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Fidalgo por Castro: ‘Un niño nace’

Por Reynaldo Castro. Andrés Francisco Fidalgo es registrado el 7 de marzo de 1919, en una oficina del Registro Civil de Buenos Aires. Días después, el niño nace. Su padre, la persona que lo había registrado con anticipación, utilizó la siguiente lógica: si existen sanciones para aquellos progenitores que se demoran en inscribir a los hijos, deberían existir recompensas para los que se anticipan; el razonamiento no prospera. Sin embargo, una temprana lección se puede sacar de aquella acción: el nombre precede al hombre, las palabras cambian la existencia y algunas personas conocen –de manera consciente o no– la realidad antes de que ésta ocurra.

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Poeta de lenguaje claro, abogado defensor de presos políticos, ensayista lúcido, docente universitario más preocupado en enseñar que evaluar, luchador por los derechos humanos, promotor de escritores jóvenes y, además, un amigo generoso.

Dos fueron los grandes campos en los que dejó su marca: la literatura y sus aproximaciones, por un lado; las memorias de la represión dictatorial, por otro. Fue el único especialista de la literatura de Jujuy. Su libro «Panorama de la literatura de Jujuy» es admirable y es muy difícil que otro ensayo produzca un impacto similar. En esas páginas está cómo comenzó la literatura en esta provincia, la importancia de la copla como literatura oral, anónima y popular, un censo total de los escritores que, hasta ese momento, producían en esta provincia. Ese libro es admirable porque transformó a un montón de libros y autores suelto en la literatura de Jujuy. Andrés Fidalgo recopiló, ordenó y clasificó todo la literatura existente y, por eso, es muy difícil que otro libro tenga el mismo impacto.

Un detalle que no es menor: esa obra vital apareció, en 1975, cuando su autor estaba detenido a disposición del Poder Ejecutivo de la Nación (PEN) por su accionar como abogado de presos políticos. Entonces, la vida, para hombres como él, era una cuestión cada vez más peligrosa.

Después, como todos sabemos, mucha sangre corrió por estas tierras. Desaparecieron más de ciento veinte personas solamente en Jujuy. Entre ellos, Alcira Fidalgo, la hija de Andrés y Nélida, la hermana de Estela (los nombro a todos porque muchas veces se habla de los desaparecidos como si fuesen un número trágico y no se recuerdan los vínculos vitales que tenían y que, de una manera u otra, nos alcanzan a todos). La joven fue secuestrada por Alfredo Astiz y su grupo de tareas, en Buenos Aires, el 4 de diciembre de 1977.

Andrés Fidalgo fue también una autoridad indiscutible en el campo de los DDHH. Elaboró, junto a su mujer, la primera nómina de detenidos-desaparecidos (también realizó la primera lista de torturadores).

Codirigió la (ya clásica) revista literaria Tarja (1955-1960). Publicó los siguientes ensayos: «La copla» (1958); «Elementos depoética» (1961); «Breves toponimia y vocabulario jujeños» (1965); «Panorama de la literatura jujeña» (1975); «Bibliografía de la lliteratura jujeña» -en colaboración con Herminia Bellomo- (1990); «El teatro en Jujuy» (1995), y «Jujuy, 1966-1983» (2001).

Es autor de los siguientes libros de poesía: «Serenata» (1943); «Toda la voz» (1971); «Aproximaciones a la poesía» (1986); «Coplas y variaciones» (1989).

Ha publicado, además, un volumen de historia: «De quién es la puna?» (1988), otro de humor: «¡Sonría por favor!» (1991) y un libro que recopila textos de diversos géneros: «Escritos casi póstumos» (2003). Entre el 2004 y el 2006 dirigió los siete números de la revista de memorias «Nadie olvida nada». Murió el 20 de julio de 2008 en San Salvador de Jujuy.

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