Algunas comparsas celebran el ritual del entierro este sábado y otras, mañana, el domingo de Tentación.
Antes de enterrar al diablo se le da de comer a la tierra para prepararla para la siembra y la cosecha posterior. Otras creencias sostienen que ese día es para homenajear a la pachamama por todo lo logrado y conseguido en el último año, desde lo material y espiritual.
En todo caso, las comparsas llegan al anochecer, bailando y cantando, a su mojón. Saludan y piden permiso para iniciar el ritual del entierro, con una enorme fogata que es alimentada por todos los que participan de la ceremonia.
Las personas participantes de las comparsas y sus acompañantes, se desprenden de los restos de papel, talco y serpentinas y lo sueltan sobre el mojón. Algunos eligen alimentar el fuego con alguna prenda u objeto que hayan llevado los días anteriores, durante el reinado del diablo.
Los oficiantes de las comparsas prenden fuego al muñeco del Pujllay, los diablos se sacan los disfraces y las máscaras. La música se detiene, y todos se quedan en silencio, rodeando la fogata, saludando al rey del carnaval que volverá dentro de un año.