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Esquivel: “La escuela es también un centro de promoción social”

Juan Manuel Esquivel, responsable del área Educación de la Organización Barrial Tupac Amaru, dialogó con El Submarino sobre el rol del docente y de la institución educativa, en el marco de la conmemoración del Día del Profesor. “La escuela es una institución conservadora que está en permanente tensión con los cambios vertiginosos de la sociedad”, analizó.

“Actualmente hay una visión como que el culpable o el responsable de todo es el docente, el maestro”, describió Esquivel, quien es además rector del Instituto Terciario y director del secundario Germán Abdala.

 Remontándose al origen del modelo escolar que funciona en la Argentina, explicó: “La escuela sarmientina, la escuela de los iluminados de la Generación del 80, que duró cien años, era una escuela intocable. Era el lugar del saber, casi como una iglesia, se decía el templo del saber. Era intocable como todas las instituciones sociales, como los hospitales o la familia”.

 Esquivel advierte sobre el hecho de que dichas instituciones, en los últimos tiempos, “se han puesto bajo la lupa y son objetos de crítica porque lo que se esperaba de ellas no sucede, y porque la sociedad avanza a ritmos agigantados, los cambios son vertiginosos”.

 Y da un ejemplo concreto: “La escuela hoy no está en condiciones, como escuela, de trabajar el tema de la diversidad, a pesar de que en estos años se ha dado, política y culturalmente, un paso muy grande respecto de esto, con cosas como el matrimonio igualitario, la defensa y la visibilización de estos temas. Pero la escuela no logra eso, porque en el fondo tiene una función conservadora”.

 Esa función conservadora, para el profesor, radica en el origen: “La escuela en Argentina era para consolidar el ser nacional y para sostenerlo”, lo que entra en contradicción con el avance de la sociedad: “De golpe se le pide a la escuela que no sea conservadora, que sea dinámica. Y se encuentra en la tensión de conservar, por un lado, y cambiar por el otro”.

 Esta tensión, interpreta, presenta otra dificultad: “Y además la sociedad no define qué es lo que quiere conservar. ¿El concepto de familia,  el de sociedad, un concepto político? ¿Qué debe cambiar? Estas son las complejidades”.

 De todos modos, Esquivel aclara: “Por supuesto todo esto no es excusa, porque en el día a día hay que sostener a los chicos en la escuela y hacerlos avanzar desde aquí hasta aquí, y dejar que el resto de la institución lo acompañará en los siguientes pasos”.

 Apostar por lo propio

 Esquivel analiza también los cambios que sufrió el sistema educativo, sobre todo en los últimos veinte años. Lo hace desde su vasta experiencia, no solo frente a las aulas sino además en la gestión educativa, tanto en instituciones escolares como ministeriales.

“La educación en el mundo tiene las complejidades de los cambios sociales que se viven y de las cuestiones políticas que atraviesan esos mismos cambios sociales”, afirma, y continúa: «Es un asunto de Estado, es uno de los servicios esenciales del Estado, y no deja de estar determinada por circunstancias políticas y sociales. Pero para no excusarnos en eso tenemos que volver al aula y tratar de llevar adelante la relación con el alumno, y que suceda el proceso de enseñanza y aprendizaje, y para eso debemos buscar muchos caminos, porque no hay demasiadas fórmulas para lograrlo”.

 Justamente sobre los modelos, evoca los sistemas que se adoptaron “durante el menemismo”, como el EGB, que venían de España. “Parecía que los españoles tenían ‘la fórmula para enseñar’, pero después nos dimos cuenta de que nos habían colonizado, que nos habían vendido espejitos de colores, y entonces teníamos que intentar el propio camino”, señala.

 “Germán Abdala para nosotros un ícono en este sentido, sobre todo en esta concepción de decir ‘apostemos por lo nuestro’, dejemos de mirar hacia afuera”, expresó, en relación al fallecido diputado nacional y dirigente sindical cuyo nombre lleva la escuela de la Tupac.

 “El comienzo siempre es duro porque uno no sabe por dónde va a ir. Pero hay un momento en el trayecto en que uno dice ‘esto es nuestro’, se puede hacer lo que hay que hacer, y si uno va viendo los cambios en los alumnos, en el grupo, se advierte el avance, entonces creo que hemos hecho algo”, celebra Esquivel, y remata: “Y cada profe y cada maestro puede hacer algo en esta historia”. 

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