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En su camino hacia la Ciudad de Buenos Aires, los integrantes del Tercer Malón de la Paz están este viernes en la provincia de Tucumán, donde al igual que ya hicieron en Salta y Catamarca, se encontraron con otras comunidades originarias y organizaciones que les expresaron su apoyo. Pero no sólo eso, sino que además representantes de esos pueblos se han ido sumando a la caravana que el 1° de agosto llegará a la Capital Federal en lo que se espera sea una marcha multitudinaria.
Armando Quispe, de la comunidad de Queta, explicó a El Submarino Radio (FM Conectar 91.5) que el encuentro con pueblos originarios de otras provincias se da porque «a ellos les está pasando lo mismo, con gobiernos que los excluyen de políticas públicas, que no defienden los derechos, con las multinacionales avanzando en los territorios».
A partir de estas coincidencias es que se organizó la travesía hacia la Ciudad de Buenos Aires. «Cuando definimos estos trayectos, lo hicimos tomando conocimiento de estas situaciones. Sabíamos que íbamos a ser bien recibidos, pero nunca habríamos dimensionado la gran adhesión y el gran compromiso», comentó Quispe.
Pero en el camino, los integrantes del Tercer Malón de la Paz no sólo se encuentran con sus pares y comparten reflexiones, comidas y rituales. Además, representantes de comunidades de las otras provincias se fueron sumando a la caravana.
La llegada a Tucumán
Este viernes, los maloneros se encuentran en San Miguel de Tucumán, acompañados además por movimientos sociales y otros sectores sindicales y políticos de esa provincia. Luego pasarán por Santiago Santiago del Estero, Córdoba y Rosario, para entrar el 1° de agosto en la Capital Federal.
El Tercer Malón de la Paz lleva el reclamo para que la Corte Suprema de Justicia de la Nación se expida sobre la presentación de inconstitucionalidad de la reforma de la Carta Magna jujeña, y dos pedidos al Congreso Nacional: uno, para que trate una ley de propiedad comunitaria de la tierra, y el otro para que avance con la intervención federal de la provincia de Jujuy.
-¿Qué expectativa tienen sobre los reclamos que llevan a la Corte Suprema y al Congreso?
-Nosotros sabemos que hoy tenemos una Corte viciada, al igual que en Jujuy, con funcionarios que responden a un modelo de derecha. Así que es probable que la respuesta no sea positiva. Pero es un escalón más dentro de este proceso jurídico donde seguramente tendremos que ir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y así sucesivamente. Porque esto no va a terminar en la provincia ni en la nación, sino que también va a ser una lucha continental.
-¿Están en contacto con pueblos indígenas de otros países?
-Sí, se han estado comunicando hermanos de pueblos y naciones preexistentes de otros países, como Uruguay, Paraguay y Bolivia, que van a estar llegando para el 1° de agosto a acompañarnos en la entrada a Buenos Aires. Y también hermanos residentes de Perú en Buenos Aires, con toda la situación que está pasando ese país en este momento, con un gobierno puesto por el imperialismo, que ya tiene una lucha y tienen más de cien asesinados. Eso también da cuenta de que es una lucha continental, no solamente de Jujuy ni de Argentina.
-Más allá de las gestiones ante la Corte y el Congreso, se está visibilizando y nacionalizando el reclamo.
-Nosotros tenemos que tener en claro cuáles son los objetivos, cuál es el mensaje y ante quiénes estamos parados. Siempre dijimos que los gobiernos locales, provinciales y hasta nacionales son simples funcionarios que en determinadas líneas políticas responden a un modelo impuesto desde afuera. Hoy en Jujuy claramente responde al imperialismo, a los grandes capitales extractivistas, frente a los cuales ellos tienen que rendir cuentas. En Jujuy, el gobierno ha hecho una reforma dándole todos los derechos para el saqueo, la explotación y el avasallamiento de derechos.
-Apenas empezaron los cortes de ruta, a mediados de junio, el gobierno de Jujuy comenzó a decir que no eran las comunidades sino que había infiltrados, que era el kirchnerismo, la izquierda, gente de afuera. ¿Qué responden a eso?
-Nosotros no tenemos nada que ver con ninguna figura social, ningún espacio político o ninguna organización que haya venido de afuera. Y mucho menos con el gobierno nacional. Lo pueden ver en las rutas, en la gente que hoy está ahí, que tiene esta decisión y que ha salido de lo más profundo de sus comunidades con esta convicción, sin respaldos ni padrinos políticos. Después, en el transcurso, ha ido llegando gente, instituciones de todo tipo, con quienes se ha abierto el diálogo. No hemos tenido ningún problema. Pero este movimiento es autónomo, es de las comunidades. De hecho, esta caravana hacia Buenos Aires ha sido autofinanciada. Por eso mismo también queremos agradecer y reconocer el compromiso de los pueblos que nos están recibiendo, que nos están ayudando con la alimentación, el alojamiento e inclusive el transporte, buscando algunas donaciones. En función de estos ideales, que no nos dejen pegados a ninguna figura política ni partido. Nosotros decimos que el gobierno de Jujuy miente, tiene una versión tergiversada.
-Antes de que salieran de Jujuy hubo varios hechos de violencia, agresiones contra la gente que está en los cortes. ¿Qué puede decir sobre eso?
-Claramente hay una línea política desde el gobierno de Jujuy que quiere deslegitimar la lucha. Dice que somos violentos, pero en este último tiempo se han armado situaciones planificadas, hay que decirlo. Está la decisión del gobierno de Jujuy de mandar patotas, porque pudimos ver que los que fueron a agredir son de un municipio, parientes de funcionarios del partido oficialista o gente disfrazada de turistas que vienen de otras provincias y responden al modelo político del PRO. En realidad, la gran mayoría de la gente que circula en las rutas ha mostrado total adhesión con la lucha de los pueblos indígenas.
