«Fue un fallo Morales», sintetizó sin más Raúl Noro, esposo de Milagro Sala, al retirarse del juzgado.
Gómez Alcorta ironizó: «Habrá que leer muy bien los fundamentos para ver qué teoría están utilizando estos jueces, porque quizá están innovando en dogmática», y repasó algunas de las certezas que surgieron del debate: «Milagro no estuvo en el escrache ni pudo haber instigado, porque quienes la acusan, René Arellano y su esposa, no estuvieron presente en el Consejo de Ciencias Económmicas, y además Morales lo puso como testigo y es quien le dio trabajo en la Gobernación hace unos meses con la máxima categoría, más un plus (33%) por dedicación exclusiva, sin saber leer y escribir”.
Sala fue condenada a tres años de prisión en suspenso, por considerarla instigadora del delito de daño agravado, y absuelta por prescripción del delito de amenazas agravadas. La misma condena recibió Graciela López, por daño agravado, mientras que Gustavo Salvatierra recibió una pena de dos años en suspenso, por el mismo delito que López.
El Tribunal determinó además que los condenados cumplan trabajos comunitarios en la organización Cáritas, pero Sala pidió realizarlo con los curas por la Opción por los Pobres.
En la última audiencia de este juicio federal no estuvo presente el fiscal Domingo Batule, quien acaba de asumir como juez federal en Salta. Quien quedó al frente de la representación del Ministerio Público Fiscal es Federico Zuruerta, quien evitó explayarse sobre el resultado del proceso: “No estoy ni satisfecho ni insatisfecho, sino que la Fiscalía hace su trabajo y entiende que es el que correspondía».
La querella se retiró del recinto ni hacer declaraciones. Y el querellante, Gerardo Morales, no asistió a ninguna de las audiencias.