El presidente Alberto Fernández cuestionó el accionar de la Corte Suprema y la acusó de tomar «por asalto» al Consejo de la Magistratura, en tanto que defendió el proceso de juicio político que se lleva adelante en la Cámara de Diputados contra los cuatro miembros del máximo tribunal, impulsado por el Gobierno y un conjunto de gobernadores, al considerar que «no hay ningún ataque ni embestida contra la Justicia».
«Si aquella reforma de la Justicia Federal hubiera prosperado (presentada en julio de 2020) y si la Corte Suprema no hubiera tomado por asalto al Consejo de la Magistratura, hoy Santa Fe no estaría padeciendo la carencia de tribunales que impiden enjuiciar con rapidez al crimen organizado que se ha expandido en su territorio», criticó el Presidente en su discurso de dos horas ante la Asamblea Legislativa, con el que dejó inaugurado el período de sesiones ordinarias.
El Presidente brindó estas expresiones con la presencia en el recinto del presidente de la Corte, Horacio Rosatti, y el vicepresidente del alto tribunal, Carlos Rosenkrantz, sentados a la derecha del mandatario durante todo el mensaje, sin expresión ni reacciones.
La primera alusión directa de Fernández a la Corte, en rigor, vino en el primer tramo del discurso cuando giró a la derecha y mirando a los ministros Rosatti y Rosenkrantz dijo: «Soy el que reclama y hace todo lo republicanamente posible desde hace años para que la Justicia argentina vuelva a abrazar al derecho y deje de servir a factores de poder persiguiendo a quienes representan el pensamiento popular».
Luego se refirió al fallo que benefició a la Ciudad de Buenos Aires en el reparto de los impuesto coparticipables, cuando mencionó que «mientras que muchas provincias necesitan realizar obras que permiten asegurar servicios tan esenciales como el agua potable para sus habitantes, la Corte Suprema de Justicia aseguró cautelar a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires recursos coparticipables que no le corresponden».
«La intromisión de la Justicia en la ejecución presupuestaria es definitivamente inadmisible. Excede sus facultades», denunció el Presidente ante los legisladores.
El primer mandatario se refirió poco después a sus pedidos para reformar la justicia: «En cada oportunidad que vine a este recinto expresé la necesidad de trabajar mancomunadamente para realizar las adecuaciones necesarias en nuestro sistema judicial. No me fue bien, lo admito».
«Lamentablemente, el Poder Judicial hace tiempo que no cuenta con la confianza pública, no funciona eficazmente y no se muestra con la independencia requerida frente a los poderes fácticos y políticos», leyó el Presidente entre los gritos de legisladores opositores.
Inmediatamente Fernández recordó «cómo se dictaron medidas cautelares (en los tribunales) que impidieron regular el precio de servicios básicos de telecomunicaciones sin que hasta el día de hoy se haya resuelto la cuestión de fondo».
«Vimos también cómo a través de medidas cautelares se habilitaron importaciones que no significaban ninguna prioridad para el país. Se impuso así una práctica que permitió, una y otra vez, burlar la ley mediante medidas cautelares», enumeró.
Luego, el Presidente se ocupó de los temas de la justicia sobre el tramo final de su discurso de apertura de las sesiones, en un clima agitado por los gritos de legisladores opositores que subió aún más de tono con la defensa que hizo el mandatario del proceso de juicio político a los integrantes de la Corte que se sigue en Diputados.
«Lamentablemente, el accionar de los miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, nos llevó a presentar un pedido de juicio político ante la Cámara de Diputados que decidirá si los acusa ante el Senado», recalcó.
«Cualquier argumento que sostenga que el reclamo es violatorio de la República o del Estado de derecho, es falso. Solamente tienen que ir y leer el artículo 53 y 59 de nuestra Constitución Nacional», agregó.
Las críticas del Presidente provocaron abucheos e insultos de parte de legisladores opositores como Fernando Iglesias y Federico Angelini de PRO, a quienes el jefe del Estado respondió con serenidad, en breves interrupciones en el tramo final de su discurso que se extendió por más de dos horas.
«Es un honor que me insulte diputado Iglesias», «insulteme, es un honor, un honor, me enorgullece, sigo, sigo», fueron algunas de las respuestas del mandatario cuando en medio de sus críticas por el reparto de los recursos coparticipables que benefició a CABA legisladores profirieron insultos al funcionario.
Fernández fue enfático cuando señaló que «no hay ningún ataque ni embestida contra la Justicia. Se solicita que se revise con todas las garantías y en las instancias que corresponde el desempeño de los magistrados que conforman la Corte Suprema».
Sin embargo, el Presidente distinguió: «No pretendo descalificar en su totalidad al Poder Judicial por las conductas de algunos de sus miembros».
«Conozco la honestidad de muchos magistrados y funcionarios judiciales. Pero no podemos seguir mirando impávidos cómo las disputas palaciegas desatadas en el más alto tribunal del país por controlar el manejo de los recursos económicos del Poder Judicial acaban desatando abusos inadmisibles», agregó.
En medio de las tensiones, la Vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner se mantuvo en silencio y casi no emitió gestos de aprobación o desaprobación y fue esta vez la presidenta de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau, la que intentó calmar los ánimos cuando los diputados de la oposición interrumpían el discurso con gritos.
Tras las críticas a la sentencia contra la Vicepresidenta, el primer mandatario afirmó que «levantan la voz» para hacer valer «el derecho de justicia» y aseguró que la funcionaria es víctima de «una persecución» que busca «su inhabilitación política».
«Acallemos el bullicio, ya todos gritamos», pidió en el final de su discurso el Presidente, un mensaje que transcurrió la mayor parte de las dos horas en calma y que sólo exacerbó los ánimos de la oposición cuando fue el turno de repasar el accionar del Poder Judicial.