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Energías renovables: ¿una verdad absoluta?

Por el profesor José del Frari. Un viejo cuento de los años setenta decía de dos amigos que se encuentran y uno le dice al otro: «Sabes, los yankees están haciendo un avión de 500 m de largo, 100 m de ancho y con una altura equivalente a un edificio de 10 pisos». El otro pregunta: «¿Qué tal vuela?» La respuesta fue: «Todavía no lo probaron”.

Cuando se habla en una nación en vías de desarrollo de “energías renovables”, se debería colocar el tema dentro de los procesos de investigación, desarrollo y de innovación tecnológicas. El sector político, definir la estrategia; y los sectores técnicos a nivel nacional y provincial (Secretaria de Ciencia y Técnica, Conicet, Universidad, Colegios profesionales, etc.), elaborar y debatir la mejor propuesta.

Esto es fundamental, porque estamos haciendo referencia de esta manera al conjunto de actividades emprendidas de forma sistemática, a fin de aumentar el caudal de conocimientos científicos y técnicos, así como la utilización de los resultados de estos trabajos para conseguir nuevos dispositivos, productos, materiales o procesos y con ello lograr ventajas competitivas en la economía; que le permita a esa nación alcanzar un crecimiento económico sustentable.

En nuestro país o en nuestra provincia, la pregunta es en qué etapa se considera que nos encontramos para avanzar tan raudamente con estos grandes anuncios y deseos, los que se sustentan en gran medida con un pedido de autorización de endeudamiento del Ejecutivo a la Legislatura de la Provincia por 450 millones de dólares a devolver al presupuesto de gastos de la provincia (fondos de educación, salud, justicia y seguridad); con lo producido por la venta de energía fotovoltaica de las tres plantas a instalar en la provincia.

Algunas cosas que sabemos:

• Que nuestra provincia dispone de una de las siete zonas de mejor radiación solar del mundo.

• Que la calidad de vida está asociada a la producción y disponibilidad de energía.

• Que estamos asistiendo a un cambio de paradigma mundial en materia de energías renovables con grandes desafíos, peligros y oportunidades que se sustentan no solo en el cuidado del medio ambiente.

• Que estas nuevas formas de energía requieren también la tecnología necesaria para extraerlas, procesarlas, transportarlas, utilizarlas, etc.

• Que el momento se presenta como una gran oportunidad de avance tecnológico para nuestro país, pero también como una amenaza a nuevas dependencias, por ejemplo, de los países que ya manejan estas alternativas energéticas como China, Japón, EE.UU., Francia, etc.

Por otra parte, los costos internacionales de las energías renovables han ido cambiando al punto que los avances de la industria, las tecnologías y los mercados permitieron una producción en mayor escala, logrando en algunos casos bajar el costo del KW/h por debajo de los derivados del petróleo.

Vale la pena mencionar el importante avance por parte de la industria china en la construcción de paneles solares, lo que baja prácticamente a diario el precio del MW/hora (megawatt/hora).

Los precios de los paneles pasaron a costar en 2016 un 75 por ciento menos que en 2009; esto hizo que los parques sean cada vez más baratos, tal como lo demuestra el informe de la Agencia internacional de las Energías Renovables (Irena).

Se prevé que la tendencia se irá acentuando en los próximos años.

Energía solar fotovoltaica: los proyectos más competitivos hoy están generando energía por 70-90 dólares el MW/h, cuando hace solo tres años su valor era de 170-200. Se estima que este valor de 70-90 el MW/h se puede reducir en los próximos años aun a la mitad. Un ejemplo claro: en el Perú en estos momentos se construye una planta fotovoltaica de 185 MW a 48 dólares el MW/h.

Es importante tener presente que una fuente de energía presenta sus propias características en cada zona. En principio, y aquí es donde hay que estar muy atentos, los costos varían en función de la disponibilidad del recurso, del acceso al financiamiento, la infraestructura disponible, la demanda y desarrollo industrial local, la demanda domiciliaria, los costos del sistema impositivo, los costos laborales, etc.

