El hecho ocurrió el miércoles a media mañana. Luz era la pareja de Flores, quien sin que mediara ningún diálogo disparó una calibre 22 primero contra las dos mujeres, que se encontraban trabajando en un puesto de ropa americana en la Feria Tonino, y luego se gatilló en la cabeza.
Una mujer muerta de un balazo en el pecho, un femicida, una madre que perdió a su hija. Historias que se repiten y que tienen origen en la violencia machista que impera en Jujuy. En 2016 fueron 11 los femicidios, que los medios locales más tradicionales insisten en calificar como «crimen pasional», cuando se trata en realidad de asesinatos lisos y llanos de mujeres, por ser mujeres.
Y si se habla de 11 mujeres muertas en lo que va del año en la provincia, debería estar claro a esta altura que no se trata de historias de índole privada sino que se está frente a una problemática social y cultural que debe ser abordada por las insituciones del Estado con energía y, sobre todo, con la rapidez y efectividad imprescindibles para salvar las vidas de las mujeres que son víctimas de violencia de género.