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En la Unidad Penitenciaria N° 7 de Alto Comedero, que corresponde a los detenidos varones, se inauguraron tres nuevos pabellones, uno de los cuales funcionará como lugar de internación para la Comunidad Terapéutica de Adicciones en Contexto de Encierro.
El Ministerio de Seguridad resaltó que dos de los problemas más importantes que vive el sistema carcelario provincial son la sobrepoblación y la drogadependencia de los internos. En total, hay en Jujuy casi 900 personas alojadas en las distintas unidades carcelarias.
La Unidad N° 7 es la segunda cárcel más poblada de la provincia, después de la Unidad N° 1 del barrio Gorriti. Allí la Comunidad Terapéutica de Adicciones inicia el tratamiento de 21 internos varones que están bajo prisión preventiva y que ya venían siendo atendidos por profesionales.
La psicóloga María Inés Codesido es la jefa del área, que cuenta con profesionales en Trabajo Social y Psicología y 11 efectivos penitenciarios seleccionados para esa función. Se trata de agentes que, además de ser miembros de la fuerza, poseen algún título terciario o universitario. La capacitación de todo el equipo técnico fue realizada por miembros de la Sedronar y profesionales de la salud.
El ministro de Seguridad Ekel Meyer destacó que el trabajo para combatir la drogadependencia “es un pilar fundamental para la reinserción de los internos”, tanto como “atacar la sobrepoblación carcelaria y darles la oportunidad de restituirles sus derechos”.
El titular de la Sedronar, Roberto Moro, valoró el trabajo conjunto entre Nación y la provincia en políticas públicas que atiendan a los derechos de los presos. «Estamos inaugurando en Jujuy uno de los pocos centros de tratamiento en contexto de encierro, el cual será uno de los modelos a nivel nacional. Agradecemos al gobierno y al ministro Meyer por acompañar en esta política de estado”, señaló.
A su turno, el jefe del Servicio Penitenciario de Jujuy, Víctor Morales, expresó: «Sería una hipocresía casi criminal negar la presencia de drogadependientes en los establecimientos penitenciarios. Es justamente el reconocimiento de esa realidad la semilla de la creación y puesta en servicio de esta comunidad terapéutica, que asiste en un primer momento a 21 personas privadas de su libertad bajo la modalidad de internación. Sin embargo, el proyecto aún es más ambicioso pretendiendo que los internos rehabilitados se transformen en cooperadores en sus propios lugares de alojamiento, lo cual además sería una salida laboral que constituirá una valiosa herramienta para su reinserción social”.
