El hecho ocurrió en la seccional 55 del barrio Los Perales, y los detenidos fueron llevados a distintas comisarías, por la Guardia de Infantería.
Un efectivo de guardia de esa seccional, al hacer el recorrido habitual por las celdas, vio un montículo de tierra en una de ellas, y descubrió que los alojados en ese calabozo estaban realizando un boquete en una de las paredes de la celda que da a las márgenes de un riachuelo.
El agujero en la pared se hizo con algún elemento contundente, que pudo haber sido ingresado por alguna visita a los presos.