El Submarino Jujuy Noticias de Jujuy, Argentina y el mundo
El Sindicato de Trabajadores de Prensa de Jujuy observa los reclamos sociales y las respuestas gubernamentales que se han generado en la provincia, por lo que advertimos que gobernar no es someter ni extorsionar.
Observamos que los últimos acontecimientos vinculados con la protesta de los trabajadores estatales, por ser la mayoría en la provincia, se pretenden politizar y hasta criminalizar la necesidad de los trabajadores de contar con un salario digno para mantener a la familia.
En estas horas, es tanta la necesidad de los trabajadores en general de defender una vida digna, decorosa para con la familia y su extensión a abuelos y hermanos, que se llega a caer en el escepticismo sobre el cómo salir de esta delicada situación que pone en peligro la salud y hasta la propia supervivencia por las carencias alimentarias y la amenazada salud colectiva.
Las muestras de intolerancias no deben ser atribuidas sólo a los trabajadores, sino también a los que detentan el poder y la obligación de mejorar la apremiante situación económica de los que menos tienen.
Nosotros estamos convencidos que son innecesarias las constantes apelaciones oficiales y de algunos partidos de la oposición a la defensa de la institucionalidad, cuando precisamente son los trabajadores los que apelan con sus pedidos a la institucionalidad para mejorar su constante y relativa situación.
Esta pugna cuyos contenidos son las reivindicaciones, en algunos casos por derechos que no se satisfacen en acuerdo de partes y otros por no descender aún más en la escala salarial, no es otra cosa que ver realizada una aspiración de mejorar la calidad de vida que se deteriora, aunque no se crea de a segundos.
Cuando los que gobiernan son sobrepasados por las demandas, demonizan a los demandantes, entonces aparece la imagen de la inoperancia para la resolución del conflicto, es cuando también los menos protegidos tienen el derecho también a dudar de la capacidad de los que gobiernan.
Los periodistas por profesión y formación, entonces, tenemos la obligación de estar del lado de la justicia social, a lo que, seguramente, aspiran tanto los trabajadores como los ocasionales funcionarios y los que se anotan en la cola.
