El colectivo «Historias Desobedientes», conformado por hijos de represores que repudian el rol de sus padres durante el terrorismo de Estado, resaltó hoy «el efecto reparador del encuentro entre familiares de genocidas y víctimas de la dictadura», en apoyo a las declaraciones del ministro del Interior, Eduardo de Pedro, sobre su encuentro fortuito con la hija de un victimario de su madre.
«Desde Historias Desobedientes-Familiares de genocidas por la Memoria, la Verdad y la Justicia- acompañamos las declaraciones del compañero (Eduardo) Wado de Pedro, Ministro del Interior de nuestro país y víctima directa del Terrorismo de Estado en las cuales relata el encuentro con la hija de uno de los victimarios de su madre», expresó hoy el colectivo en un comunicado.
De esta manera hicieron referencia a las declaraciones de De Pedro publicadas por el medio digital Infobae el fin de semana pasado, donde relató el encuentro inesperado que tuvo en la vía pública con la hija de uno de los victimarios de su madre, Lucila Révora, asesinada por un grupo de tareas durante un operativo en su casa del barrio porteño de Floresta en 1978, y en el que reafirmó «que cree en el perdón».
«Tengo una experiencia muy linda. Estaba caminando por la calle Las Heras y me para una chica y me dice: ‘Vos sos Wado, ¿no?’, le digo que sí y ella dice ‘soy hija de un militar» (me dice el nombre), que justamente es uno de los militares que asesinaron a mi madre», contó De Pedro sobre aquel encuentro.
Asimismo, el ministro refirió que tras «el shock» que le produjo escuchar la identidad de quien le hablaba, la chica le dijo: «Quedate tranquilo, te quiero pedir perdón, porque yo tengo a mi padre en la cárcel, lo puedo ir a visitar, pude pasar las fiestas con él y sé que vos no».
El colectivo Historias Desobedientes retomó este relato y aseguró: «Entendemos y vivenciamos el efecto reparador del encuentro entre familiares de genocidas y víctimas de la dictadura cuando se reconoce el daño generado y la necesidad de justicia».
Quienes integran Historias Desobedientes consideraron que gracias a la «conciencia colectiva» que les dio «la búsqueda incansable» de los organismos de derechos humanos, su «incesante lucha contra la impunidad» y la «práctica permanente de la memoria», se puede «construir una sociedad unida».
«Como colectivo conformado por quienes tenemos un vínculo filiatorio con los criminales de lesa humanidad, nos sumamos a la lucha por Memoria, Verdad y Justicia y reclamamos a nuestros familiares que rompan el pacto de silencio y señalen cuál es el destino de los detenidos desaparecidos y los bebés nacidos en cautiverio que las Madres, Abuelas y Familiares siguen buscando», sostuvieron.
En diálogo con Télam, una de las referentes del colectivo, Analía Kalinec, contó que al escuchar las declaraciones de De Pedro «quedaron muy conmovidos y movilizados».
Según Kalinec, esa emoción es efecto también del «camino» que vienen realizando al vncularse con víctimas de sus padres o familiares.
Su padre, Eduardo Kalinec, fue un represor que actuó en los centros clandestinos del circuito Atlético-Banco-Olimpo (ABO), condenado a cadena perpetua en 2010.
«Estos encuentros son siempre muy respetuosos y cuidadosos, en general, se dan por iniciativa de las víctimas que reconocen en nuestro posicionamiento algo reparador o que hace bien», contó Kalinec, y refirió que «es muy sanador un encuentro de esta naturaleza» ya que cargan «con mucha vergüenza y un sentimiento de culpa muy hondo».
«Aunque entendemos que no somos responsables por los crímenes que cometieron nuestros padres y sabemos que no podemos pedir perdón por lo que hicieron…Son ellos quienes deberían pedir perdón», reflexionó.
También expresó que «desde Historias Desobedientes reivindicamos la lucha de los organismos de derechos humanos, una lucha de la que Wado (de Pedro) también es parte, y valoramos las políticas públicas impulsadas desde los gobiernos de Néstor (Kirchner) y Cristina (Fernández)».
«Creemos que el surgimiento de Historias Desobedientes se debe al alto nivel de conciencia social que alcanzó nuestro país a partir de estos dos elementos: la lucha de un pueblo que nunca dejó de reclamar justicia (lucha encabezada por las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo), y la materialización en políticas públicas de esta lucha con los juicios a los responsables de los crímenes cometidos por el estado», explicó sobre los orígenes del colectivo.
Para Kalinec, gracias a estos elementos que muchos familiares de genocidas «pudimos despegar de los discursos endogámicos y negacionistas que se reproducen al interior de nuestras familias y de las instituciones en las que crecimos».
«Creo que Wado es un líder natural por su gran humanidad, empatía e inteligencia. Su militancia desde muy joven y su formación política hablan de un trabajo de mucha valentía y de mucho amor que hizo a partir de trabajar y repensar su propia historia», completó.