar y mejorar las condiciones de atención de los pacientes con síntomas y/o infectados por el virus.

Al día de hoy no hay ningún anuncio al respecto, o sea que no se están volcando los recursos necesarios para intervenir en la crisis sanitaria más importante, a nivel global, posiblemente de todo el siglo XX y lo que va del XXI.

Además de los recursos en salud, no se están tomando medidas de resguardo de los trabajadores que van a ver menguados sus ingresos, cuando no directamente anulados.

No hay un plan de ayuda extraordinaria para trabajadores directamente afectados por la crisis, como tampoco un esquema de subsidios que permita cubrir el costo de un alquiler, los servicios e impuestos mientras dure está crisis.

El gobernador dice que estamos en una situación de guerra, pero no toma las medidas excepcionales que una situación de guerra amerita, cómo sería cubrir el salario de todos los que pierden la posibilidad de trabajar en estas circunstancias.

A este cuadro general se suma otro problema, que es muy probable que esta situación se prolongue en el tiempo, por un espacio que supere las 2 o 3 semanas. Nadie está pensando en esto, con más razón cuando se viene el descenso de la temperatura y una mayor propensión a las enfermedades de tipo gripal.

La situación pone al desnudo al gobierno que por ahora, luego de haber tenido la iniciativa de adelantarse a las medidas de prevención nacional, ha blandido amenazas a la población para conminarla al encierro, sin resolver los grandes problemas para garantizar las condiciones de la cuarentena.

Una línea de choque del gobierno con las masas en este escenario va a generar la reacción de los trabajadores por sus reivindicaciones.

Medidas de este calibre, exigen una reorganización social que permita concentrar los recursos y las decisiones en manos de la mayoría de la población, los trabajadores.

La necesidad de garantizar un ingreso a todas las familias, condiciones de higiene, inversión en equipamiento sanitario, reorganizar la producción en función de las necesidades de la población (alimentos, alcohol en gel, barbijos, etc.) pone de manifiesto los límites insalvables del actual régimen y la necesidad de los trabajadores de tomar en sus manos estos desafíos.

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