Por Silvia Martínez. Avelino Bazán, referente minero por excelencia, quiaqueño de nacimiento, fue también electo diputado provincial allá por 1966. Uno de sus proyectos fue precisamente la instalación de la Universidad Nacional de Jujuy (UNJu) en su ciudad. En La Quiaca, recién pudo tomar forma una sede en la década de 1990, con pocas ofertas virtuales que fueron ampliándose a través del tiempo.
El acceso a la educación superior no es fácil para los habitantes de las zonas rurales. Las distancias son grandes, la economía es reducida, así como las posibilidades de progreso.
Un Instituto de Enseñanza Superior y la sede de la UNJu hicieron realidad la tan deseada igualdad de oportunidades. La confirmación de ello es la numerosa presencia de gente en la marcha en defensa de la universidad y la educación pública del martes.
Vivir la economía brutal a la que nos somete el gobierno de La Libertad Avanza hace temer la pérdida del valioso derecho a la educación. En este contexto, el acompañamiento de los pobladores a la UNJu fue un aliento para sus alumnos, docentes y todo el personal.
Y más allá de la coyuntura, la presencia y el fervor de los estudiantes quiaqueños mostró que existe una gran necesidad de formarse con convicciones y militancia.
La situación fronteriza de La Quiaca suele alimentar los prejuicios. Vencerlos para que estas nuevas generaciones, esperanzadas y esperanzadoras, cumplan el sueño de la Patria Grande, será el compromiso que reflotó en la calle.
El sueño de Avelino y de tantos luchadores volvió a ponerse de pie.
Fotos: Pepe Alfaro