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Identificaron los restos de Osvaldo Giribaldi, desaparecido en El Talar en 1976

Los restos de Osvaldo José Gregorio Giribaldi, un trabajador del Ingenio Ledesma secuestrado en 1976 y desaparecido desde entonces, fueron identificados en Pozo de Vargas, Tucumán. Es la segunda víctima de la represión de aquellos años en Jujuy hallada en esa fosa común: hace dos meses identificaron restos del militante peronista sampedreño Leopodo Navarro.

En Pozo de Vargas existe una fosa común que fue usada por los represores para borrar los rastros de sus víctimas. La mayoría de los restos hallados que ya fueron identificados pertenecen a desaparecidos del NOA.

Giribaldi tenía 27 años cuando fue secuestrado, el 28 de mayo de 1976. Estudiaba Agronomía en la UNT y trabajaba en el Ingenio Ledesma, en Jujuy. Aquel día realizaba tareas como supervisor de viviendas del ingenio en la localidad de El Talar. De allí se lo llevaron.

Su hija, Rosana Giribaldi, describió en diálogo con El Submarino Radio sus sensaciones frente a la confirmación de que los restos son los de su padre. “La experiencia despierta sentimientos encontrados para todos; por un lado vuelve a confirmar el horror, y por otro lado es una victoria porque a pesar de que quisieron callar y silenciar todo de forma cruel y horrorosa, no pudieron”.

“Ellos siguen hablando a través de nosotros, de los compañeros, de las luchas de los abogados, de las personas que llevan los juicios; a través de los sueños, que siguen existiendo, porque sus ideales están vivos”, expresó, y sintetizó: “Hoy hablan a través de sus huesos”.

La mujer habló de su orgullo por la figura de su padre: “Será así hasta el fin de mis días, de mis hijos y de los hijos de mis hijos también”.

El valor de la sangre

Rosana aprovechó la ocasión para convocar a todos aquellos vinculados con víctimas de la dictadura para que entreguen una muestra de su sangre, de modo que se puedan cotejar los hallazgos en el Banco de Datos Genéticos. “Así como ha aparecido mi papá hay muchos desaparecidos que se espera encontrar, y quiero decirle a la gente que no tenga miedo, que se acerque a dar una muestra –convocó-. Es como la picadura de un mosquito, no duele, y la verdad es muy reparador”.

Ella tomó la decisión de entregar su propia muestra hace una década. “Con esa pequeña gota de sangre se puede aclarar mucho en la vida y la historia de las personas que acceden a la verdad de dónde están sus seres queridos”, afirmó.

Apenas conocida la identificación de los restos de su padre, Rosana había emitido un comunicado en el que agradece el trabajo del Colectivo de Arqueología para la Memoria y la Identidad Tucumana (Camit), el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) y el Laboratorio de Investigaciones Grupo Interdisciplinario de Arqueología y Antropología de Tucumán (LIGIAAT).

“Los profesionales que trabajan en Tucumán en la identificación de los restos de los desaparecidos del Pozo de Vargas han sido compañeros míos en la facultad; hay mucho corazón y fuerza en el equipo forense”, señaló.

El juicio

El caso de Giribaldi formó parte de la causa que se ventiló en el segundo juicio por delitos de lesa humanidad cometidos en la provincia, del que resultaron condenados seis represores: dos ex militares y cuatro ex miembros del servicio penitenciario, acusados de los delitos de homicidio, tormentos y privación ilegítima de la libertad.

Las otras víctimas de esa causa son Dominga Álvarez de Scurta, María Alicia del Valle Ranzoni, Juana Francisca Torres Cabrera, Pedro Eduardo Torres Cabrera, Jaime Lara Torres y Jorge Turk Llapur.

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