Los guatemaltecos votaban este domingo para elegir presidente y renovar el Congreso, en medio de denuncias de la candidata favorita de que el oficialismo estaba «comprando votos» y otros incidentes, tras una campaña marcada por la exclusión de postulantes y persecución a la prensa.
En una nación aquejada por la pobreza y la violencia, unos 9,4 millones de personas estaban habilitadas para elegir al sucesor del presidente de derecha Alejandro Giammattei, que culmina su mandato de cuatro años con 76% de desaprobación.
Los casi 3500 centros de votación abrieron sus puertas poco después de las 7 (las 10 en Argentina) para cerrar a las 18. Los primeros resultados oficiales se esperan para las 21 (la medianoche en Argentina).
La socialdemócrata Sandra Torres, exesposa del difunto mandatario Álvaro Colom (2008-2012) y favorita en intención de voto, denunció que el oficialismo estaba «comprando votos», tras sufragar en la mañana en una escuela de la capital.
«El partido oficial no puede hacer regalos ni comprando votos, porque tenemos denuncias de que están comprando votos» con el reparto de alimentos, dijo la ex primera dama luego de votar en Ciudad de Guatemala, rodeada de reporteros.
Torres recordó que Giammattei había asegurado en un mensaje al país el viernes pasado que iba a respetar los resultados de la votación. «Pero dónde está la transparencia si está comprando votos el partido oficial? Vamos», dijo a los periodistas.
Por otra parte, la autoridad electoral del departamento occidental Guatemala informó que suspendió los comicios en el municipio San José del Golfo, después de que voluntarios fueran amenazados y pobladores impidieran la entrega de urnas en un centro de votación. Tanto allí como en San Martín Zapotitlán, al sur de la Ciudad de Guatemala, se registraron enfrentamientos entre vecinos y policías que lanzaron gas lacrimógeno.
Giammattei informó que tres municipios del departamento Suchitepéquez estaban afectados por cortes del suministro de electricidad, que atribuyó a la caída de árboles debida a una fuerte tormenta registrada este sábado, sin que ello interrumpiera los comicios.
Los últimos sondeos previos a los comicios pusieron a Torres a la cabeza de la intención de votos, seguida por el centrista Edmond Mulet, la derechista Zury Ríos -hija del exdictador Efraín Ríos Montt- y el oficialista de derecha Manuel Conde.
«Es una bendición haber llegado a este día lleno de vida, llenos de mucha felicidad», dijo Ríos en medio de un tumulto de periodistas tras votar en una escuela de la capital, adonde llegó junto con su esposo e hija.
Giammattei, en un mensaje a medios, dijo que se habían registrado algunos incidentes y cortes de energía aislados pero después de tres horas de apertura de las urnas las elecciones se realizan «con total normalidad, en paz».
Torres sería la primera mujer presidenta de Guatemala, y ha hecho de esto uno de sus caballitos de batalla durante la campaña.
Mulet, exfuncionario de la ONU, promete sacar al Ejército a las calles de forma «temporal» para combatir la delincuencia.
Hay 22 candidatos presidenciales, algo usual en Guatemala. Si ninguno obtiene mayoría absoluta, habría un balotaje el 20 de agosto.
Además, serán elegidos 160 diputados, 340 alcaldes y 20 representantes al Parlamento Centroamericano.
En Guatemala, el voto es voluntario y está prohibida la reelección. También hay centros de votación en 15 ciudades de Estados Unidos, donde viven 2,8 millones de guatemaltecos, aunque solo 90.000 están registrados para votar.
La pobreza y la violencia impulsan a miles de guatemaltecos a emigrar a Estados Unidos cada año. Con 71,1% de informalidad laboral, Guatemala es uno de los países más desiguales de América Latina, según el Banco Mundial. Unos 10,3 millones de sus 17,6 millones de habitantes viven en la pobreza y la mitad de los niños de menos de cinco años sufre desnutrición crónica, de acuerdo a la ONU.
Otro problema agobiante es la inseguridad, pues la tasa de homicidios de Guatemala triplica el promedio mundial, según la ONU.
Ninguno de los principales candidatos promueve legalizar los matrimonios igualitarios ni el aborto, que solo está permitido si hay riesgo para la madre, tras una campaña con todo tipo de promesas y frecuentes invocaciones a Dios.
Con control sobre el Poder Judicial, procesos a periodistas, exclusión de candidatos y persecución a fiscales que combatieron la corrupción, Guatemala navega por aguas turbulentas. Hace dos semanas, el dueño de un diario crítico del gobierno, José Rubén Zamora, fue condenado a seis años de prisión por lavado de dinero, en un juicio denunciado por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Su rotativo, fundado en 1996, dejó de publicarse el 15 de mayo.
La Asociación de Periodistas de Guatemala documentó 117 casos de violaciones a la libertad de prensa en 2022, entre las que destacan acoso judicial, limitaciones para coberturas y casos de exilio.
Además, las autoridades electorales y judiciales excluyeron de la contienda presidencial a dos aspirantes con opciones: al empresario derechista Carlos Pineda y a la indígena de izquierda Thelma Cabrera. Esto generó desconfianza y desinterés por los comicios, lo que explicaría el récord de 13,5% de ciudadanos que pretenden votar nulo, un número alto en comparación con el 4,1% de votos nulos que se registraron en la primera vuelta de 2019.
Para analistas y ONG, Guatemala vive un retroceso al autoritarismo como reacción de poderosos sectores político y empresariales a la labor de la Comisión Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), un ente avalado por la ONU que ayudó a destapar sonados casos de corrupción, entre 2007 y 2019. El entonces presidente de derecha Jimmy Morales puso fin a la Cicig en 2019 y Giammattei no intentó resucitarla.