Organismos y expertos internacionales se desplegaron este domingo en Brasil para observar los comicios generales, en medio de cuestionamientos del presidente Jair Bolsonaro a la fiabilidad de las urnas electrónicas y ante las dudas sobre si aceptará los resultados.
En su tercera misión de observación electoral en Brasil, la Organización de Estados Americanos (OEA) ha desplegado 55 especialistas de 17 nacionalidades en 15 de los 27 estados brasileños.
La misión está liderada por el excanciller paraguayo Rubén Ramírez Lezcano, quien se reunió la semana pasada con Bolsonaro, con autoridades electorales y del Congreso, y ONG, entre otros. También se encontró, según los medios locales, con los equipos de campaña del expresidente Luiz Inácio Lula Da Silva, que lidera los sondeos y que podría imponerse en la primera vuelta de hoy, sin necesidad del balotaje del 30 de octubre.
La OEA suele tener un bajo perfil en sus misiones electorales y sólo se pronunciará cuando publique un informe preliminar después de los comicios.
La observación internacional también contará con especialistas de la Unión Interamericana de Organismos Electorales (Uniore), el Parlamento del Mercosur (Parlasur), la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa y el Centro Carter, de Estados Unidos. Además habrá dos «misiones técnicas de acompañamiento» a manos de la Fundación Internacional para Sistemas Electorales (IFES) y la Red Mundial de Justicia Electoral (RMJE).
En total, las autoridades electorales esperan unas 120 personas en esas comitivas internacionales, además de unos 300 observadores nacionales independientes. Pero otras 80 personas, entre expertos, exgobernantes y autoridades electorales, fueron igualmente invitadas, incluyendo la expresidenta de Costa Rica Laura Chinchilla y la exvicepresidenta de Colombia Marta Lucía Ramírez.
Los expertos acuden a una elección marcada por los continuos cuestionamientos de Bolsonaro sobre la fiabilidad de las urnas electrónicas y las alertas de sus rivales y analistas de que el mandatario podría no reconocer el resultado si pierde.
«Unas elecciones limpias deben ser respetadas», dijo hoy el Presidente antes de votar en una escuela de Río de Janeiro, evitando varias veces pronunciarse con claridad sobre si aceptará o no una eventual derrota frente a Lula.
El voto electrónico se ha usado en todas las elecciones brasileñas desde 1996, sin que se haya constatado ninguna falla significativa.
Las elecciones «son limpias, seguras y transparentes», dijo el presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Alexandre de Moraes, en un acto con los observadores internacionales esta semana. En ese encuentro, el jefe de la misión de Uniore, Lorenzo Córdova, destacó su confianza en un sistema electoral «referencia para todos los países», informó la agencia de noticias AFP.
Sin embargo, Bolsonaro ha repetido advertencias sobre un posible fraude y tacha a las encuestadoras -que no dejan de ubicar a Lula en la delantera- de «mentirosas».
El viernes pasado, Lula admitió que teme que el mandatario ultraderechista «puede intentar crear algún tumulto durante la transición» en caso de ser derrotado.
Este domingo, los invitados internacionales pueden presenciar el inicio de las votaciones y acompañar las pruebas de integridad de las urnas electrónicas, que se realizan de manera aleatoria en distintos centros electorales. Al cabo de una jornada de visitas a centros de votación, retornarán al TSE para observar el escrutinio.
También estarán atentos a posibles episodios de violencia en las calles, un asunto que preocupa a las autoridades brasileñas, en medio de las elecciones más polarizadas del país en décadas. En atención a eso, el TSE prohibió el porte de armas en los centros de votación este domingo.