Miguel Santucho, su padre Julio y Estela de Carlotto. Foto: Télam

El nieto restituido 133 es hijo de Cristina Navajas y Julio Santucho: Su historia

La asociación Abuelas de Plaza de Mayo anunció este viernes la recuperación de la identidad del nieto 133 y reveló que se trata del hijo de Cristina Navajas y Julio Santucho, y descendiente de la abuela Nélida Navajas.

En una conferencia de prensa brindada en el auditorio de la Casa por la Identidad del Espacio Memoria y Derechos Humanos ex Esma, la presidenta de Abuelas, Estela Barnes de Carlotto, señaló: «Hoy honramos a Nélida y a todas las Abuelas que nunca perdieron la esperanza de encontrar a sus seres queridos. Encontramos al hijo de Cristina Navajas y Julio Santucho, el nieto de la Abuela Nélida Navajas».

«El nieto 133 se encontrará hoy con su hermano, su hermana , su papá y una familia enorme», adelantó Carlotto.

En la conferencia, se relató a través de un comunicado que Nélida, a través de testimonios de sobrevivientes, pudo confirmar que el embarazo de su hija siguió su curso. «El mensaje traía implícito la determinación de que su hijo nacería y el pedido de que lo sigan buscando. Nélida nunca perdió las esperanzas», sostuvo Carlotto.

También resaltó la búsqueda de Nélida, quien recorrió el mundo buscando un método para identificar a los nietos y nietas de los miles de detenidos desaparecidos durante la última dictadura cívico militar.

 

Miguel «Tano» Santucho, hermano del nieto 133, estuvo presente en la conferencia  junto a su padre, Julio Santucho. «Nélida pudo ver en él el legado de su lucha», expresó el documento respecto de Miguel.

A su turno, Miguel expresó: «Bienvenido, querido nieto, sos un triunfo de nuestra democracia».

«Es uno de los momentos más luminosos de mi vida. Me cuesta creer lo que estoy viviendo», comentó, y agregó: «Mi mamá y mi abuela siguen viviendo en mí y en todas estas búsquedas. Me llena de un orgullo inconmensurable».

Miguel Santucho se sumó hace tiempo a la organización de Abuelas, donde trabaja junto a otras personas que buscan a sus hermanos y hermanas. «Tengo la suerte de trabajar en este lugar, con los chicos y jóvenes que vienen y me abrazan, que me dicen que lo voy a encontrar. Me decían -se corrigió-, porque ya lo encontré».

En tanto, Julio Santucho, padre de Miguel y del nieto 133, expresó: «Pienso que, a pesar de lo duro que es, lo mejor que pude hacer fue decirle a los chicos la verdad: que su mamá no estaba por culpa de los militares».

Cristina Navajas estaba embarazada al momento de su secuestro. Su marido se encontraba en el exterior. Sus tres hijos mayores se quedaron con la familia materna.

Julio Santucho también manifestó su reconocimiento a su hijo porque él hizo todo lo posible por recuperar su identidad y afirmó: «Esto es una derrota a la dictadura que nos quería quitar a los hijos, pero los estamos recuperando».

Abuelas había indicado, al anunciar la conferencia, que «a casi 40 años del inicio del período democrático más largo de nuestra historia, seguimos buscando a nuestros nietos y nietas, todos los días».

«Cada restitución reafirma que el pueblo argentino nos acompaña y decide no olvidar», remarcaron.

Foto: Télam

La historia

El nieto recuperado 133 es el hijo de Cristina Navajas y Julio Santucho, nieto de la abuela Nélida Navajas, ex secretaria de la organización y quien falleció en 2012, y hermano de Miguel “Tano” Santucho, también miembro de la organización de derechos humanos.

El nieto restituido, cuyo nombre aún no fue dado a conocer, tiene dos hijos. Fue anoticiado de su identidad el 26 de julio pasado por la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) y ya se reunió con su padre y sus hermanos, Miguel y Camilo.

Según la reconstrucción de su historia, aún no había nacido cuando su madre fue desaparecida el 13 de julio de 1976 por una patota del Ejército conducido por el gobierno militar de facto.

Cristina Navajas nació en 1949 en la Ciudad de Buenos Aires. Tenía 26 años al momento de su secuestro, era maestra y estudiante de sociología en la Universidad Católica Argentina (UCA).

En esa universidad se conoció con Julio Santucho, séptimo hijo de una familia de diez hermanos y cuyo miembro más reconocido fue Mario Roberto Santucho, un dirigente clave del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).

Julio, quien estuvo en la conferencia donde se presentó la restitución de identidad, había sido pupilo de un colegio católico y luego seminarista para ser sacerdote. Pero cuando conoció a Julia abandonó esa vocación.

La pareja, que militaba en el PRT, tuvo dos hijos, que estuvieron presentes en el momento en que su madre fue secuestrada de la casa de su cuñada, Manuela, en la calle Warnes 735, donde se encontraba de casualidad junto a otra compañera de la organización, Alicia Raquel D’Ambra.

El secuestro

Julio se encontraba en Italia y allí se enteró del secuestro de Cristina pero aún no de su embarazo. Se supo que ella esperaba un nuevo hijo poco tiempo después, cuando su madre Nélida encontró una carta que ella había preparado para Julio anoticiándolo de un retraso y sus sospechas de estar embarazada.

Cristina fue secuestrada y llevada Coordinación Federal, y luego al centro clandestino de detención Automotores Orletti. Allí fue torturada junto con sus compañeras. Sus captores la trasladaron luego a Protobanco y estuvo allí hasta diciembre de 1976.

Sus compañeras de cautiverio contaron que durante su secuestro ella se identificó ante los represores con la determinación de dejar clara cuál era su condición y su voluntad de tener a su hijo: “Soy Cristina Navajas, militante del PRT y estoy embarazada”. Más tarde fue llevada al Pozo de Banfield.

Mientras tanto, su madre, Nélida comenzó su incansable búsqueda. Llegó hasta Italia, donde estaba Julio, e inició con él una serie de denuncias sobre lo que ocurría en la Argentina.

El inicio de la búsqueda

Julio había querido volver al país cuando se enteró de que Cristina había sido secuestrada pero, según contó, las autoridades del partido se lo impidieron. “Otro Santucho más no vamos a perder”, le dijeron.

Por esos días, su familia ya había sido diezmada por el terrorismo de Estado. Entre secuestrados, asesinados y desaparecidos, los Santucho perdieron a casi una veintena de sus familiares.

Cuando Julio por fin pudo reencontrarse con sus hijos en Europa, porque fueron llevados por miembros de la organización, él les dijo que su madre había sido secuestrada por los militares. “Ellos pensaban que ella los había abandonado. Yo preferí decirles que habían perdido a su mamá por culpa de los militares”, narró, y afirmó que luego de ello comenzó con Nélida la búsqueda de Cristina y el hijo que estaba en su vientre.

El camino a la verdad

El comienzo de la restitución de identidad del nieto 133 comenzó hace casi cinco años cuando, como tantos otros, sospechó de sus orígenes y se acercó a Abuelas de Plaza de Mayo.

Según se supo, su apropiador siempre aseguró haber sido su padre biológico. Pero él siguió abriéndose camino hacia la verdad.

Luego de Abuelas, siguió todos los pasos del proceso en la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) y la Unidad Especializada para Casos de Apropiación de Niños durante el terrorismo de Estado (Uficante).

La noticia de que era hijo de Cristina Navajas y Julio Santucho le fue comunicada hace dos días, el 26 de julio último. Inmediatamente quiso tomar contacto con su familia y se comunicó con su hermano Miguel, el “Tano”.

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