En nuestro país se ha dado un paso importante con la Ley 27.191 sancionada en septiembre del 2015 que modificó la 26.190 que establecía el Régimen de Fomento Nacional para el uso de Fuentes Renovables de Energía destinada a la Producción de Energía Eléctrica, donde se establece como objetivo lograr una contribución de las fuentes de energía renovables hasta alcanzar el 8 por ciento del consumo de energía eléctrica nacional, al 31 de diciembre de 2017.

La misma crea un nuevo Régimen de Inversiones y establece nuevos beneficios para los que se dediquen a la realización de emprendimientos de producción de energía eléctrica a partir de fuentes renovables de energía en los términos que establece la ley y que cumplan las condiciones establecidas en la misma, gozando de los beneficios promocionales previstos, a partir de la aprobación del proyecto respectivo por parte de la autoridad de aplicación, siempre que dicho proyecto tenga principio efectivo de ejecución antes del 31 de diciembre de 2017, inclusive. ¿Qué? ¿Después viene el fin del mundo?

En particular en nuestra provincia se creó un Régimen de Promoción y Desarrollo de la Energía Solar mediante la sanción de la Ley 5.904, que declara de interés estratégico la generación de energía eléctrica y térmica a partir de la energía solar, teniendo entre sus variados y ambiciosos objetivos la meta de incrementar la generación de electricidad a través del aprovechamiento de la energía solar en todas sus formas hasta alcanzar por lo menos el cincuenta por ciento (50 por ciento) del consumo total de energía eléctrica en la provincia al año 2030.

Eso, estableciendo un Régimen de preferencia para el Estado Provincial a través de la participación de la Sociedad del Estado, Jemse, en ningún caso con un porcentaje menor al 51 por ciento de cualquier emprendimiento de aprovechamiento de la energía solar en el territorio provincial; un Régimen de Beneficios para los inversores basados en tributos provinciales, y prioridad especial a todos aquellos emprendimientos que favorezcan, cualitativa y cuantitativamente, la creación de mano de obra jujeña, que propongan una integración, con bienes de capital de origen nacional, no inferior al treinta por ciento (30 por ciento) de la inversión y fortalezcan la cadena de desarrollo de proveedores locales.

¿Verdad absoluta?

No hay verdades absolutas. La premisa de la inmutabilidad de los conocimientos humanos, concibiendo todos los objetos y fenómenos como inmutables y dados de una vez para siempre, puede llevarnos a irremediables errores.

Cada fase del conocimiento está limitado por el nivel de la ciencia y por las condiciones históricas de la vida de la sociedad, que hacen inevitablemente que nuestros conocimientos sobre la naturaleza sean relativos, incompletos. El conocimiento constituye un proceso histórico de movimiento del no saber al saber, de los aspectos parciales de la naturaleza a su conocimiento más profundo y más completo.

Los profesores de física o química explicamos a nuestros alumnos algo básico: en condiciones normales de temperatura y presión el agua se vaporiza (hierve) a 100°C y se solidifica (congela) a 0°C, pero en Jujuy no tenemos las condiciones normales y la naturaleza “no respeta” la  temperatura de 100°C (es menor según la altura). El agua hierve antes, a menor temperatura, y por ello las comidas demoran más en cocinarse.

No deben quedar duda de cuáles son las ventajas de avanzar hacia un cambio en nuestra matriz energética, pero no es menos cierto que, a mi modesto entender, no nos encontramos en momento de decir: deme tres plantas o saltar a una pileta que no sabemos si tiene agua y, si tiene, qué cantidad.

Reitero una vez más: es fundamental y necesario tener en cuenta muchas otras consideraciones. Solo así podremos avanzar con seguridad  hacia este necesario cambio de paradigma que nos permita lograr la tan ansiada soberanía energética.

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