Si el Lobo gana, Mario Sciacqua va a hacer una evaluación de la actitud y el compromiso de cada uno de los jugadores; pero tambien puede ser su último partido, si no logra superar a los entrerrianos.
Durante toda esta semana se dieron varias charlas entre el cuerpo técnico y los jugadores, y entre el entrenador con directivos. Sciacqua recibió el apoyo de la institución, aunque es posible que le resuene aquella frase de Ringo: cuando entrás al ring, te sacan hasta el banquito. También hubo conversaciones entre los propios jugadores, que asumieron el compromiso de que este tiene que ser el partido del despegue para pelear por el ascenso.
Fueron días de mucha adrenalina, luego de la fracasada actuación del equipo de local ante Flandria, que además de perder demostró falta de actitud, confianza y solidaridad, ante la mirada de asombro y despectiva de los hinchas, que vieron que los jugadores no ponían lo que había que poner para salir del pozo.
Sciacqua fue el mismo técnico quien señaló a la prensa en la previa a este compromiso, que prestará mucha atención a la respuesta futbolística y de actitud, de cada jugador, para evaluar su futuro y el de ellos.
La campaña del Lobo es mala, con dos triunfos, dos derrotas y ocho empates, pero ante la irregularidad del torneo, los puntos conseguidos hasta ahora, lo tiene muy cerca del lote de punteros.
Para este partido, Sciacqua mete mano en el equipo: entran Matías Molina en lugar de Leonardo Ferreyra, vuelve a ser titular Rodrigo Morales, desplazando a Maki Salces al banco de suplentes y Juan Arraya reemplaza a Alejandro Noriega que por lesión quedó descartado para este partido.
Peró aún mantiene una duda: la presencia de Agustín Sufi desde el arranque o si el DT se inclina por incluir a Gabriel Arce desde el arranque, dejando al jujeño en el banco, por malas actuaciones, desde el inicio de la temporada.
