El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, fue finalmente sentenciado a un «descargo incondicional» por el juez Juan M. Merchan, que lo investigaba por conspirar para ocultar un pago a la actriz porno Stormy Daniels, comprar su silencio y esconder su relación con el fin de evitar un golpe político en la recta final a las elecciones presidenciales de 2016.
La decisión de la Justicia norteamericana refiere a un fallo simbólico pero histórico, ya que convierte al republicano en un delincuente convicto antes de asumir su segundo mandato al frente de la Casa Blanca.
En la previa, la Corte Suprema de Estados Unidos allanó el camino para la sentencia en la corte estatal de Nueva York en Manhattan, rechazando una petición de última hora de Trump. El líder republicano estuvo presente en la audiencia del veredicto de manera virtual.
Mientras que afuera del Tribunal Penal de Manhattan se desplegaba una bandera gigante en apoyo al presidente electo, adentro la Justicia de Estados Unidos emitía un fallo histórico: Trump se convirtió en el primer condenado por un delito grave que asumirá como máximo mandatario norteamericano.
34 cargos
Aunque los cargos por los que fue condenado el líder republicano son susceptibles de hasta cuatro años de cárcel del la sentencia es de carácter simbólico ya que implica un «descargo incondicional». Esto quiere decir que Trump no enfrentará prisión, multas o libertad condicional.
Sin embargo, sí quedará registrado como un delincuente convicto. Además, la decisión reconoce la gravedad del veredicto por los 34 cargos que afronta el presidente electo por la falsificación de registros comerciales relacionados con el encubrimiento del escándalo sexual que lo vincula con Stormy Daniels.
‘Tremenda injusticia’
El republicano se declaró «totalmente inocente» y denunció que el juicio es una «tremenda injusticia» que fue hecho para «dañar» su reputación en el marco de las elecciones del 2024: «Obviamente eso no funcionó», ironizó.
A pesar de no tener que cumplir una condena o castigo efectivo, la defensa de Trump intentó frenar el juicio por todos los medios. Es que alegaban que la inmunidad judicial concedida a un presidente en ejercicio debería extenderse a un presidente electo y así “evitar una grave injusticia y daño a la institución de la presidencia y las operaciones del gobierno federal”.
La historia con la actriz Daniels
La relación entre el republicano y la exactriz porno comenzó con un torneo de golf entre celebridades en julio de 2006 en Nevada, donde Donald Trump obtuvo el poco glorioso puesto 62. Allí fue donde conoció a Stormy Daniels.
En un idílico paisaje a orillas del lago Tahoe, la actriz de 27 años, cuyo verdadero nombre es Stephanie Clifford, y el hombre de negocios conocido en ese entonces por su reality de televisión, tuvieron una aventura fugaz, según el relato de la mujer.
En aquel entonces el magnate inmobiliario acababa de tener un hijo con su esposa Melania y cultivaba una imagen de playboy, dejando correr rumores sobre el «tablero de caza» de sus aventuras, reales o fantasiosas.
En los meses siguientes, Trump le prometió a Daniels un papel en su programa «El aprendiz». El contacto entre ellos se rompió cuando el proyecto fracasó, según precisó la actriz.
El contexto cambió radicalmente en 2011, cuando Trump, alentado por encuestas favorables, barajó la idea de presentarse a la nominación republicana para las elecciones de 2012 contra el entonces presidente, el demócrata Barack Obama.
Consciente de la relevancia que ganaba Trump y el interés por su historia -que según ella de todos modos saldría a la luz con su consentimiento o sin él-, Daniels aceptó revelarla por u$s15.000 a la revista «In Touch». El periódico incluso la sometió a un detector de mentiras para que su historia fuera creíble.
Pero el abogado personal del millonario, Michael Cohen, amenazó con demandarla, por lo que ella decidió no publicar la entrevista. Según la actriz, un desconocido se le acercó en un estacionamiento de Las Vegas para intimidarla en presencia de su hija de dos años y ordenarle que «se olvidara de Trump».
Al final, Trump no se presentó a la carrera presidencial, pero el problema resurgió en 2016 cuando ganó varias primarias republicanas y luego la nominación del partido.
Los medios se interesaron de nuevo por la historia de Stephanie Clifford. Y el letrado Cohen volvió a comprar su silencio, como hizo antes con la exmodelo de la revista Playboy Karen McDougal.
Trump, debilitado por la difusión de una antigua grabación de audio en la que se jacta de poder «agarrar» a las mujeres «por el coño», quiso evitar otro escándalo, y su abogado pagó la cifra de u$s130.000 de su bolsillo a Daniels como parte de un acuerdo de confidencialidad (NDA) firmado el 28 de octubre bajo los seudónimos «Peggy Peterson» y «David Dennison».