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Espionaje ilegal: Ramos Padilla procesó a Arribas, Majdalani y otros exagentes

Majdalani-Arribas

Silvia Majdalani y Gustavo Arribas.

El juez federal de Dolores Alejo Ramos Padilla procesó a los extitulares de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) en el gobierno de Cambiemos, Gustavo Arribas y Silvia Majdalani, como presuntos coautores de «acciones de inteligencia prohibidas» y «abuso de autoridad» por espionaje ilegal en la provincia de Buenos Aires.

En el fallo de 979 carillas, al que tuvo acceso Télam, Ramos Padilla concluyó que «existía una directiva de carácter general» que ordenaba a los agentes de la AFI «realizar inteligencia ilegal emanada de la máxima autoridad del organismo».

Además, para el magistrado hubo «órdenes concretas para investigar ilegalmente a las agrupaciones, movimientos y actividades contrarias a los intereses políticos o electorales de la entonces gestión de gobierno, que fijaba los parámetros específicos de producción de información que era de interés recopilar».

La decisión se tomó en la llamada causa «AMBA» e incluyó embargos de 20 millones de pesos para los dos exfuncionarios, quienes ya habían sido procesados por otros hechos de inteligencia ilegal el 5 de agosto último, en la causa que investiga el juez federal de Lomas de Zamora Juan Pablo Auge.

En la misma resolución Ramos Padilla procesó a otros nueve exagentes de la AFI. Por estos hechos ya estaba procesado el máximo responsable del llamado “Proyecto AMBA”, el abogado Pablo Pinamonti.

El juez consideró que todos los procesados son coautores de los delitos «en virtud de haber obtenido información, producido inteligencia y almacenado datos sobre personas, por el solo hecho de sus acciones privadas, u opinión política, o de adhesión o pertenencia a organizaciones partidarias, sociales, sindicales o comunitarias».

Esta parte de la causa investiga espionaje ilegal desde bases de la AFI emplazadas en la provincia de Buenos Aires.

El proyecto AMBA

Entre abril de 2016 y fines de 2017, se instalaron en la provincia de Buenos Aires seis bases de la AFI en Pilar, Morón, Quilmes, San Martín, Ezeiza y La Matanza, con el fin de hacer espionaje político. Con ellas trabajaron las tres delegaciones históricas de la AFI en la provincia: las de Bahía Blanca, Mar del Plata y La Plata.

Según entiende el juez Ramos Padilla, el Proyecto AMBA se puso en funcionamiento incluso antes de que el entonces director general de la AFI, Gustavo Arribas, firmara la resolución 558 de abril de 2017, que le asignaba a la Dirección de Reunión Buenos Aires -encomendada a Pinamonti- la realización de tareas vinculadas a la política bonaerense, algo que, desde la génesis, es reñido con la ley de inteligencia nacional.

Por estos hechos, Ramos Padilla procesó a Arribas y su número dos, Silvia Majdalani, que con éste suman su segundo procesamiento por actividades violatorias de la ley de inteligencia.

Además, resultaron procesados los coordinadores de las bases, Daniel Salcedo y Vicente Antonio Melito, que pasaron a la AFI desde la Policía Bonaerense. Salcedo era incluso el perito de parte de las hijas de Alberto Nisman, pero debió dejar esa función tras su incorporación a la AFI.

A Salcedo y Melito se les suman los jefes de cada una de las bases: Pedro Oscar García (Quilmes), Alicia Nocquet (Haedo), Andrés Máximo Maisano (Pilar), Gustavo Emilio Carreiras (La Matanza), José Luis Fiorentino (San Martín), Roberto Hugo Bianchi (La Plata) y Nicolás Iuspa Benítenez (Mar del Plata). A Iuspa Benítez también lo procesó por destruir documentación que estaba en la base de Mar del Plata, desde donde también se investiga el espionaje sobre los familiares de los tripulantes del ARA San Juan.

Ramos Padilla le dictó la falta de mérito a Sebastián Novais, jefe de la base de Bahía Blanca. Por estos hechos ya estaban procesados Pinamonti y Ricardo Bogoliuk, exjefe de la base Ezeiza y vínculo estable con el falso abogado Marcelo Sebastián D’Alessio.

Plan detallado

Ramos Padilla sostiene que hubo órdenes directas emanadas de los jerarcas de la AFI para que sus agentes relevaran un mapa político de todas las actividades políticas en Buenos Aires, que es un territorio históricamente afín al peronismo y desde donde volvería a presentarse elecciones Cristina Fernández de Kirchner, hasta ahora el principal blanco de la inteligencia ilegal macrista, pero no el único.

Para trazar ese mapa, la AFI se infiltró en manifestaciones públicas, revisó redes sociales, participó de manera encubierta en reuniones políticas -por ejemplo en una que se llevó a cabo en una escuela primaria de González Catán- y recurrió a bases de datos de acceso restringido.

«Las organizaciones sociales y políticas opositoras a la administración fueron uno de los objetivos predilectos de la Agencia», explicó el juez. La AFI identificó a las que tenían mayor despliegue territorial y las que tenían mayor nivel de convocatoria en las calles.

Uno de los intereses extendidos -y probablemente relacionados con el control social- fue el monitoreo de comedores, centros comunitarios, parroquias, asociaciones civiles, fundaciones e incluso jardines maternales. Sobre ellos, las bases de la AFI incluso llegaron a armar tablas o fichas sistematizando información.

La Agencia encabezada por Arribas estuvo interesada especialmente:

Por la extensión del espionaje en la provincia, Ramos Padilla sostiene en su resolución que las bases del «Proyecto AMBA» repusieron entre 2016 y 2017 las funciones que cumplió la tenebrosa Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (Dippba).

«El Proyecto AMBA implicó el reestablecimiento de una práctica de los servicios de inteligencia que se creía superado. Una vuelta atrás en los logros de la democracia y la protección de las libertades políticas y los derechos individuales», concluyó.

Con Página/12

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